¿ESTÁS DE ACUERDO? Las mujeres alemanas se unen contra el acoso sexual verbal

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«Hola, mi amor”, «cosita hermosa” y ese tipo de expresiones siguen siendo vistas por algunos hombres como un cumplido, un amable piropo al que las mujeres deben someterse. La verdad, sin embargo, es que estas frases, así como besos, silbidos y gestos lascivos son muy desagradables. A través de Instagram, algunos grupos están llamando la atención sobre este problema, que se repite en muchas ciudades. La idea es que las mujeres escriban con tiza en la calle sus peores experiencias en este sentido.

DW

En inglés le dicen «Catcalling” a esos comentarios inapropiados, gritos y ruidos que algunos hombres hacen cuando ven pasar a una mujer por la calle, aunque el fenómeno se replica también en internet. Hasta ahora, en Alemania este comportamiento no es castigado. Pero la estudiante de 20 años Antonia Quell, de Fulda, quiere cambiar eso. En agosto comenzó una petición en línea dirigida a los ministerios de Justicia y de la Familia, y también al Gobierno federal. Más de 65.000 personas ya se han plegado a la solicitud.

En Alemania no es delito

«No todos los hombres lo hacen, pero todas las mujeres lo conocen. ‘Catcalling’, así se llama el acoso sexual verbal. Esto no debe ser confundido con un cumplido. ‘Catcalling’ es más bien una forma de mostrar dominio y poder”, dice en la petición. El acoso sexual verbal no es un delito por sí mismo en Alemania. El contacto físico es un requisito previo para el acoso sexual. La solicitud exige, por lo tanto, que el acoso sexual verbal sea considerado, como tal, en la legislación.

El código penal alemán establece penas por insultos: una multa o, en casos especiales, una pena de prisión de hasta dos años. A veces este artículo también se aplica para el acoso sexual verbal, como por ejemplo cuando una mujer o una persona trans es degrada a la condición de objeto sexual. Pero frases como «qué bonita figura” no califican en esa categoría. Por ello algunos abogados estiman que la situación quedaría más clara si el «Catcalling” fuera visto como un delito por sí mismo.

La activista Antonia Quell propone sancionar los casos de piropos groseros o acoso verbal callejero como en Francia, donde este tipo de situaciones son sancionadas desde 2018 como infracciones penales y se castigan con hasta 750 euros de multa. En los Países Bajos, Portugal y Bélgica el acoso verbal es ilegal.

No confundir acoso con flirteo

Según una encuesta de la Fundación para los Estudios Progresistas Europeos (FEPS), dos tercios de las mujeres en Alemania se han enfrentado a silbidos en la calle al menos una vez en los últimos dos años y más del 40 por ciento a gritos, chistes, insultos sexistas o gestos sexuales. Un tercio de ellas son mujeres menores de 25 años.

«Por supuesto una se alegra con algunas expresiones de atención. Si una mujer se siente bien con ello, está en su derecho”, recalca Antonia Quell en conversación con DW. Pero las personas que se sienten incómodas con ello y que han tenido experiencias desagradables debe ser escuchadas. «A lo largo de los años una conoce algunos casos y también por lo que se cuenta en los círculos de amigos se entera de situaciones similares. Creo que la mayoría de las mujeres que viven en ciudades saben de esto”, dice la activista.

Debate sobre la evidencia

Antonia Quell quiere cambiar la visión que se tiene en Alemania de este tipo de acoso. En su opinión, es crucial que se reconozca a tal comportamiento como algo ilegal. En los comentarios que ha recibido en su solicitud online, muchas personas se muestran solidarias con ella. Pero también hay críticos.

Algunas personas creen que el problema es un tema de interpretación, pues el acoso es subjetivo. Además, tal delito dejaría espacio para amenazas y venganzas. Otros temen que se castigue a hombres que no tienen nada que ver con los piropos ofensivos. También se discute sobre la definición correcta de acoso sexual verbal. Muchos dudan que se pueda probar una denuncia de ese tipo.

La abogada Anja Schmidt dice que depende de la situación. Si el acoso es solo verbal, las declaraciones de testigos o registros de audio o video son útiles. Y si el acoso se produce en las redes sociales, documentarlo es más sencillo.

La petición supera el primer paso

Schmidt piensa que, más allá de las sanciones legales efectivas, el posicionamiento social del tema por medio de la campaña de la tiza o la petición online es importante para generar conciencia sobre esta forma de violencia de género.

La petición ya ha sido respaldada por un número suficiente de personas. Ahora, una comisión especial del Parlamento alemán se ocupará del tema. Si llega a la conclusión de que las actuales leyes contra el acoso verbal son insuficientes, podría abrirse un debate parlamentario.

Hace poco, una campaña similar tuvo éxito. En julio, el upskirting, es decir tomar fotografías o filmar por debajo de la falda, fue tipificado como delito por el Bundestag. Esas acciones ahora se castigan con una multa o hasta dos años de prisión. Y esa lucha también comenzó con una petición en línea, en ese caso de dos jóvenes del sur de Alemania.