Guaidó enfila una nueva negociación ante el fracaso de la «presión» a Maduro

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La oposición venezolana encabezada por Juan Guaidó se prepara para iniciar próximamente un nuevo ciclo de conversaciones con el Gobierno de Nicolás Maduro en un intento por recuperar el terreno perdido tras el fracaso de su estrategia de presión y la pérdida de popularidad de su liderazgo.

EFE | LA PRENSA DE LARA

«Un acuerdo para salvar a Venezuela necesita de todos: la mayor y mejor unión posible, el acompañamiento de la comunidad internacional, la movilización interna por nuestros derechos y atender a los más vulnerables», escribió el opositor este jueves en su cuenta de Twitter.

Tras dar vueltas sobre distintas vías de presión, que el gobernante ha sorteado hasta llegar a parecer más fortalecido, el opositor anunció la semana pasada su intención de retomar la negociación con los mismos mediadores de 2019, una delegación de Noruega, y la petición de elecciones generales «libres» y «justas».

Pero su vuelta a este mecanismo, al que se negaba a regresar, se da después de que un sector minoritario de la oposición, con el que se ha visto relacionado el excandidato presidencial Henrique Capriles, se sentara a conversar con el Gobierno.

De allí, salió el nombramiento de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), en el que la oposición consiguió mayor participación, si bien el chavismo continúa con la mayoría, aunque la Constitución establece que deben ser independientes.

Varios analistas consideran que la decisión de Guaidó de volver a la negociación está relacionada con que su principal estrategia fracasó, y con que quiere recuperar el protagonismo en las conversaciones que, de cierto modo, han dado algún resultado.

«Guaidó se ve obligado a replantearse su estrategia porque ya ha perdido protagonismo sobre esa negociación», dijo a Efe el presidente de una de las principales firmas del país, Datanálisis, Luis Vicente León.

Advirtió de que el nombramiento del CNE no cambia el «control» que tiene el Gobierno sobre el ente, pero constituye un paso en medio de un contexto en el que se cuestionó a sus antiguos rectores.

La oposición, como un todo y a la cabeza de distintos líderes, ha participado en varias negociaciones con Maduro: en 2013, 2014, 2016, 2017, 2019, y en 2020 una parte minoritaria se sentó en las conversaciones que, con interrupciones, se extienden hasta hoy.

En todos los procesos a los que la oposición asistió en conjunto, la principal meta fue la salida de Maduro, pero no se ha conseguido el objetivo, de modo que se ha apostado por otras vías: sanciones extranjeras o protestas de la calle, pero ninguna ha dado resultado.

El bloque opositor se aglutinó también frente a la vía electoral con la que obtuvo resultados históricos al aplastar al chavismo con una mayoría en las elecciones legislativas de 2015, aún cuando no confiaba en el CNE.

A partir de ahí, volvió a apuntar a la salida de Maduro.

«El TODO O EL NADA»
La oposición buscó el «todo o nada» al ir tras la cabeza del gobernante, a través de distintas vías, incluyendo la negociación, y eso, sostiene León, es lo que la ha llevado a fracasar, porque no tiene la fuerza suficiente para ello.

El 2019 fue uno de los años más estelares de la oposición, cuando Guaidó se proclamó presidente interino obteniendo un claro respaldo popular e internacional; pero el suceso no tuvo la suficiente fuerza para hacer declinar a Maduro.

El Gobierno supo aguantar la presión, jugar sus cartas y emplear las instituciones que le son afines para sostenerse en el poder; la oposición abandonó el espacio electoral y las vías de negociación por considerar a Maduro un dictador, y en medio de esto, se dividió.

«El Gobierno hoy se siente mucho más fuerte que en el año 2019 (…) y que en el año 2020», sostiene el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, quien considera que por ello «está dispuesto a negociar algunas cosas», pero no su salida.

«Creo que el Gobierno, en primer lugar, tiene como objetivo sacarse de encima las sanciones (…), que busca legitimidad internacional y busca que esta próxima elección -las regionales y locales del 21 de noviembre- tenga el menor número de excusas posibles para no ser reconocida por la comunidad internacional», agregó.

Son elementos que tiene Guaidó para negociar, pero «no son suficientes» para que Maduro acceda a dejar el poder.

León señaló que quizás la vía más acertada en este nuevo episodio sería apostar por unas condiciones electorales que permitan un proceso lo suficientemente transparente, como la suspensión de inhabilitaciones políticas -unas 30 de opositores conocidos- o el regreso de los partidos más grandes a sus directivas originales, entre otros.

«La negociación es algo de largo plazo, no de corto plazo, es una cosa que va a demorar mucho tiempo», agregó León, al insistir en que en la complejidad del caso venezolano es muy difícil pedir el «todo o nada».