Los casos confirmados en el país se ubican muy por debajo de muchos otros pese a haber sido uno de los primeros territorios en informar un caso por COVID-19.
Pocos días después de que China alertara sobre el brote del nuevo coronavirus, Japón anunciaba sus primeros casos. No obstante, se ha mantenido como uno de los países que mejor ha controlado la propagación dentro de su territorio.
Según recoge la BBC, con base a cifras de la Universidad Johns Hopkins, hasta este miércoles el país asiático sumaba 1193 casos de infección por COVID-19. En tanto, las víctimas mortales ascendían a 43. Dichos números representan un nivel ínfimo en comparación a países como China, España, Italia e incluso Estados Unidos o Reino Unido.
Dicho esto, es importante analizar qué le ha permitido a Japón contener la propagación del coronavirus sin recurrir a medidas extremas como el bloqueo de ciudades enteras.
El director del Instituto de Salud de la Población de la Universidad King’s College de Londres, Kenji Shibuya, indica que este éxito tiene que ver en parte con la decisión del Gobierno en “enfocarse en grupos de brotes”.
“Es decir, personas que infectan a las otras personas. Se les ha hecho pruebas y se les ha aislado”, explica.
De acuerdo con el experto, esta estrategia es sumamente importante y significativa para obtener buenos resultados en cuanto a contención del virus, lo cual otros países han ignorado.
Cultura y conocimiento
Otro punto clave, señala Benjamin Cowling, profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, es que los japoneses tienen una cultura caracterizada por la higiene y el distanciamiento social.
“Los japoneses son bastante conscientes de la higiene, mucho más que en otros lugares. Además, muchas personas usan mascarillas en las calles por un tema cultural, por lo que hay menos posibilidades de transmisión”, asegura.
“Evitar abrazos” son otras de las acciones arraigadas entre los japoneses, enfatiza Shibuya.
En cuanto a medidas, los especialistas coinciden en que la decisión temprana del Gobierno por cerrar las escuelas y suspender eventos masivos también fue algo acertado.
Por último, una de las mejores estrategias empleadas en el país es haber familiarizado el concepto de “aplanar la curva”. Con ello, los ciudadanos han logrado ralentizar la transmisión. Esto, a su vez, contribuye a que los centros de salud no colapsen como sí está sucediendo en otros países.
“Todos estamos intentando encontrar lugares donde se mantengan los números bajos sin demasiada interrupción en la sociedad. Porque no podemos continuar con el bloqueo, pero al mismo tiempo no podemos volver a la vida normal como hace seis meses porque entonces es demasiado fácil que el coronavirus se propague”, dice Cowling.
“Necesitamos encontrar algo en el medio y tal vez la experiencia de Japón sea más sostenible”, concluye.