¡ESTRAGOS DE LA PANDEMIA! Casi 30 millones de estadounidenses reportaron falta de comida en sus hogares

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Las estadísticas del gobierno norteamericano muestran el rápido crecimiento de la escasez de alimentos y los problemas para pagar el alquiler o la hipoteca

Infobae

Más de 29 millones de adultos estadounidenses no tuvieron suficiente comida en sus hogares en la última semana, la mayor cifra reportada por la Oficina del Censo del gobierno norteamericano, que registra desde abril la gravedad de la crisis económica causada por la pandemia de coronavirus.

La Encuesta de Pulso de los Hogares publicó este miércoles sus datos semanales, que reflejan una considerable alza en el tema de escasez alimentaria: las personas que informaron que “a veces” o “a menudo” no hubo suficiente comida en sus hogares creció de un 10,8% a 12,1%, lo que representa a un total de 29.284.583 adultos (con un margen de error de 0,5%).

La cifra es la más alta desde que la Oficina del Censo comenzó la encuesta hace 12 semanas: el primer reporte arrojó un 9,8% (unos 24 millones). El reporte fue lanzado, según las autoridades, para recolectar datos en tiempo real sobre el impacto de la pandemia y poder informar a las autoridades estatales y federales para el diseño de medidas.

Entre los centros urbanos que participan del estudio, las áreas más afectadas están en California (Riverside, San Bernardino, Ontario, con 20%), Texas (Houston, Woodlands, Sugar Land, con 19,9%) y el área de la Ciudad de Nueva York y la vecina Nueva Jersey (18,5%).

El detalle de reportes previos señalaba que la escasez de alimentos se produjo en entre 10 y 19% de adultos en hogares con menores, por lo que entre 8 y 15 millones de niños estadounidenses no tuvieron suficiente comida. Además, el desglose indica que la tasa es mucho más alta en encuestados negros y latinos (20 y 19%) que en blancos (7%).

La encuesta también arrojó datos alarmantes sobre la situación de vivienda: un 26,4% de los adultos respondió que incumplió pagos de hipoteca o alquiler en el último mes o tiene la seguridad de que no podrá pagar el próximo vencimiento a tiempo. Para este ítem, también es la cifra más alta desde el comienzo de la encuesta, que en abril se ubicaba en 24,6%.

Sin bien el gobierno prohibió durante los primeros meses de la pandemia desalojar a los que incumplan los pagos, las deudas se fueron acumulando para aquellos que perdieron el trabajo y no recibieron un subsidio de desempleo o no han podido encontrar otro puesto.

Mientras continúan las negociaciones sobre el nuevo paquete de ayuda propuesto por el gobierno de Donald Trump, que no incluye una expansión del programa de food stamps (asistencia alimentaria), el think tank Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas emitió un reporte en el que instó a las autoridades a dirigir las medidas a los hogares más vulnerables. “Las medidas de socorro deben estar concebidas para reducir las dificultades para que los hogares puedan pagar el alquiler, poner alimentos en la mesa y satisfacer otras necesidades básicas, y para impulsar la economía mediante la creación de un “ciclo virtuoso” en el que los consumidores puedan gastar más, lo que ayuda a las empresas en las que compran a permanecer en el negocio y a mantener a sus trabajadores empleados, lo que a su vez ayuda a esos trabajadores a mantener sus propios gastos”, sostuvieron.

Filas por comida en Nueva York

Como ejemplo de esta situación, cada vez más gente se presenta en La Jornada, un centro de Queens (Nueva York) que reparte comida gratuitamente. “Hemos pasado de 20 o 30 nuevos clientes por semana a miles en los últimos tres meses”, dijo el director ejecutivo de la organización, Jorge Rodríguez, cuyo centro está en el barrio de Flushing pero recientemente abrió otro en Corona para repartir entre 700 y 1.000 comidas una vez por semana. “Antes de la pandemia, veíamos a muchos ancianos. Ahora vemos a gente de 20 años, de 30 años. Es dramático”.

Cada día, migrantes de México, Ecuador, Guatemala o Colombia empiezan a hacer fila al mediodía para obtener la comida que reparte el grupo Alianza Ecuatoriana Internacional.

Eduardo Macancela, un inmigrante ecuatoriano de 60 años, es uno de los primeros. “He vendido todo lo que tenía, las cadenas, muebles, todo”, dijo Macancela, quien trabajó en una zapatería de un barrio cercano, Forest Hills, durante más de 20 años. La tienda cerró sus puertas, dejándole sin trabajo. Lleva semanas sin pagar el alquiler y asegura que su casero ya le empieza a presionar. “¿Quién me va a contratar a los 60 años?”, preguntó con frustración.

Según el Migration Policy Institute, el nivel de desempleo entre los hispanos nacidos en el extranjero se ha disparado en Estados Unidos, pasando de un 4,4% en febrero a un 13,5% en junio.