El bar de la Guerra de las Galaxias Gustavo Tovar-Arroyo

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Monstruos de todo tipo
Siempre he pensado que la política venezolana a partir de la aparición de la peste chavista es como un bar de la Guerra de las Galaxias maximizado. Vemos monstruos de todo tipo, renacuajos, larvas, arpías, alacranes, dráculas, alienígenas, sapos, culebras, Delcys, Cilias, Varelas, Diosdados, Arreazas, ah, y deformaciones crueles como las de Chávez y Maduro. Sumado a ese elenco estelar encontramos hipopótamos (como Brito y su consorte Parra), patitos feos (como Silva) o zorrillos (como Aissami).
Si no estuviésemos viviendo la calamidad que estamos viviendo, el bar podría ser entretenido, burlesco, hasta kitsch, pero no lo es, nuestra realidad es una catástrofe galáctica.
¿Qué ogra sería Iris Varela?

Insecticida de la guerra
Lo estelar del bar de la Guerra de las Galaxias es la convivencia monstruosa de los diferentes engendros que ahí cohabitan, negocian, se embriagan y bailan. Nadie entiende cómo esos especímenes de fábula pueden convivir sin acuchillarse entre sí, sin que unos a otros se muerdan y despedacen a golpes o a tiros, y que ahí estén, divirtiéndose y enriqueciéndose mientras arrasan al país y todo el continente. Creo que ni el insecticida de la guerra será suficiente para acabar con ellos, la situación es más compleja, ya son parte entrañable de la cultura criminal venezolana.
Tan entrañables y cotidianos son estos personajes en nuestro devenir que uno no se escandaliza cuando aparecen nuevas deformidades en el ambiente político.
Deformidades como el pastor evangélico Javier Bertucci.

El alacrán deportado
Obviamente celebré la noticia que hizo pública el siempre bien informado @AlbertoNews de la deportación de un pastor evangélico relacionado con el chavismo, todos lo hicimos, en cierta medida esta acción –como tantas otras– de nuestros amigos y aliados del gobierno de los Estados Unidos nos reivindica como nación y como pueblo en resistencia. Pasarán siglos para que nosotros dejemos de agradecer al país de Jefferson y Lincoln tanta solidaridad y apoyo, si es que alguna vez podremos dejar de hacerlo.
Sin embargo, lo confieso, cuando leí el nombre del alacrán Bertucci me pregunté: “Bueno, ¿y quién carajos es éste? ¿De dónde salió?
¿Otro enchufado más?

El padre de “Queen”
Son tantos y tan variopintos –serían salamandras gigantes en el bar– los enchufados, los ladrones, los corruptos, los criminales de la peste chavista que hemos perdido la sorpresa, lo único que nos asombra es que cada día sale uno de esos bichos nuevos. Esta semana fueron dos esperpentos: Bertucci y Danilo Nammour, supuesto testaferro de Omar Prieto, que cerró el Lago de Maracaibo para que cantara su pequeña y poco talentosa hija Queen (¡sí, “Queen”!).
Bertucci y Nammour son dos nuevos especímenes en el bar, cada uno a su modo refleja el corrupto nuevo riquismo del chavismo, cada uno es más estrafalario que el otro.
¿Los conocían?

Los próximos adefesios
Lo trágico…, lo más trágico es que siguen enriqueciéndose sin control y lo seguirán haciendo hasta que los derroquemos. En estos días leí una nueva lista de casi mil trescientos nombres que los Estados Unidos espera con ansiedad pisen su territorio para deportarlos con una formidable patada en el trasero. Vienen sorpresas, algunas se conocerán, otras no. La administración Biden ha empezado con buen pie su actitud frente a la tiranía chavista, sabemos que no sólo no flaqueará, sino que además se ha propuesto liderar una coalición mundial para liberar a Venezuela.
Ya disparó a Irán para apoyar las milicias, la gran incógnita es si hará algo semejante para apoyar al gobierno legítimo de Juan Guaidó y a millones de venezolanos hambreados, enfermos, encarcelados y torturados por el régimen de Maduro.
Mientras tanto, el bar de la Guerra de las Galaxias sigue su bochinche, ¿quién o quiénes serán los próximos adefesios que aparecerán?