El compromiso de las primarias, Por César Pérez Vivas

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La Comisión Nacional de Primaria anunció al país las principales etapas del proceso de consulta ciudadana para elegir al candidato unitario que derrotará al madurismo el próximo año 2024.

Será el 22 de octubre de este año cuando se desarrollará ese evento. Antes será necesario adelantar todo un trabajo organizativo, normativo, logístico, financiero y político para garantizar la celebración y el éxito del mismo.

Nosotros en el movimiento de Concertación Ciudadana apostamos honestamente a lograr esos objetivos. Somos conscientes de las dificultades existentes, sobre todo por la pérfida presencia de un régimen que ha dicho y evidenciado, de forma directa e indirecta, una y otra vez, que no desea su celebración.

Pero también hay amenazas desde la misma sociedad democrática. Los prejuicios generados por la absurda lucha mellizal de los últimos 10 años generan movimientos, actitudes, declaraciones y posturas que lesionan la confianza ciudadana en el proceso en marcha.

He sostenido la necesidad de otorgar confianza y respaldo a la Comisión Nacional de Primaria para que, con el auxilio de un equipo técnico de primer nivel existente, evalúen todas las opciones disponibles y viables en medio de las realidades políticas, económicas, sociales y geográficas presentes en estos tormentosos tiempos.

En un país como el que tenemos siempre se presentarán dificultades e imponderables. Nuestro deber es examinarlos para tener, en la medida de lo posible, alternativas con las cuales avanzar. Nos encontramos y encontraremos con circunstancias insuperables o imponderables que tendrán su efecto en la calidad del proceso. Por eso he sostenido: no tendremos unas primarias perfectas. Lo perfecto es enemigo de lo bueno. La peor primaria sería su no realización.

No hacer la primaria, por cualquier circunstancia, solo abonaría al escenario buscado por Maduro y su camarilla: la existencia de una gran diversidad de candidatos en la contienda presidencial y electoral del próximo año. La estrategia del régimen está clara, busca la división y desmoralización de la sociedad. Solo en ese escenario podrían, con una minoría que le apoya, lograr ganar una elección.

Es necesario entonces construir un escenario de respeto entre los diversos sectores de la sociedad democrática. Hemos agotado muchas energías en una lucha fratricida entre sectores, que deberíamos estar articulados en la construcción de la alternativa democrática. Hay quienes pretenden erigirse en actores impolutos y libres de responsabilidades en este largo camino de luchas contra la autocracia. La oposición venezolana ha tenido aciertos y momentos de elevada confianza ciudadana que han desaparecido por la naturaleza criminal del régimen, pero también por graves errores cometidos en su conducción.

“El que esté libre de pecado que lance la primera piedra…” expresó Jesús, según los evangelios. Quienes se han disputado a lo largo de estos últimos 20 años la conducción política, en el seno de la oposición, han cometido esos errores. Los hechos deberían enseñarnos para no continuar en el camino de la diatriba y la descalificación.

Por eso nuestra tesis de La Concertación Ciudadana. Busquemos articular una política que abra camino a la esperanza y al encuentro constructivo, y dejemos de lado la permanente conflictividad que nos ha arropado. Sectores de la sociedad civil ofrecen sus iniciativas para avanzar en ese camino. En ese marco debo resaltar la propuesta de un Pacto de Respeto y No Agresión preparado en el diplomado de formación política que la ONG Mujer y Ciudadanía, con el aval de la Universidad Monte Ávila, impulsan en estos días.

El Pacto de Respeto y No Agresión, preparado por los participantes en el citado diplomado, constituye una muestra de la inquietud existente en el seno de nuestra sociedad, pero también una iniciativa pro activa dirigida a construir ese clima de convivencia civilizada que la política necesita en estos tiempos tormentosos de nuestra nación.

En mi comparecencia ante los estudiantes del citado diplomado, en la sede de la Universidad Monte Ávila el pasado miércoles 8 de febrero, dejé claro mi firme disposición a acompañar esta iniciativa. El citado documento busca abandonar la diatriba descalificadora y enrumbar el debate hacia escenarios de calidad donde quienes aspiramos a liderar nuestro país, asumamos en medio de la diversidad una política de respeto y coexistencia capaz de generar el entendimiento necesario para derrotar la dictadura y sobre todo capaz, luego, de ofrecer gobernabilidad a un país devastado material, espiritual e institucionalmente.

Se trata entonces de crear el clima necesario para articular la unión de la sociedad democrática. No es suficiente ganar la elección primaria. Es fundamental ganar la confianza y tener el espíritu y la voluntad para articular la diversidad de nuestra sociedad. Una mayoría mal manejada, por soberbia e ignorancia de los procesos políticos puede deshacerse rápidamente. Las corrientes de opinión son volátiles. Por eso es fundamental tener el norte claro y el compromiso firme para no sucumbir ante las fluctuaciones de opinión que una sociedad genera.

Pacto de Respeto y No Agresión surgido de las aulas de la UMA constituye un aporte significativo de la sociedad civil que debemos acoger. El mismo fortalecerá la ruta de las primarias y abonará a la tarea que adelanta la comisión nacional que las prepara.

En estas líneas deseo ratificar lo que ha sido nuestra postura permanente. Buscamos ofrecer una alternativa democrática y respetuosa a los liderazgos que han pugnado en los últimos años. Nuestro propósito es ofrecer, y efectivamente construir, un liderazgo confiable a todos los sectores comprometidos con el cambio político, dispuestos a rescatar la democracia y reconstruir material, espiritual e institucionalmente al país.

Nuestra presencia en la escena política no está orientada a un proyecto de poder individualista o grupal. No buscamos aplastar a ningún sector, partido o liderazgo. Buscamos liderar la transición de la dictadura a la democracia y encauzar al país hacia el desarrollo económico para poder superar la miseria existente.

Lograda la democracia las fuerzas políticas y los liderazgos existentes podrán competir en un clima totalmente diferente al que hoy tenemos. Habrá la posibilidad de adelantar una reforma política que garantice los derechos de los ciudadanos y de los partidos, así como de las diversas organizaciones de la sociedad civil. Habrá plena libertad de prensa y movilización, así como plenas garantías para que los ciudadanos ejerzan sus derechos políticos sin amenazas de ninguna naturaleza.

En esta hora de angustia por la tragedia que vivimos, la Concertación se convierte en una necesidad existencial de nuestra sociedad. Por eso es fundamental asumir el compromiso de las primarias y el del respeto y no agresión personal entre quienes actuamos en la vida pública. Hacerlo será la mejor pedagogía para nuestra ciudadanía, huérfana como está de lecciones de civilidad y compromiso auténtico con el futuro de nuestra nación.