El Gobierno boliviano admitió que se acabó el gas: para 2029 el país deberá importarlo

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El presidente Luis Arce ha reconocido públicamente que Bolivia ha agotado sus reservas de gas natural y que las exportaciones a Argentina y Brasil deben detenerse. Esta situación está generando un gran vacío en la economía del país.

Arce, quien ha sido el responsable de la economía del país como ministro de Evo Morales desde 2006, ha decidido romper con la línea de su partido y admitir una realidad ampliamente conocida: la agotamiento de las reservas de gas. Durante el gobierno de Morales, se sobreexplotaron las reservas acumuladas por gobiernos anteriores, a los que el Movimiento al Socialismo (MAS) califica como «neoliberales». Estos gobiernos atrajeron inversiones que permitieron descubrir gigantescos yacimientos de gas, los cuales ahora están agotados.

Las exportaciones de gas llegaron a alcanzar los 60 millones de metros cúbicos diarios tanto a Argentina como a Brasil, generando ingresos por más de 35.000 millones de dólares. Sin embargo, según el opositor Antonio Saravia, el MAS malgastó estos ingresos en la compra de proyectos costosos e inútiles. Saravia afirma que todos estos fondos fueron destinados a la construcción de «elefantes blancos» que ahora están paralizados y no sirven para nada.

La escasez de gas es tan grave que el experto Álvaro Ríos estima que en 2029 Bolivia tendrá que importar gas para cubrir su consumo interno, ya que las reservas se habrán agotado por completo. Esto significará que Bolivia tendrá que sumar el gas a la canasta de hidrocarburos que ya está importando, como la gasolina y el diésel, lo que supondrá un gasto anual de 5.700 millones de dólares.

La producción de gas natural cayó en 8% en seis meses, y las exportaciones  en 17% - Anoticia2 Bolivia

Hugo del Granado, otro experto en el sector, afirma que las exportaciones de gas llegaron a generar ingresos superiores a esta cifra en 2014. Sin embargo, a partir de ese año, los envíos comenzaron a disminuir debido a la declinación en la producción de los campos en explotación. Del Granado sostiene que los distintos gobiernos del MAS descuidaron la exploración y se centraron únicamente en la explotación intensiva de los yacimientos descubiertos.

Además de este problema, ahora Bolivia se enfrenta a la vergüenza de tener que evitar multas por incumplimiento en los contratos de exportación de gas. El gobierno boliviano propuso al gobierno argentino firmar una nueva adenda que reemplace al contrato vigente, el cual establece que los envíos deben mantenerse hasta 2026. Ante la falta de respuesta de Argentina, YPFB (la estatal boliviana) propuso un «contrato interrumpible», que significaría enviar gas solo cuando lo tengan disponible. Esto pone en riesgo el suministro de gas en el norte argentino.

José Carlos Sánchez Berzain sospecha que las provincias argentinas que dependen del gas boliviano tampoco pueden confiar en el suministro de Vaca Muerta, ya que está controlado por autoridades peronistas igual de ineptas que las autoridades bolivianas.

El presidente Arce no ha reconocido la responsabilidad del gobierno en esta situación y no ha hecho una autocrítica sobre la mala gestión en el sector petrolero. La nacionalización del petróleo, que solo implicó cambios en los términos de algunos contratos con las compañías petroleras, provocó la salida de todas las inversiones y ahora se refleja en la falta de gas tanto para exportar como para consumo interno.

En resumen, Bolivia se enfrenta a una grave crisis debido al agotamiento de sus reservas de gas natural. Las exportaciones han cesado y esto está generando un gran impacto en la economía del país. Es necesario que el gobierno reconozca sus errores y busque soluciones para superar esta situación.

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