El presidente de Argentina, Alberto Fernández, promulgó este jueves la ley de interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación, aprobada tras un histórico debate parlamentario el 30 de diciembre pasado.
“Hoy tenemos una sociedad mejor, más igualitaria”, celebró el gobernante de centro-izquierda, al firmar el decreto de promulgación de la ley que él mismo impulsó, en un acto en el Museo del Bicentenario de Buenos Aires.
Derechos
Con esta legislación, Argentina se convierte en el país más grande de América Latina en el cual el aborto es legal, después de Cuba, Uruguay y Guyana.
En México está permitido en el Estado de Oaxaca y en Ciudad de México, mientras que en Chile el Congreso comenzó a debatir el miércoles una ley para despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación.
“Este en un gran paso hacia la igualdad de derechos, dándole a la mujer la posibilidad de decidir y es la culminación de un tiempo de lucha para muchas que durante años bregaron para que el aborto deje de ser un delito que obliga a la clandestinidad y exponerse a los riesgos que conlleva”, afirmó Fernández.
La movilización de miles de jóvenes y colectivos feministas de la llamada ‘marea verde’ resultó crucial para que la ley fuera aprobada en el Senado, que había rechazado un proyecto similar en 2018.
La norma entrará en vigencia ocho días después de su publicación en el Boletín Oficial el viernes.
La ley cruzó de forma transversal las fuerzas políticas y a la sociedad, donde también cobró fuerza un movimiento antiaborto respaldado por las iglesias Evangelista y Católica en el país natal del papa Francisco.
Argentina fue pionera en la aprobación del matrimonio igualitario en 2010 y de una ley de identidad de género en 2012.
“Autonomía reproductiva”
Hasta ahora, el aborto en Argentina solo estaba permitido en caso de violación o de peligro para la vida de la mujer, según el código penal de 1921.
El gobierno estima que desde 1983 han muerto más de 3.000 mujeres en los entre 370.000 y 520.000 abortos clandestinos que se practican cada año en un país con 44 millones de habitantes.