Convenio con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU: ¿señal de distensión política?

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El acuerdo para permitir que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU pueda operar en Venezuela con independencia, es con toda razón celebrado por el país. Especialmente porque va dirigido a los estudiantes de escuelas en zonas con importantes carencias. Un plato de comida es felicidad. Cómo hace más ligera la carga de la vida. Desde el punto de vista político ¿es una señal de distensión que envía el gobierno? Si bien Maduro aseveró que buscaban el acuerdo desde 2017 y ONG expresaron que al gobierno no le interesó –la afirmación de Delcy Rodríguez en mayo de 2016 que el gobierno importó comida para “alimentar a tres países del tamaño de Venezuela”- el hecho es que se dio ¿Por qué en este momento? Exploro los posibles motivos

Por Ricardo Sucre / elcooperante

Caracas.-El día 19-4-21 se firmó un acuerdo entre el gobierno de Venezuela y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU para proveer de comida a escuelas en zonas vulnerables. En una actividad del día 21-4-21, Maduro informó que el programa comenzará por el estado Falcón. Comentó que llegar a este acuerdo fue largo, que hubo “encuentros y desencuentros”.

La firma del convenio tiene múltiples análisis que no necesariamente darán cuenta de lo que realmente se acordó. Con mucha razón el acuerdo es celebrado por grupos y voces importantes de Venezuela tanto del gobierno como de la oposición, pero como dijo la canciller de España, Arancha González Laya, “la verdad es la que es y no la que nos gustaría que fuese”. Me llevé un chasco un chasco con el anuncio del convenio COVAX, por lo que hay que ir con cuidado con el análisis del convenio con el PMA. Como dice el refrán popular, “la alegría en la casa del pobre no dura mucho”. Desearía que este convenio no sea otro patinazo porque es torpedeado desde afuera o porque el gobierno más adelante lo incumpla al considerar que vulnera su “orgullo autoritario”.

Tanto el director del PMA como la nota oficial del gobierno, destacaron que el programa se centrará en la “solidaridad, no partidización, e independencia operacional”. Lo central es la independencia del programa, y así se comunicó al público.

La nota del MINCI del 19-4-21 es interesante por lo que comunica “entre líneas”. Expresó que, “La cita internacional, con alcance para la firma de acuerdos, entre Venezuela y el PMA, dará paso ‘a la evaluación de la Seguridad Alimentaria (ESA) en Venezuela, con el objetivo de estimar las necesidades y vulnerabilidades de los hogares venezolanos’, toda vez que el PMA es ‘una organización humanitaria de las Naciones Unidas’ y las ‘actividades del Programa Mundial de Alimentos se guían por los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia operacional”.

Que el MINCI destaque que el PMA hará una evaluación de la seguridad alimentaria en Venezuela es porque el gobierno asume que no es sólida. Que la haga el PMA, comunica la voluntad del gobierno para buscar información confiable e independiente.

Por los comunicados, lo central del acuerdo es la “independencia operacional” del programa. Posiblemente el gobierno se negó al principio y ahora aceptó ¿Por qué?

Puede ser porque concienció la crisis y sabe que no podrá responder a ella, por lo que se dejó que esta agencia entre con “independencia operacional”; porque se satisficieron los puntos que formuló en la negociación con el PMA; porque quiere enviar señales de distensión dentro y fuera de Venezuela y lo hace con un programa muy visible; porque quiere que la ONU se involucre en el país para que sea una suerte de mediador con la oposición en un ambiente en el que se siente seguro desde el punto de vista político; o porque la detención de Alex Saab y los efectos de las sanciones, pusieron al CLAP contra las cuerdas y entre aceptar la presencia de la ONU y un posible malestar social en el sector popular por la falta de alimentos, es mejor lo primero.

II
Me centro en las señales políticas que la firma de este convenio envía. Pero no es solo este convenio. Hay otras señales. Una que “pasó por debajo de la mesa” fue el anuncio sobre la reestructuración de la PNB, que incluye a las FAES como afirmó la ministra del Interior, Carmen Meléndez, el día 25-4-21.

Con Estados Unidos también hay señales. Desde las formales, hasta el “epistolario en tuiter” entre el canciller Jorge Arreaza y la subsecretaria de Asuntos Hemisféricos de los EE. UU., Julie Chung, recientemente en tuiter. También el gobierno de Biden expresó que una señal favorable será la designación de un CNE con mayor independencia, como establece la constitución.

Soy de los que piensa que de forma indirecta hay comunicación entre Venezuela y los EE. UU.. Los comunicados de los EE. UU. son bastante formales, nada recargados en su lenguaje. Apenas se anunció la firma de acuerdo, los Estados Unidos lo saludaron. El comunicado de la USAID de fecha 19-4-21 destacó que, “The agreement allows WFP to establish operations inside the country and provide emergency food assistance, based on its own independent assessments of humanitarian needs and free from political interference. WFP will support the provision of meals to school children in Venezuela, a country where one in three people urgently need food assistance”.

Tal vez se construye la “confianza mutua dentro del conflicto” que puede incluir a la UE, porque esta organización también felicitó la firma del convenio.

Lo anterior no significa -que es el “coco” para muchos- que los Estados Unidos “reconozcan” a Maduro. Desde Bush hijo, este país hace su punto: no tolerará un gobierno que afecte los intereses de EE. UU. Si puede sacarlo por vías de hecho directas -Trump- indirectas -Obama- mediante una negociación -parece que Biden- o aceptar una “convivencia conflictiva” en la que no puede derrocarlo pero lo contiene. En este panorama, lo que puede haber son comunicaciones dentro de una relación conflictiva, pero no “comunicaciones normales”.

III
Hay un juego diplomático en el cual no todo está a la vista o tenemos que atar cabos para aproximarnos a lo que puede ser ese juego de la diplomacia.

¿El gobierno busca que la ONU se involucre en el conflicto político interno? Con esto no escribo nada nuevo u original. Lo que destaco es la persistencia porque son varias áreas a la que la ONU es llamada: desde este programa de alimentos hasta regresar a ser instancia para tratar el reclamo por el Esequibo, con base en el Acuerdo de Ginebra de 1966. Lo relevante es ¿por qué el gobierno hace esto?

Tengo dos hipótesis. Una de la inercia política y otra de la innovación política. Comienzo por la primera.

La firma de este convenio y acercarse más a la ONU es porque el gobierno se siente seguro en el poder. Con esa certeza, afloja en algo su cerrazón y permite la presencia de programas con impacto directo –la comida- en una situación que el gobierno lo requiere. En este caso, posiblemente los CLAPS estén limitados por la pandemia, escasez de combustible, y golpes como la detención de Alex Saab y las sanciones, afectan este programa. Es una situación extraña de “win-win” porque la ONU “gana” en la medida que puede apoyar para aliviar una situación de falta de alimentos en la población, pero el gobierno “gana” en tanto la presencia de la ONU se hace en el marco de la institucionalidad del chavismo, como se observó en el intercambio de carpetas entre Maduro y el director del PMA.

La hipótesis de la innovación política y bastante contraintuitiva es que el gobierno piense, a futuro, que la ONU pueda mediar una conversación con diversos sectores del país, diálogo que puede terminar en uno político. Si tiene base esta hipótesis contraintuitiva, sería muy a largo plazo. El gobierno se siente seguro en el poder, pero en un conflicto que puede ser eterno y que no lo beneficiará totalmente. Echa las bases para una conversación política a largo plazo al permitir que instancias de la ONU puedan tener programas o presencia en Venezuela. Si se hace un balance, son varios frentes en los que la ONU está en Venezuela: la ONUDI, el PNUD, con el fondo COVAX, con la solicitud del gobierno que Guterres regrese a los “buenos oficios” para el tema del Esequibo, cuando la invita a ser observadora electoral, con el PMA, con la oficina de Bachelet, y al reconocerlo como interlocutor al plantearle sea mediadora con el gobierno con Colombia para tratar el tema de Apure. Si toda esta presencia sigue y se desarrolla, la ONU tendrá más “leverage” con el gobierno de Maduro.

Quizás la prueba más relevante para esta hipótesis será la designación del nuevo CNE. El presidente del Comité de Postulaciones Electorales de la AN, diputado (PSUV-La Guaira), Giuseppe Alessandrello, informó que el martes 27 presentarán a la plenaria una lista con 103 “personas elegibles” de la que se seleccionarán a los 5 rectores principales y los 10 suplentes para un CNE que, en teoría, tiene un mandato por 7 años.

Si se escoge un CNE que no reciba tantas críticas, será otra señal de distensión. Si no es así, posiblemente las señales solo incluyen lo social por la crisis que hay en Venezuela, pero no llegan a lo político. Al menos, no ahora. Habrá, entonces, que empeñarse para que el momento de la conversación política llegue.