Luis Moros llegó a EEUU con 14 años en 2016. Junto a su madre vagó de refugio en refugio hasta que con disciplina y constancia ha ido construyendo un camino personal en servicio a los demás.
Luis Moros llegó en 2016 a Estados Unidos siendo un adolescente con su madre. Solo traían unos pocos dólares que debieron «administrar muy bien», mientras vivían de refugio en refugio y trabajando para poder sosternerse. Habían salido de Venezuela por la inestabilidad política y mirar hacia atrás no era una solución.
No pocos fueron los tropiezos, afirma, pero en resumen, este año termina su carrera en Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Internacional de la Florida y contó a la Voz de América cómo se logra y por qué ha decidido vivir para inspirar a otros latinos en Estados Unidos en su misma condición.
«Ser refugiado es simplemente como ser homeless, una persona sin hogar, porque cuando tú te quedas sin hogar fijo, permanente, entras en la clasificación de ser homeless«, dice. «Soy refugiado porque yo salí de Venezuela por causas políticas y terminé en una situación donde no tenía un lugar fijo, me mudé ocho veces en un mismo año, con mi madre, que vinimos con 100 dólares, no teníamos dónde vivir».
El «primer obstáculo» fueron las carencias económicas, pero debió encarar otros retos como «esperar los papeles» para poder trabajar legalmente y mudarse.
«Mi mamá y yo no habíamos venido a EEUU, no sabíamos la cultura, no sabíamos el idioma que es parte fundamental. Estábamos lideando con el factor económico, cultural, el idioma, que nos costó un poco adaptarnos y mucho más que no teníamos un lugar fijo donde aprender todas esas cosas, sino que estábamos como vagando en diferentes lugares….eso fue lo más duro, borrar un poco tu identidad, de un día a otro yo vivía en Venezuela en mi casa, en una vida diferente y en 24 horas todo había cambiado y asumir eso como nuevo comienzo me afectó tanto psicológicamente como en mi aprendizaje para adaptarme al país».
Hoy tiene una nueva realidad basada -asegura- en la disciplina y la constancia. Su aprendizaje lo ha llevado a inspirar a otras personas con su historia como inmigrante. Se convirtió en filántropo y defensor de los derechos humanos, la diversidad y la inclusión mediante la creación de organizaciones sin fines de lucro, la defensa de la comunidad LGBTQIA+ y el ejercicio de habilidades que lo asemejan y lo definen, como el liderazgo, el altruismo y la bondad.
«Mi misión es ayudar a los latinos, a mi gente, a los migrantes. Ese siempre va a ser mi foco y eso se va a ir transformando en dependencia de las necesidades del hispano en EEUU. Ahora estoy en una gira nacional de conferencias para ayudar al estudiante migrante a que ganen becas…. eso es lo que quiero hacer, es tratar de que los estudiantes no pasen por la misma oscuridad de desinformación que pasé yo como migrante, porque no sabía el idioma, no sabía cuáles eran los recursos, cuáles me servían a mi y cuáles no y quiero hacer esa guía para estudiantes que están llegando, para que no siempre se sientan perdidos, siempre mi foco siempre va a ir en pro de los inmigrantes».
Y aunque el camino no ha sido fácil, dice sin vacilar que ha valido la pena. Desde que encontró su sentido de vida, ha trabajado en el campo legal y de servicio al cliente durante más de cinco años y adquirido en redacción legal, oratoria y habilidades analíticas a lo largo de su trayectoria como asistente legal certificado en el estado de Florida y líder estudiantil.
En 2021, Moros representó a más de tres organizaciones nacionales sin fines de lucro diferentes y alrededor de siete departamentos de la Universidad Internacional de Florida (FIU). Una reseña de su trabajo publicada por FIU indica que «debido a su resiliencia y determinación, Luis Moros fue premiado como uno de los estudiantes más influyentes del año en las Escuelas Públicas del Condado de Miami Dade y reconocido por figuras políticas de Florida. Estuvo como pasante de políticas con el Instituto CATO, en Washington.
«La vida es un peregrinaje. Yo creo que la mejor forma de uno entender los altibajos de la vida es siendo refugiado. Yo empecé a amar esta vida, yo decidí aceptar que esta era mi realidad. Lo he dicho otras veces, si tuviera que pasar lo que pasé lo hubiese pasado, no me hubiese arrepentido jamás. Esa experiencia fue lo que me permitió entender cómo funciona la vida, me permitió aprender un poco de malicias porque habían cosas que yo no estaba destinado a ver a mi edad, pero me tocó verlas y eso me dio la oportunidad se saber qué es lo bueno y qué es lo malo. Te da la oportunidad de tener buenos amigos, de encontrar un buen trabajo», reflexionó en conversación con la Voz de América.
También en el año 2021, Moros trabajó como embajador de la organización no partidista liderada por la ex primera dama de EEUU, Michelle Obama, conocida como When We All Vote. Desde allí, este joven venezolano organizó campañas de registro de votantes y dirigió diferentes equipos para registrar y aumentar la participación electoral en Estados Unidos. Incluso, como embajador de la organización no partidista, Moros colaboró para aprobar la Ley For the People en el Senado de Estados Unidos.
¿Cómo fue su trabajo en la fundación que lidera Michelle Obama?
Explica Moros que comenzó en la fundación después de hacer una pasantía en la casa de representantes de la Florida. «Allí tuve la oportunidad de trabajar de la mano con la fundación creada por Michelle Obama y eso me permitió entender la importancia de la educación cívica … que va más allá de decir a las personas que voten o no. La educación cívica es informar cómo funcionan las legislaturas, las instituciones gubernamentales, cómo se aprueban las leyes y me di cuenta que muchos estadounidenses desconocían eso. Entré en esa organización en 2020 como embajador de la Florida y empecé a hablar en diferentes secundarias sobre la importancia del voto, por qué deberían votar y cuántas voces ellos van a representar en su voto porque hay muchísimas personas en este país que no pueden votar…
«Se logra con disciplina, con constancia, con determinación, aceptando el nuevo comienzo. Yo nunca he dicho que comencé de cero sino que comencé de nuevo y esa es la realidad de todos los migrantes, hay que comenzar de nuevo … mi primer trabajo fue en McDonald, mi mamá limpiaba casas cuando llegó … Hay que afrontar miles de cosas para salir adelante y así se llega al éxito», afirma.
Cuando habla de éxito, Moros dice que depende de a quién se le pregunte. «Para mí era llegar a Washington a los 18 años, pero para otros estudiantes el éxito es ganar becas y poder costearse sus estudios, para la madre éxito sería poder pagar la renta y no tener que mudarse más con su hijo. Cada quien ve el éxito de una manera distinta pero siempre va a llegar con una constancia y una disciplina», agrega.
-¿Existe el sueño americano? -pregunté a Moros.
-Yo no creo que exista el sueño americano. Creo que nosotros los latinos romantizamos mucho las cosas. Yo creo que hay una estrategia americana. Este país es una estrategia. Aquí todo funciona bajo un plan. El sistema educativo es un rompecabezas. Si tu no armas un plan de acción para poder encontrar atajos, que son las becas o algunos escogen los préstamos, pues no vas a llegar. Lo mismo pasa con el estatus migratorio, lo mismo pasa con el transporte, con el trabajo. No hay tal sueño americano, el sueño lo romantizamos porque sí es un país de oportunidades, pero tenemos que saber los recursos y hacer estrategias para poder llegar rápido y de manera efectiva».
Venezuela
Si bien tiene siempre presente a su país de origen Venezuela y sus raíces, en gran parte porque su familia aún vive allí, tiene claro que regresar por ahora no es una opción: “Es uno de los países más hermosos del mundo, geográficamente, pero políticamente no me identifico y tengo miedo de volver. Salí por causas políticas y mi rol como analista político en Estados Unidos me ha puesto en peligro porque al final termino, de una u otra forma, criticando a la dictadura de Venezuela y temo por mi familia, que está allá. Si ese miedo inminente sigue, yo no pienso volver a Venezuela hasta que la dictadura caiga”.
Su plan de vida
“Quiero tratar que los estudiantes no pasen por la misma oscuridad de desinformación que pase yo como migrante. Quiero hacer esa guía para migrantes que vienen llegando, que en Nueva York son tantísimos, en Miami también, en todo el país también, para que no se sientan perdidos”, dice con resolución.
Tiene además un consejo para las personas que como él debieron dejar su país por razones políticas, religiosas.
«Si un joven de 21 años ha llegado aquí en 6 o 7 años y ha logrado esto, el que me está escuchando también lo puede lograr. Es una etapa de su vida, no es permanente, todo en la vida es una estrategia, estudiando, teniendo disciplina, estudiando inglés y calarse en la sociedad. No hablo de olvidarnos de nuestra identidad, yo recuerdo a Venezuela todos los días, pero entender que para uno adentrarse a esta sociedad, uno tiene que adaptarse a la cultura del país donde uno va», concluye.
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