El bono «contra la guerra económica» que otorga la administración de Nicolás Maduro a empleados públicos, pensionados y jubilados, deja por fuera a muchas personas en edades productivas, con trabajos eventuales, desempleados, trabajadores independientes y hasta algunas personas de la tercera edad que no son pensionadas ni beneficiarias del bono En Amor Mayor
Hablar de bono contra la guerra económica, para muchos, es sinónimo de una cuota de dinero ínfima, que tarda mucho en llegar y dura poco en los bolsillos. Dependiendo del grupo de beneficiarios al que se pertenezca, es decir, trabajadores públicos, jubilados y pensionados del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), el subsidio varía en monto, fecha de pago y nivel de utilidad que puedan darle quienes lo perciben.
Pero, ¿qué pasa con quienes no forman parte de los grupos que reciben el subsidio?, ¿qué esperar cuando hay gente que no percibe el beneficio aunque forman parte de una nómina pública?
La mayoría de los excluidos del bono contra la guerra económica es gente que también trabaja; personas jóvenes, en edades productivas, trabajadores eventuales que no cuentan con un empleo y menos con un ingreso fijo.
Otros son trabajadores informales, independientes, y hasta funcionarios públicos y personas de la tercera edad inscritas o no en el sistema de pensiones del IVSS o en la lista de quienes reciben el bono de «Amor Mayor».
Muchos consideran que deben recibir el bono de guerra, pues también son trabajadores y parte de la economía nacional, aunque sin ningún tipo de protección social en el presente o en el futuro.
Más aún, luego de haber sido oficializado por el gobernante Nicolás Maduro el Día del Trabajador y publicado el decreto en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.746 con fecha de 1° de mayo de 2023.
No obstante, los testimonios de beneficiarios de este aporte económico a los que, por diversas razones, no les llega el dinero, exponen el carácter aleatorio de asignación que tiene el Sistema Patria y con el que deja por fuera a mucha gente necesitada que carece de un ingreso extra, aunque sea insuficiente, ante la alta inflación y constante devaluación que vive el país.
Ada Cristina, ama de casa de 80 años de edad y carnetizada por el Sistema Patria, es antigua beneficiaria de varios subsidios en otra época. Asegura que antes (2020) las transferencias que recibía eran más consecutivas, aunque eran igual de insuficientes para cubrir sus gastos mínimos.
«Anteriormente a mi mamá le llegaban bono del Día de la Madre, el de Amor Mayor, de Hogares de la Patria y Misión José Gregorio. Lo único que había que hacer era descargar la aplicación Patria y escanear el código QR que tiene el Carnet de la Patria para que llegaran los bonos», comenta Tommy Uzcátegui, hijo de Ada Cristina.
Destaca que, «desde que se implementó el sistema de escaneo exclusivo por los celulares de uso de los jefes de calle o del personal encargado de la venta y distribución de las cajas del CLAP, los bonos de mi mamá dejaron de llegar y hasta la fecha no ha sido posible que le llegue ni uno solo».
Productividad sin bono
Julia Pimentel trabajaba en un ente adscrito al Ministerio de Educación. Tras la posibilidad de una renuncia colectiva, el gerente del área acordó la entrega de un bono por productividad.
«Eran más o menos 30 dólares por quincena, sin contar el bono contra la guerra económica, que yo no he logrado recibir nunca porque hay un problema con mi verificación de datos que no me han podido solucionar», dice.
Luego del anuncio sobre el aumento del bono contra la guerra económica y de los cestatickets hecho por Maduro el pasado 1 de mayo, el bono de productividad que se les había asignado al personal del despacho educativo fue eliminado sin algún tipo de información directa, «pues, según, ya no lo necesitábamos debido a las nuevas directrices dadas por el Presidente», señala Pimentel.
El día del pago de la nómina, Pimentel recibió 75 bolívares, lo que sería aproximadamente tres dólares al tipo de cambio oficial.
«En ese mismo instante decidí que lo mejor era renunciar. Ahora estoy preocupada por cómo voy a sobrevivir este mes sin ser una carga. Me siento abrumada porque me da miedo que no se me presenten otras oportunidades pronto y tenga que vivir tan limitada».
El consuelo de los excluidos
Para quienes no forman parte de las nóminas públicas del país, el consuelo llega en forma de otros subsidios, de menos de $3, según la tasa del día.
Con suerte, este grupo sólo puede aspirar a recibir—si tienen carnet, hijos y sostiene un hogar— bonos menores como Hogares de la Patria, Escolaridad, cuyos montos son inferiores a $3, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) de este jueves 18 de mayo.
Para Dayana Linares, que limpia oficinas algunos días a la semana y es beneficiaria de los bonos de 100% Escolaridad, Hogares de la Patria y Economía Familiar, «los bonos graneados no sirven, es mejor recibirlos el mismo día, porque así es que medio sirven, porque graneados no me alcanzan para nada».
Detalla que por cada uno de estos bonos recibe Bs 72, lo que equivale a $2,77, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) de fecha jueves 18 de mayo de 2023 de 25,90 Bs/$.
«El bono de escolaridad me alcanza para completar la merienda de mi hija y los pasajes para que vaya a su colegio, pero nada más y es una vez al mes. Por todo agarro como Bs 200 el mismo día y así es que medio me sirve para comprar harina (para las arepas), queso y pasajes», dice Dayana.
También recibe el bono del Día de la Madre, «que todavía lo estamos esperando y el del Día del Trabajador, que este año fue de 100 bolívares ($3,86)».
Hasta cumplir 55 años, que es cuando serán elegibles para recibir el bono En Amor Mayor, los excluidos del bono de guerra no tienen ningún tipo de protección social para el futuro, ni teniendo la edad necesaria, en algunos casos.
Por su parte, Maritza Gutiérrez comerciante informal, dijo que normalmente cobra dos bonos: Hogares de la Patria de 5,76 dólares y uno por discapacidad (bono José Gregorio Hernández) de 4,32 dólares.
«Eso da un total de 10 dólares que uso para pagar los pasajes del transporte público», la comerciante informal.
Con relación al bono de guerra, cuenta a TalCual que, por ser jubilada de la Universidad Simón Rodríguez, recibió el suyo el viernes 12 de mayo por la cantidad de Bs 770, lo que equivale a $30, aproximadamente.
«Con los 30 dólares fui al quiropedista; compré cambures, pan, aceite y dos paquetes de harina de maíz. Los otros bonos que pagan ellos son de dos dólares o de menor valor e importancia. A veces llegan, otras veces no, no es una cosa constante, es como una rifa», destaca Maritza.