Las recientes normativas anunciadas por el Gobierno de Estados Unidos para solicitar asilo han generado desolación entre activistas y migrantes que aguardan en albergues o a orillas del río Bravo, en la frontera norte de México.
El pastor Gigio Heredia, representante del Centro Humanitario Hub Center en Ciudad Juárez, colindante con El Paso, advirtió este sábado que estas medidas aumentarán la probabilidad de que más migrantes crucen de manera irregular el río Bravo, con todos los riesgos que ello conlleva.
«Lo hemos visto una y otra vez; cada vez que llegan migrantes aquí con nosotros, vemos que, al encontrarse con tantas restricciones y negativas para alcanzar el lugar al que aspiraban desde que salieron de sus lugares de origen, experimentan un golpe emocional muy fuerte y ven truncados sus sueños», manifestó.
El activista hizo referencia a la normativa promulgada el jueves por el Gobierno de Joe Biden, que instruye a los agentes migratorios a negar el asilo a personas consideradas un «riesgo para la seguridad pública o nacional», impidiendo así su admisión en Estados Unidos. Aunque esta regla aún está en revisión, ya se están aplicando filtros durante la fase de entrevistas de «miedo creíble», donde se determina si una persona cumple con los requisitos para solicitar protección tras cruzar la frontera con México.
Estas restricciones tienen repercusiones en ciudades fronterizas mexicanas como Ciudad Juárez, ya que «cada decisión que toma el Gobierno de Estados Unidos respecto a la cuestión migratoria afecta de alguna manera a la frontera, cerrando así la puerta a muchas familias que tendrían que quedarse», según Heredia.
El religioso señaló que, al enfrentarse a tantas leyes y restricciones, los migrantes caen en la desesperación y optan por rutas más arriesgadas, exponiéndose al crimen organizado.
«Se convierten en presa fácil para el crimen organizado, ya que son vulnerables. Hemos presenciado numerosos casos en los que han sido víctimas de robos, agresiones y amenazas, lo cual representa un grave peligro para ellos», indicó.
Además, advirtió que «se verían obligados a quedarse aquí por un tiempo, lo que causaría contingencias y un mayor número de migrantes varados en la frontera».
Más regulaciones en medio de una crisis sin fin
Estas normativas surgen en medio de crecientes operativos para frenar la migración en Estados Unidos y México, donde en el primer trimestre de 2024 la migración irregular interceptada por el Gobierno mexicano creció casi un 200 % anual, alcanzando cerca de 360,000 personas.
A finales de abril, Biden y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, acordaron «trabajar juntos para implementar de inmediato medidas concretas con el fin de reducir significativamente los cruces fronterizos irregulares y al mismo tiempo proteger los derechos humanos».
Esto ya está afectando a migrantes como Denis Ramos, una guatemalteca que lleva cuatro meses esperando en un albergue de Juárez su cita para ingresar a Estados Unidos.
Para ella, la noticia del endurecimiento de las reglas para solicitar asilo es «muy dura».
«Es bastante complicado para los que ya estamos aquí, y también para los que vienen en camino, porque hay algunos que no están al tanto de la noticia y cada día se complica más», relató la migrante a EFE.
Añadió que muchos de sus compañeros de viaje ya están desesperados debido a las dificultades del trayecto, por lo que prefieren arriesgarse a un cruce irregular.
«Nosotros, que venimos de Guatemala, un país vecino, sentimos que está muy lejos, y ni hablar de aquellos que vienen desde Colombia, Venezuela y otros países del mundo. El viaje los tiene desesperados y los lleva a entregarse de inmediato», consideró.
Por Martín Coronado / EFE