Perú es ya el país con mayor tasa de mortalidad por COVID-19 del mundo. La precariedad sanitaria y los errores de gestión explican muchas muertes, pero los expertos alertan sobre el peligro de comparar entre países.
El récord más triste. Ayer miércoles (27.08.2020) una revisión de los decesos provocados por el COVID-19 en Bélgica convirtió a Perú en el país con mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia. A pocos conocedores de la situación local debió de sorprenderles, ya que las muertes a raíz del coronavirus se suceden a razón centenares al día y la cifra de fallecidos ha sobrepasado los 28.000.
¿Cómo ha llegado el país andino a esto? «Ha habido muy poca inversión en salud en los últimos treinta años, además de una gestión que no fue al ritmo de la evolución de la pandemia; muchos sitios del país no estaban preparados para una pandemia de infección respiratoria como esta”, señala en entrevista con DW Rubén Mayorga, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Perú. «La pandemia de coronavirus ha desnudado las deficiencias que tenía el sistema de salud”.
Los 28.124 fallecidos por el virus SARS-CoV-2 que registra Perú se traducen en una mortalidad de 85,8 muertos por cada 100.000 habitantes.
Pero la escasez de capacidades diagnósticas en prácticamente todo el planeta ha dificultado abarcar la magnitud de la pandemia desde el principio, por lo que se sobreentiende que existe un subregistro importante de su mortalidad. En Perú hay un exceso de más de 65.000 fallecidos desde el inicio de la pandemia en comparación con años anteriores. Esto significa que desde marzo los decesos a nivel nacional se han incrementado en un 120% respecto a los dos años precedentes.
«Perú tenía menos gasto sanitario per cápita que Ecuador, Colombia, Brasil y Chile, solamente superaba a Bolivia en este sentido”, explica a DW Farid Matuk, quien hasta hace poco asesoraba al Gobierno peruano como parte del Grupo Prospectiva.
En el mismo sentido se pronuncia César Ugarte, profesor de la Universidad Cayetano Heredia: «Éramos de los países de Latinoamérica con menos camas UCI, o con menor acceso a plantas de oxígeno”, dice el médico en entrevista con DW. «Perú cometió un error sustantivo al reducir la cuarentena y producir los casos más visibles de ausencia de cama y ausencia de oxígeno, que produjeron muertes que podrían haber sido evitadas”, agrega el economista Matuk.
Lo que los números oficiales no pueden contar
Los entrevistados coinciden, sin embargo, en que hay otros factores que ayudan a explicar por qué en Perú ha crecido tanto la tasa de mortalidad, más allá de esta falta de capacidad para responder a los casos más severos de la infección.
«El concepto de muertes confirmadas por COVID-19 es heterogéneo a nivel mundial, en ese sentido las comparaciones entre países pueden inducir a error”, sostiene Matuk. «El caso europeo más extremo es Bélgica, donde todo exceso de muerte es COVID-19, aunque no lo sea”. También recuerda, en relación con esta heterogeneidad estadística, que «en Alemania al comienzo solo las muertes en hospitales eran consideradas como muertes por COVID-19”.
Este jueves, el Gobierno peruano ha atribuido tener la tasa de mortalidad más alta del mundo al hecho de haber incluido la cifra de decesos sospechosos por la enfermedad en el número de muertes con prueba confirmada. «Estamos en época de frío en Perú, puede haber otro montón de infecciones respiratorias circulando que no están siendo diagnosticadas”, afirma Mayorga, de la OPS, quien defiende que los datos se están manejando con total transparencia. «Ese no el caso en todo el mundo”.
El profesor Ugarte coincide en pensar que «un porcentaje no despreciable tiene otras causas”. Y pone como ejemplo el hospital en el que trabaja: un hospital general con 400 camas reconvertido en un centro dedicado exclusivamente al COVID-19. «El sistema de salud se ha covidizado”, lamenta Ugarte, quien muestra preocupación por que se haya descuidado el resto de la atención sanitaria.
¿Cuántas personas están muriendo en realidad en América Latina?
Eso sí, el médico señala algo más, en línea con la transparencia estadística defendida por Mayorga: en su opinión, en el curso de los meses Perú ha sido capaz de detectar mejor el virus y su letalidad, en comparación con otros vecinos de la región. «Creo que Perú está registrando más casos al contar las pruebas positivas por detección de anticuerpos, cosa que no hace casi ningún otro país de la región”. En ese sentido, los tres entrevistados se muestran contrarios a la comparación internacional de sistemas disímiles.
Al final, sin embargo, esa es una discusión estadística, reconoce Ugarte. Las muertes por COVID-19 ocurren, se cuenten o no. «La razón principal es que nuestro sistema de salud no funcionó”, critica. «No estuvimos a la altura. Pero creo que los números de Perú son más reales”. La pregunta es pues cuáles son los números de la pandemia en Latinoamérica que aún no conocemos.