Tras la conferencia internacional celebrada en Bogotá, se invocó el espíritu de la negociación y no hubo avances en aspectos centrales para el gobierno de Maduro como las sanciones. La internacionalista Elsa Cardozo llama la atención sobre la reacción discreta de la Cancillería venezolana, en tanto su colega Luis Daniel Álvarez refiere que la presión sobre el proceso en México está muy clara. Por su parte, Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas, indica que la representación en Colombia fue homogénea en términos ideológicos y sobre el proyecto del presidente Petro de liderazgo continental
La Conferencia Internacional sobre Venezuela, realizada el 25 de abril en Bogotá y en la que participaron 20 países, reivindicó la Mesa de Negociación y Diálogo en México (en pausa desde noviembre de 2022) y mostró el manejo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su proyecto de liderazgo continental.
Investigadores consultados por TalCual para este texto coinciden en destacar el reconocimiento al proceso bajo la mediación de Noruega, más allá del balance de vencedores y vencidos.
La internacionalista Elsa Cardozo indica que es importante ver cómo se decantan las posturas sobre la conferencia en Bogotá en los próximos días.
«Hay que esperar un poco. Pero, el hecho de que no haya habido un rechazo inmediato por parte del gobierno de un resultado tan comedido y tan ponderado y favorable a las negociaciones, revela que el gobierno de Maduro en medio de todas las bravatas y las condiciones que ha ido escalando una y otra vez, no puede simplemente desentenderse de la presión, de la persuasión internacional, para que se renueven esas negociaciones. Otra cosa es que cómo van a transcurrir», indica Cardozo.
Añade que, hasta ahora, la reacción del gobierno de Nicolás Maduro ha sido muy discreta, «muy de tomar nota y no objetar los resultados de la conferencia, si bien reafirmando sus expectativas», algunas de ellas en términos de lo que el Ejecutivo valora y prioriza de la negociación.
La internacionalista señala que en la cumbre no se dió la expectativa de algunos sectores de que la iniciativa iba a desplazar la mediación de Noruega y se olvidaría el procedimiento acordado en México desde agosto de 2021. Sobre este punto, Gerardo Blyde, jefe de la delegación opositora en la negociación, destacó que la declaración final incorporó el llamado de la representación de «exhortar a regresar al proceso de negociación como una herramienta para avanzar en las soluciones para todos los venezolanos».
Elsa Cardozo resalta que fue reafirmada la agenda y ahora proceden los aspectos institucionales. Cree importante que en la cumbre se haya tomado como aspecto central el tema de las elecciones libres y las condiciones para medir la integridad de ese proceso partiendo del informe de la Misión Electoral de la Unión Europea del 2021.
«Eso, sin duda, es positivo como también lo es el hecho de que en el tema de las sanciones —del que se esperaba un papel mucho más central vistas las posiciones de casi todos los países latinoamericanos e incluso del gobierno colombiano— hubo una reiteración de lo que han planteado los principales países que han activado sanciones: Estados Unidos, la UE y Canadá», destaca la internacionalista.
En la conferencia convocada por Petro, estuvieron delegaciones de Estados Unidos, Francia, Alemania, el Reino Unido, Noruega, España, Italia, Portugal, Turquía, Argentina, Brasil, México, Chile, Bolivia, Honduras, San Vicente y las Granadinas, Barbados y la Unión Europea.
Aunque no hubo declaración conjunta, el canciller colombiano, Álvaro Leyva, expresó que las conclusiones del evento de tres horas apuntaron hacia la necesidad de establecer un cronograma electoral en Venezuela, que los acuerdos entre el gobierno y la oposición estén acompañados por el levantamiento de sanciones y que la reanudación de la negociación se produzca junto a la conformación del fondo social aprobado por las partes hace cinco meses por un monto de $3.200 que será administrador por la ONU.
“Sencillito como eso, una vez que depositen vamos a México, ese es el requisito. Si no, olvídense de ese camino, estamos hablando de justicia. Porque si se firma un acuerdo, es para cumplirlo. Nadie obligó a Gerardo Blyde ni a Tomás Guanipa ni a Stalin Gonzalez ni a Luis Aquiles Moreno», subrayó Maduro el 24 de abril en su programa televisivo.
Presión internacional
El internacionalista Luis Daniel Álvarez, director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, asevera que la cumbre en Bogotá fue provechosa porque vuelve a poner a Venezuela en la palestra en el tema internacional y evidencia que debe buscarse una salida a la crisis, «no porque la comunidad internacional vaya a remediar la situación del país sino porque hay una presión».
En ese sentido, enfatiza que la presión está muy clara para que se retorne al mecanismo de negociación en México que tiene una hoja de ruta trazada en el sentido de apostar por la renovación y reinstitucionalización de los poderes públicos y se habla de un tema humanitario relevante y llega al punto de unas elecciones libres y transparentes: «Yo agregaría vigiladas y supervisadas por la comunidad internacional».
«Quienes dicen que en Venezuela no pasa nada, resulta que sí pasa. Tanto ocurre que hay que convocar a una reunión internacional para instar a las partes a que conversen», señala.
Álvarez resalta que Maduro no gana tras la conferencia en el sentido de que no se levantan las sanciones, pero el gobierno seguirá mostrando músculo. Apunta que la cumbre abre las puertas para una nueva convocatoria como incluso lo señaló el presidente Petro.
Elsa Cardozo insiste en que la reinvidicación del proceso en México es un denominador común entre todos los asistentes a la conferencia en Bogotá: «Lo que sí es importante y llamativo es que se haya apoyado la facilitación de Noruega, no otra negociación».
Por su parte, Daniel Vargany, doctor en ciencias políticas, señala que se agradece la iniciativa y el gesto de Petro de convocar a la cumbre, pero la contracara, a su juicio, es que la reunión obedeció a una sola carga ideológica y lo que se dijo respondió a esto.
«Entonces, no dió cabida a otra ideología o pensamiento en las cuales otros actores, no solo de Venezuela también de la misma Colombia, hubieran podido aportar», indica.
De esta manera, Varnagy refiere que el continente ha tenido una vuelta hacia la izquierda: «Hubiese sido interesante tener actores que hablaran desde otra perspectiva filosófica. Fue demasiado homogéneo en términos ideológicos y en términos del proyecto del presidente Petro de liderazgo continental, eso está perfectamente claro».
Subrayó que la conferencia era importante, sobre todo más en términos simbólicos que en términos pragmáticos. «Lamentablemente, en la sociedad civil no conseguimos un respiradero de los gravísimos problemas que nos aquejan».
Varnagy asevera que la delegación de la Plataforma Unitaria en México representa a un sector de negociación y de interés y que las solicitudes del gobierno las formula alguien que está muy claro en la tenencia del poder.
Entendimiento sin declaración
Sobre la ausencia de una declaración conjunta tras la cumbre, el embajador encargado de los Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri, destacó la importancia de que se reunieran 20 países «debajo del liderazgo del presidente Petro para discutir un tema tan importante para la región. Llegaron a un entendimiento, salió el canciller Leyva y leyó los cuatro puntos que acordamos el grupo y esos fueron los puntos vitales de la conferencia”.
En declaraciones a W Radio, Palmieri reiteró que EEUU planteó el reto «de cómo las sanciones están aplicadas y cómo debemos manejar las sanciones. Estados Unidos está dispuesto a revisar sanciones, pero debe estar basado en acciones concretas hacia un proceso democrático».
Las gestiones de Petro
El internacionalista Luis Daniel Álvarez destaca que el presidente Petro tiene una estructura, una estrategia, para vender su modelo de paz total y «erigirse como un gran negociador y un gran promotor de la estabilidad regional».
Apunta, en ese sentido, que Colombia y Brasil son de los países que mayor preocupación tienen, especialmente por la situación migratoria.
En ese sentido, la investigadora Elsa Cardozo señala que Petro se ha propuesto ser un actor muy importante en la relación con Venezuela: «Busca ser factor decisivo que demuestre liderazgo y una y otra vez ha sido así mencionado, el propio canciller Leyva lo dijo cuando leyó la comunicación final y señaló que el discurso inicial de Petro era un marco de referencia para el cumplimiento de lo que se había acordado».
A su juicio, el rol de Petro es muy complicado, «porque debe hacer equilibros entre las redefiniciones de temas importantes para Colombia y para la región; pero también jugar al equilibrio entre su agenda de paz en Colombia tan atada al gobierno de Venezuela y necesitado de un buen canal de comunicación con el gobierno de Maduro».
Cardozo indica que este último aspecto diferencia al mandatario colombiano de lo que ocurrió con el expresidente Juan Manuel Santos, «quien se acercó a Chávez y buscó una manera de enderezar las relaciones para que Chávez no fuese un ruido ni una complicación en las negociaciones de paz con las FARC».
Asevera que, en el caso de Petro, se observa un impulso, una necesidad de redifinir temas políticos, regionales, de cierta envergadura. «De manera que él ha estado jugando con esto y con el cuidado de las relaciones de política nacional con los partidos que lo acompañan. El mismo día de la conferencia internacional habló del inicio de un gobierno que ya no es de coalición, pero sí tiene un público interno al que atender, tiene bastante oposición, también tiene internacionalmente que cuidar sus relaciones con Europa y con Estados Unidos, mientras también cultiva las relaciones con China».
En ese contexto, dice, resulta evidente que el Presidente de Colombia cuida mucho su relación y el canal de comunicación con Maduro.
«Petro ha buscado la manera de crear condiciones para que Maduro pueda normalizar su presencia internacional al impulsar la presencia de Maduro en la conferencia en Egipto sobre el cambio climático, invitarlo a la reanudación de acuerdos sobre región amazónica, la invitación a la Comunidad Andina, incluso la propuesta de que Venezuela reingrese al sistema interamericano de los derechos humanos. Busca el papel de ser un buen agente en el filtrado de los temas críticos para Maduro, filtrarlos de manera que sean digeribles para Maduro y también para su propia agenda de cambio en Colombia», enfatiza Elsa Cardozo.
En este punto, refiere que el Gobierno de Colombia buscó que la situación generada con la llegada al país de Juan Guaidó, expresidente de la Asamblea Nacional de 2015 y exjefe del gobierno interino, no torpedeara la conferencia en Bogotá.