“De Israel no nos vamos»: el testimonio de venezolanos en medio del conflicto con Hamás

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El sábado 7 de octubre, el grupo islamista palestino Hamás sorprendió a Israel con un mortal ataque. Eduardo Pérez Haftsadi, residente de Ashdod, una de las ciudades más pobladas del país, fue despertado por las sirenas antiaéreas y se vio obligado a refugiarse con su familia. A medida que pasaban los minutos, se enteró de que los milicianos de Gaza se habían infiltrado en Israel y habían lanzado cientos de cohetes desde el territorio palestino. El ataque tomó por sorpresa a los residentes de Israel, quienes no estaban preparados para una acción tan violenta e inesperada.

Margalit Fliegelmann, residente de Jerusalén, también se vio atrapada en medio del caos. Al escuchar las alarmas, se refugió en su habitación protegida, pero se sintió abrumada por la tristeza y la confusión. No podía entender cómo algo tan terrible podía ocurrir en su país. Ella había tenido esperanzas de que las relaciones entre israelíes y palestinos mejorarían, pero este ataque de Hamás había destrozado esas esperanzas.

Aunque Jerusalén no era el lugar más peligroso en ese momento, Janina Bar Hama aún sentía dolor por las personas que vivían en otras partes de Israel. Las imágenes de las personas muertas durante el conflicto la impactaron profundamente. Ella creía que llevaría años superar este ataque y seguir adelante como sociedad.

Diego Sarmiento, residente de Ashkelon, vivía a solo 9 kilómetros de la Franja de Gaza y podía escuchar las explosiones de los misiles. Tenía miedo de salir a las calles y encontrarse con un árabe armado, ya que sabía que el grupo terrorista Hamás no tenía límites en su violencia.

A pesar del miedo y la angustia, los venezolanos en Israel se mantenían unidos y hacían todo lo posible para ayudarse mutuamente. Muchos participaban en trabajos voluntarios para apoyar a las familias afectadas por el conflicto. Aunque la situación era difícil, ninguno de ellos consideraba abandonar Israel. Sentían gratitud por el país que les había dado una nueva oportunidad de vida y estaban determinados a seguir adelante a pesar de las adversidades.

La guerra y el conflicto habían dejado cicatrices en la mente y el corazón de estos venezolanos en Israel. Pero a pesar de todo, seguían rezando y esperando que la paz prevaleciera en algún momento. No había cifras precisas sobre la cantidad de venezolanos en Israel ni sobre los connacionales afectados por el conflicto, pero su lealtad y amor por su país de adopción eran innegables.