Emily Santos, la joven panameña que aprendió a “nadar estáticamente” en un apartamento y ahora compite en

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Tiene 16 años y hasta el comienzo de la pandemia superaba a menudo sus marcas en la piscina.

La Patilla

Pero con las restricciones impuestas para prevenir el contagio con la covid-19 las piletas se cerraron y quedaron comprometidos los planes de la panameña Emily Santos orientados a cumplir con gran nivel su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio, en los que debutará este domingo.

“Con la cuarentena estuve un largo tiempo sin entrenar y fue como un retroceso para mi. Cuando volví a Estados Unidos, donde pude volver a nadar, se me hizo difícil volver a los récords que tenía antes”, dijo en una entrevista con Efe.

En Panamá el encierro y las limitaciones preventivas la obligaron a buscar con su padre alternativas ingeniosas.

“Tuvimos que improvisar en medio de la pandemia. Cuando regresamos a Panamá teníamos en el apartamento una piscina pequeña, de recreación. Mi papá se las ingenió y con una cuerda me ayudaba a nadar estáticamente. Esto lo mezclamos con el trabajo físico en la sala del apartamento”, explicó.

Las condiciones no pintaban bien porque la piscina “era pequeña y poco honda”. Al final, le “funcionó para entrenar la técnica”.

“Cuando bajaron las restricciones pude ir a nadar en una piscina más grande y prepararme un poco más antes de volver a Estados Unidos” recordó con alivio la deportista.

Emily Santos es la más joven integrante de la delegación panameña.

Pero sus objetivos son de deportista consagrada que quiere más, mucho más.

“Quiero hacer mi mejor presentación, mejorar mi marca en los 100 braza y disfrutarlos”, apostilló.

La joven nadadora no oculta su gusto por la adrenalina.

“Yo he visto que a Emily le va mejor cuando tiene presión, sé que estará con los mejores del mundo, eso le gusta, ella compite bien cuando la cosa se pone difícil”, dijo desde Estados Unidos su entrenador, el brasileño Guilherme Goncalves Ferreira.

El técnico garantizó que la panameña se ha dedicado en los últimos días que faltan para el comienzo de los Juegos a pulir los detalles para su presentación en la prueba de los 100 metros braza, su especialidad.

Sandra Silva, la madre de Emily, vive los días previos entre la emoción y la ansiedad. Sabe que una de las más preciadas metas de su hija se logró con la clasificación, pero ahora sabe que toda la familia quiere más.

“Dejar a mi hija en Estados Unidos en un colegio, a los 14 años, no fue fácil”, recordó.

Llegar ha costado a Emily y su familia.

“Recibir llamadas donde me decía: ‘me siento triste y los extraño’… No quiero llorar, pero cumpió su sueño y logró el objetivo. La verdad es que el sacrificio ha sido muy grande y valió la pena”, puntualizó la madre de Emily.