¿Qué significa que un anciano de 83 años de edad haya muerto en el altiplano que separa a Bolivia de Chile? “Esta muerte duele porque se trata de un adulto mayor que decide emprender una travesía imposible… Su muerte nos indica que la migración no se ha detenido”, precisó Javier García, alcalde del pueblo de Colchane donde se registró el deceso.
Es una historia dolorosa, pues el venezolano viajaba con su esposa, era hipertenso. Seguramente que le pegaron los más de 3.000 metros de altura de la zona, porque también es muy probable que no contara con la medicación necesaria para su enfermedad. Este es uno de los motivos por los que huyen los venezolanos del país; no solo son razones económicas, también son políticas y de salud.
Al menos así lo afirma Tomás Páez Bravo, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana. Las recientes declaraciones de este activista indican que aproximadamente 1.400 personas salen del país diariamente. Las razones son variadas pero la mayoría va hacia los países suramericanos vecinos, algunos a Estados Unidos o Europa.
Es un fenómeno que solo se ve superado por el que ocurre en Siria o en la propia Ucrania, pero estos dos países están en guerra. Y aunque Venezuela parezca “en paz”, el conflicto es del gobierno chavista con la propia gente, por eso se habla de crisis humanitaria compleja y de delitos de lesa humanidad. La cifra de venezolanos en el mundo, de acuerdo con la ONG, alcanza ya los 7,2 millones.
Venezuela puede contar ahora con ciertos indicadores económicos que evidencian cierta mejoría. Incluso Fedenaga afirma que ha aumentado en 50% el consumo de carne, pero esto no es significativo ni tampoco alcanza a las mayorías, que se siguen viendo en la necesidad de buscar otros caminos para poder sobrevivir.
Los trabajos mal remunerados, la falta de seguridad social, el inexistente sistema de salud hacen que siga siendo mucho más “atractivo” salir del país aunque sea caminando. Un pobre anciano no puede costear con su pensión ni los medicamentos ni la comida que necesita. Lamentablemente el camino es demasiado difícil y largo. O la selva del Darién con sus peligros o el altiplano andino terminan con las fuerzas de los pobres que creen poder soportar días sin agua ni comida y en condiciones extremas. El observatorio de la diáspora afirma que en lo que va de año han muerto 7 migrantes y en 2021 más de 20.
Este fenómeno sigue respondiendo a las mismas causas. No ha pasado nada en el país para que se detenga la huida de miles de personas. Ni siquiera el anuncio del fulano diálogo en México anima a la población. La desesperación y las ganas de sobrevivir son aún más poderosas que cualquier promesa vacía.
Mientras los políticos y los líderes del gobierno chavista siguen enfrascados en sus largas “negociaciones”, en la región se agudiza la crisis de los migrantes venezolanos que ahora comienzan a pasar de país en país en busca de estabilidad. Este problema no se va a resolver si no se resuelve la crisis en Venezuela.