Falleció otra adolescente de 16 años de edad en el J. M. de los Ríos a la espera de un trasplante

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Una triste noticia ha conmocionado a todos. María Victoria Figueredo, una adolescente de 16 años que era paciente del servicio de nefrología del hospital J. M. de los Ríos, ha fallecido el martes pasado mientras esperaba un trasplante de riñón. La ONG Prepara Familia fue quien dio a conocer esta lamentable noticia y expresó sus más sentidas condolencias a la familia de María Victoria.

No es la primera vez que se reporta una situación tan trágica en este hospital. A principios de agosto, Prepara Familia informó que, en los últimos 6 años, al menos 79 niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología del Hospital J. M. de los Ríos han perdido la vida mientras esperaban un trasplante de órgano. Esta cifra es alarmante y pone de manifiesto la grave crisis que atraviesa el sistema de salud en Venezuela.

El J. M. de los Ríos, que en el pasado era reconocido por realizar trasplantes, hoy en día carece de insumos básicos como guantes, yelcos, tapabocas y reactivos para exámenes de laboratorio. Esta escasez afecta tanto al personal de salud como a los pacientes y sus familias, quienes viven en angustia constante al no tener acceso a los tratamientos y cuidados necesarios.

La situación empeoró en 2014, cuando la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene), adscrita al Ministerio de Salud, empezó a presentar fallas en la garantía de los inmunosupresores para los pacientes trasplantados. Como resultado, en junio de 2017 se suspendieron los trasplantes de cadáver a vivo, una medida que se suponía sería temporal pero que se ha prolongado por más de seis años sin que el Estado haya ofrecido una solución definitiva.

La falta de inversión en el sistema de salud por parte del Estado y la crisis económica han llevado al J. M. de los Ríos a carecer de servicios esenciales, como Terapia Intensiva, Cardiología y Neurología. Además, se han reportado problemas en el servicio de Imagenología y laboratorio. Esta situación es desesperante para los pacientes y sus familias, quienes se encuentran en una constante lucha por sobrevivir en un sistema de salud que no puede brindarles la atención que necesitan.

Es necesario que las autoridades tomen acciones inmediatas para resolver esta crisis y garantizar el acceso a la salud de todos los venezolanos. La vida de María Victoria y de tantos otros niños, niñas y adolescentes que han perdido la vida en espera de un trasplante no puede ser en vano. Es hora de que se priorice la salud de la población y se brinde el apoyo necesario a los hospitales para que puedan cumplir con su misión de salvar vidas.