Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos, Iván Duque. Cuatro presidentes han pasado por la Casa Nariño y el problema de la guerrilla no ha hecho otra cosa sino avanzar en su negocio de narcotráfico con ayuda del gobierno chavista, que ha sido uno solo, sobre todo a la hora de proteger a los forajidos. Esa sí es una política bien definida de Hugo Chávez que se ha mantenido sin cambios con su sucesor.
Las autoridades colombianas denunciaron el fin de semana que en lo que va de 2022 han ocurrido 86 asesinatos en la frontera con Venezuela, 15 de los cuales eran personas solicitadas por la justicia de ese país. Esto no debe extrañar, porque Colombia sabe que hacia este lado del Arauca está establecido el aliviadero de los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional y de los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Es un cuento de nunca acabar, sobre todo mientras se genere tanto dinero con las actividades de estos dos grupos, que pelean simplemente por mantener el control del terreno y de las rutas de traslado del narcotráfico, además de otros negocios con los que se mantienen operativos. El ELN cuenta con 2.500 hombres y las disidencias con más de 5.000, aunque no tienen cabeza visible, pero sí unos cuantos jefezuelos que se sienten a sus anchas en Venezuela.
Ya Andrés Pastrana en los primeros años del gobierno de Chávez tuvo que amablemente llamarle la atención cuando el teniente coronel insistía en que había que reconocer que las guerrillas de las FARC eran una “fuerza beligerante” en la vida colombiana, algo que obviamente era un insulto para la institucionalidad y la democracia del país vecino. ¿Cómo elevar al mismo nivel del Estado a un grupo cuyo divertimento es secuestrar o poner carros bombas y que además se lucra con el negocio ilícito de estupefacientes?
Por supuesto que los mandatarios colombianos han tenido que combatir, y lo han hecho de frente y sin miedo, a estos subversivos que tanto daño le han hecho a su país, tantas vidas se han cobrado, pero seguramente no contaban con que Venezuela iba a protegerlos, con que se iban a hacer más fuertes. Sin embargo, eso no los ha amilanado y una prueba es que su ministro de la Defensa, Diego Molano, ha movilizado las tropas hacia la frontera.
Pero aquí los afectados son quienes residen en los pueblos de la zona limítrofe, que tienen que huir despavoridos por esta guerra. Y esos desplazados se suman al más de 1 millón de migrantes que ha buscado en la nación vecina una oportunidad para sobrevivir a la crisis humanitaria. En consecuencia, Colombia también padece el chavismo. Pero, créannos, a los venezolanos nos duele que también sean víctimas de la mala gestión del gobierno de Nicolás Maduro. Lo que no hay que olvidar es que todo comenzó hace más de 20 años, con Chávez.
Fuente: El Nacional