El rostro de la enfermería en Venezuela: profesionales obligados a desempeñar múltiples oficios

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Cada 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermera, un gremio que, como muchos otros, ha sido golpeado económicamente en Venezuela, pero que no se rinde ante las dificultades y busca alternativas para cubrir las necesidades básicas en el hogar. Son hombres y mujeres que, a pesar de las pocas condiciones laborales que tienen, agradecen poder servir a los pacientes que requieren de sus cuidados

Por Mairen Dona López – El Pitazo

Enfermería en Venezuela
Este 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermera, un gremio que en Venezuela debe dedicarse a múltiples oficios para conseguir el sustento diario / Foto: Cortesía enfermeras

Este 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermera, un gremio integrado por mujeres y hombres que en Venezuela deben dedicarse a múltiples oficios alejados de su profesión debido a los bajos salarios que devengan y la necesidad de llevar el sustento diario a sus hogares.

Desde preparar un dulce, vender alguna prenda de vestir, ofrecer algún producto para el cuidado personal, hasta depender de ingresos familiares, son diversas las actividades que luego de años de servicio tuvieron que realizar los profesionales de la enfermería en el país, donde el salario mínimo se ubica en un poco más de 5 dólares mensuales.

Johana Hernández es una enfermera que tiene 19 años de servicio en el Hospital Psiquiátrico de Caracas, pero desde el año 2020 se vio en la necesidad de realizar un emprendimiento que lleva por nombre Mi Dulce Andrea. Se dedica a la preparación y venta de postres, un oficio que es su sustento diario y con el que asegura puede cubrir sus necesidades.

Tiene dos hijos y aunque los ingresos que recibe como enfermera no le permiten tener una buena calidad de vida, afirmó que la vocación hace que se mantenga cada día ofreciendo sus servicios a cientos de pacientes que dependen de sus cuidados.

«Es una lucha entre la razón y el corazón porque realmente sigo ahí por amor a mi profesión. Siento que ir a trabajar es darle mi mano amiga a todos los pacientes desprotegidos. Ellos no tienen culpa de la situación país en la que nos encontramos», expresó durante una entrevista con El Pitazo.

Durante este día considera que hay mucho por celebrar y aseguró que el pago por realizar la profesión con amor tiene un valor incalculable. Su mayor anhelo es que la enfermería sea valorada.

«Nosotros damos la vida por la humanidad, pero en este momento nadie la da por nosotros», agregó.

Una pasión que no se abandona
Francis Guillén es una enfermera graduada desde hace 13 años, tiene un hijo de siete años y actualmente se encuentra embarazada. Debido a la crisis económica del país, en el año 2016 comenzó a vender obleas en el Hospital General Dr. Miguel Pérez Carreño, centro de salud en el que trabajó durante ocho años y también institución a la que tuvo que renunciar en 2020 por los bajos salarios que recibía.

En el año 2018 junto a su esposo decidió emprender con la venta de gel fijador para el cabello y actualmente continúa con esa labor. Ahora ofrece cremas corporales, shampoo, acondicionador, gel mentolado y también yogurt casero. Las ventas de estos productos la ayudan a resolver los gastos primordiales en su hogar y los de sus padres.

Luego de su renuncia al hospital donde trabajaba se sintió en la necesidad de hacer lo que es su pasión desde hace muchos años. Comenzó a prestar funciones en el Hospital Dr. José Ignacio Baldó, mejor conocido como El Algodonal. A pesar de no recibir un sueldo con el que logre sustentarse, le reconforta saber que está ayudando a pacientes que no reciben respuesta en los centros de salud.

«Es frustrante tener que estudiar tanto para no ganar lo suficiente. Tengo padres que también son enfermeros y con su profesión lograron darme comodidades, pero con este Gobierno no se puede tener calidad de vida. Mi mayor deseo es darle a mis hijos todos los gustos que yo recibí de pequeña», expresó Francis Guillén.

Daysi Suárez es otra enfermera con 10 años de servicio que se dedica a la venta de ropa íntima, prendas de vestir y bisutería. Con esto, busca solventar sus gastos básicos en medio de la crisis económica que afecta a cientos de profesionales.

Aseguró que su vocación la mantiene cumpliendo funciones en el centro de salud donde labora en los Valles del Tuy. Sin embargo, desde hace unos años la situación económica escapó de sus manos y se reinventó con trabajos que le permitieran recibir ingresos adicionales.

Aunque se siente triste como profesional luego de dedicar años de vida y estudios para vivir cómodamente como siempre soñó, no pierde las esperanzas de vivir en un país donde se les ofrezca oportunidades y la profesión de enfermería sea reconocida con buenos sueldos.

Enfermeras jubiladas sin condiciones
El personal de enfermería jubilado no escapa de la realidad y es uno de los más afectados. Es el caso de Ana Mercedes Lares, quien dedicó 38 años de su vida a la enfermería en el Hospital de Niños J. M. De los Ríos, pero luego de recibir su jubilación en el año 2009 tuvo que desempeñarse en su profesión de manera independiente. Después de varios años y en medio de las dificultades económicas se vio en la obligación de realizar actividades que le permitieran tener ingresos propios.

Ahora con 69 años de edad depende del dinero que sus hijos y nietos le puedan ofrecer. Esta situación hace un tiempo la afectó sentimentalmente por tener que aceptar que no podía ser independiente económicamente, a pesar de no tener ninguna condición física o de salud que le impidiera trabajar.

«Mi mayor anhelo es que haya un gobierno que respete a los jubilados y su dignidad humana. Deseo que Nicolás Maduro no nos siga matando lentamente y aplicando la eutanasia pasiva, dejándonos morir de hambre y enfermedades», afirmó Ana Lares.

Señaló que los jubilados deben mantenerse exigiendo sus derechos y no seguir muriendo en casa por falta de medicamentos y comida. Nunca imaginó llegar a la situación en la que se encuentra en este momento, pero dijo que seguirá ayudando con vocación al que necesite.

Un gremio golpeado
Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería de Distrito Capital, aseguró que los profesionales de este gremio después de una penosa jornada laboral en un hospital sin insumos y siendo agredidos en muchas oportunidades, tienen que realizar otras actividades o renunciar a su labor para compensar económicamente lo que el Estado no les paga por su nivel profesional.

Durante el Día Internacional de la Enfermera aseguró que se debe hacer un balance negativo de la situación en la que se encuentra el sector. Contreras precisó que en las prácticas profesionales se enfrentan a limitaciones como la falta de insumos y el déficit de personal, además de agresiones verbales y físicas de personas que llegan a los centros de salud en busca de atención médica y ven a los trabajadores sanitarios como los responsables de la crisis.

«Hemos logrado hacer del gremio de enfermería un referente de lucha y no perdemos la esperanza. Tampoco nos resignamos porque el miedo es un control social que ha pretendido imponer el Estado. Ese miedo tenemos que convertirlo en una tormenta en la que tenemos que aprender a bailar», afirmó Ana Rosario Contreras.

Consideró que los venezolanos y enfermeras tienen el reto de continuar por el sendero de lucha pacífica que permita retornar el derecho al trabajo en el país. Por ello, dijo que este gremio seguirá siendo la voz y esperanza del que no la tiene y afirmó que Venezuela está siendo golpeada por personas que no gobiernan y tampoco conectan con la realidad del ciudadano que busca sobrevivir.

«El llamado al gremio de la enfermería es a asumir el legado que nos dejó Florencia Nightingale, una mujer que a pesar de las circunstancias vividas se esmeró e hizo de la enfermería una profesión. Hoy tenemos que seguir avanzando porque estamos convencidos que la salud es un derecho transversal y el Estado tiene la responsabilidad de garantizarlo con salarios y condiciones laborales suficientes», puntualizó Contreras en entrevista con El Pitazo.