EL JEFE DE LA DELEGACIÓN DE MADURO: Jorge Rodríguez, la “mente macabra” detrás de la estructura de la dictadura chavista

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El presidente de la ilegítima Asamblea Nacional es uno de los hombres que más poder cosechó en el régimen bolivariano. Cómo es la red de corrupción que ampara junto a su hermana Delcy, y su rol en las negociaciones con la oposición

Infobae

Desde su llegada al poder en 2013, Nicolás Maduro comenzó una cruzada para eliminar de a poco a varias figuras que ocupaban puestos clave durante el gobierno de Hugo Chávez. Con el objetivo de fortalecer su liderazgo en medio de la eterna división dentro del chavismo, empezó a rodearse de nombres de su entera confianza. En esa reestructuración muchos funcionarios se vieron beneficiados, pero pocos lograron la influencia que alcanzó Jorge Rodríguez, actual presidente de la ilegítima Asamblea Nacional (AN) y jefe de la delegación chavista que inició una nueva ronda de negociaciones la semana pasada con la oposición en México.

Es tal su preponderancia en la estructura de la dictadura venezolana, que muchos lo consideran el verdadero cerebro del sistema. En diálogo con Infobae, Orlando Moreno, activista por los derechos humanos venezolano, lo definió como “la mente macabra” del régimen.

Junto a su hermana Delcy Rodríguez llegaron a formar parte del núcleo duro del régimen, conocido como “La cúpula”, responsable de ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas, y de la grave crisis humanitaria de Venezuela que provocó una emigración forzada de casi seis millones de venezolanos. En ese selecto grupo, por encima de ellos sólo están Maduro y su esposa Cilia Flores.

Jorge, de 55 años, y Delcy, de 52, son hijos de Jorge Antonio Rodríguez, un guerrillero y fundador del partido marxista-leninista “Liga Socialista”, que en los años 70 secuestró al empresario norteamericano William Frank Niehous, quien por entonces era vicepresidente de la compañía Owens-Illinois. El movimiento lo acusaba de ser un espía de la CIA. Niehous estuvo en cautiverio tres años y cuatro meses, siendo el secuestro político más largo en la historia del país.

Jorge Rodríguez padre fue posteriormente detenido por ese secuestro y murió en la cárcel en 1976, a los 34 años: según varias denuncias, como consecuencia de las torturas sufridas. La izquierda chavista creó la imagen de un “mártir” torturado. En una fuerte confesión realizada en 2018, la vicepresidente de la República reconoció: “La revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre y sus verdugos… Sabemos que la llegada del comandante Hugo Chávez fue nuestra venganza personal…”.

Durante su etapa en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó de psiquiatra, Jorge Rodríguez coincidió con personas que luego formaron parte de la dictadura venezolana, como Elías Jaua y Juan Barreto, entre otros. Luego de que el mismo Chávez pusiera sus ojos sobre su figura, comenzó su actividad pública en el Consejo Nacional Electoral (CNE) en 2004, donde realizó maniobras en favor del chavismo. En ese momento se le acusó de intentar retrasar el referéndum revocatorio que se impulsó contra Chávez para que el gobernante no perdiera la contienda. La iniciativa no prosperó, y Chávez permaneció en el poder. Desde entonces, su ascenso en la estructura del régimen fue meteórico.

Después de la reelección del fallecido ex presidente bolivariano, pasó de ser autoridad electoral a ser vicepresidente del país, cargo que desempeñó hasta 2008, cuando se lanzó a la candidatura para ser alcalde del municipio Libertador de Caracas.

Ya en la cumbre del régimen, fue uno de los que se dedicó a la organización y creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Se lo considera también como el cerebro detrás de la propaganda política chavista, y del adoctrinamiento cultural e ideológico del régimen bolivariano.

Pero con la llegada de Maduro al Palacio Miraflores, el poder de Jorge Rodríguez incrementó notablemente hasta convertirse en una de las piezas fundamentales de la estructura criminal de la dictadura. En 2017 fue nombrado ministro de Comunicación. Durante su gestión, recrudeció la persecución contra la prensa independiente: medios internacionales -como Infobae, CNN En Español, TVN de Chile, Antena 3 de España o NTN24 de Colombia- fueron bloqueados, censurados, perseguidos y sacados del aire. Asimismo, es acusado de ser el responsable de la detención arbitraria y posterior deportación de decenas de corresponsales internacionales.

El 5 de enero de 2021, fue designado como presidente de la nueva Asamblea Nacional (AN), órgano no reconocido por la oposición y gran parte de la comunidad internacional por el fraude cometido en las elecciones parlamentarias, cargo que ejerce en la actualidad.

Sanciones y corrupción

Como consecuencia de su profunda influencia en la dictadura venezolana, y su vital apoyo para que Maduro se mantenga en el poder a pesar de las constantes violaciones a los derechos humanos, Jorge Rodríguez está sancionado por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá. El pasado mes de febrero, luego de que la UE ampliara la lista de chavistas sancionados, el “hermano” de Maduro, tal como lo define el dictador, redobló la apuesta y sostuvo que para el régimen “sería un honor” que el bloque continental sancione a los 277 diputados y diputadas que conforman la nueva Asamblea Nacional.

Por su parte, además del poder político que cosecharon, Jorge y Delcy Rodríguez durante los últimos años favorecieron contratos para empresarios por cientos de millones de dólares, y consolidaron estrechos vínculos con el extremismo islámico. Dos cuestiones que se suelen repetir en los centros de poder en el chavismo.

Según una investigación de Armando Info, el séquito empresarial de los hermanos “lo encabezan los hermanos Abou Nassif”: “El novel clan de origen libanés controla decenas de empresas, levantadas en los últimos años, justo cuando Venezuela iniciaba su prolongada agonía, pero también cuando los Rodríguez comenzaron su imparable ascenso dentro de la jerarquía chavista”.

Los empresarios en cuestión son Yussef Abou Nassif Smaili, Omar Abou Nassif Sruji y Jamal Abou Nassif Smaili, quienes “son dueños de un emporio” con ramificaciones en compañías de construcción, de servicios turísticos, inmobiliarias, importadoras de alimentos o empaquetadoras, en las que intercambian roles de socios o directivos, y que están registradas en países como Hong Kong, Panamá o Barbados. Yussef, de 36 años, quien hace de intermediario con la cúpula del régimen, es vinculado sentimentalmente con la vicepresidenta de la dictadura. En este círculo también aparece Nabil Abou Nassif Sourougi, quien fue director de administración y finanzas de la Alcaldía de Caracas cuando Jorge Rodríguez fue el alcalde de la ciudad, y se vio claramente beneficiado en los contratos con el Estado con su empresa Ok Mart.

Pero antes de consolidar estas numerosas compañías, Armando Info reporta que los Abou Nassif obtuvieron millones de dólares con la comida de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), uno de los ejes de la corrupción estatal en Venezuela. Según los registros, entre 2017 y 2018 obtuvieron contratos por 413 millones de dólares, en el caso de alimentos, y en 2019 al menos otros 145 millones de euros por la importación de kits de hemodiálisis.

En este complejo y extenso esquema de corrupción, amparado por los hermanos Rodríguez, también aparece la figura de Majed Khalil Majzoub, dueño de una larga lista de empresas en Venezuela, Estados Unidos y Panamá. De origen libanés, amasó fortunas cobijado por la dictadura bolivariana, junto a su hermano Khaled Khalil Majzoub, un reconocido fundamentalista islámico.

El año pasado Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo durante el gobierno de Chávez y crítico de Maduro, denunció desde su exilio que Majed Khalil también se hizo millonario con contratos eléctricos y lo calificó como “el testaferro” de Rodríguez.

El informe titulado “El nexo Maduro-Hezbollah: Cómo las redes respaldadas por Irán apuntalan al régimen venezolano”, dirigido por el experto en Seguridad Global y Contraterrorismo Joseph Humire, incluyó una investigación sobre Khalil, quien en los últimos tiempos extendió sus lazos en Medio Oriente, lo que podría convertirlo en el sucesor de Alex Saab, principal operador financiero y testaferro de Maduro que actualmente se encuentra detenido en Cabo Verde, por una acusación de Estados Unidos por lavado de dinero y corrupción.

Ese informe también revela que Patricia Olivares Taylhardat, esposa de Khalil, ayudó a Diosdado Cabello, José David Cabello, Jorge y Delcy Rodríguez a ocultar una fortuna de casi 400 millones de dólares en Panamá, Estados Unidos y Turquía.

Negociaciones fracasadas

En medio de la creciente presión internacional sobre la dictadura de Maduro por las denuncias de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, Jorge Rodríguez también asumió el rol de principal negociador del régimen en los diálogos políticos con la oposición venezolana de 2014, 2017, 2019 y 2020. Todos fracasaron. También fue el enviado para sentarse con interlocutores de Estados Unidos.

En esta nueva ronda de negociaciones que comenzó la semana pasada en México, el presidente de la ilegítima Asamblea Nacional volvió a comandar la delegación chavista. “Esta negociación es la número 14. Él ha tenido un papel preponderante para poner todo su conocimiento macabro para que este tipo de negociaciones se den; lo que buscan es una oposición que a ellos les favorezca (…) Es una de las piezas fundamentales para decirle a cada uno de los actores opositores cómo debería ser la reacción de ellos. Por su rol como psiquiatra, conoce la estructura o la columna vertebral de cada uno de ellos”, explicó Orlando Moreno, quien no dudó en adelantar que, una vez más, los diálogos “fracasarán” por la falta de voluntad de la dictadura.

“Esta negociación completamente va a volver a fracasar. No hay ninguna posibilidad de que el régimen pueda ceder. Está buscando reconocimiento, y eso es lo que le están dando. Se han burlado hasta del Papa”, aseguró el activista por los derechos humanos.

En medio de su supuesta voluntad de diálogo, y en sintonía con la retórica del dictador Maduro, en todas sus alocuciones Rodríguez aprovecha para tildar a los opositores de “ladrones”, “corruptos”, “golpistas” o “terroristas”.

Para muchos, Rodríguez, al igual que en las negociaciones anteriores, volverá a apelar a su capacidad de manipulación para darle aire y tiempo a la dictadura. “Conoce las conductas del ser humano, como psiquiatra, y las maneja como debe ser. Es la persona que más se adapta al entorno de accionar cada una de las políticas de violaciones a los derechos humanos y empobrecimiento. Le dio la fortaleza al chavismo para que ejecute las maniobras socialistas”, concluyó Moreno.