Nancy Requena y Guillermo Aveledo Coll consideran que con el pretendido subsidio a la gasolina se controla a los ciudadanos y se favorece el “bachaqueo”. Califican las medidas como una farse y estiman que las mismas no podrán mantenerse en el tiempo
José Luis Carrillo / TalCual
El pasado lunes 1° de junio, Nicolás Maduro puso en práctica un nuevo sistema de venta de gasolina en Venezuela, ajustando el precio del combustible a estándares internacionales, pero a la vez entregando a un precio subsidiado a los conductores del transporte público. En esa oportunidad, aseguró que se iría avanzando hacia un sistema de subsidios directos a la población, que se harán efectivos a través del sistema Patria.
Voceros del gobierno resaltaron también que, con la medida, se está superando el modelo rentista petrolero. El propio mandatario afirmó que la economía “real” (de la que afirma es la que está orientado a producir rubros esenciales) imperará en el mundo luego que pase la pandemia del coronavirus y que Venezuela está apuntando a ese escenario.
“No solo el modelo rentista petrolero, la economía real venezolana debe afrontar con mayor fuerza productiva, tecnológica, creativa, a la ya nueva etapa de economía post-rentismo petrolero y ahora con la postpandemia tendremos una economía post capitalismo neoliberal”, expresó Maduro en abril del presente año. Sin embargo, doctores en Ciencias Políticas consultados por TalCual señalan que vender una gasolina que no produce no es muestra de ninguna economía sana y, además, al hacer diferenciaciones entre los ciudadanos, crea unos venezolanos de primera, con beneficios, y otros de segunda, algo que favorece la corrupción y el “bachaqueo”.
Subsidio a la gasolina es una farsa
“Estamos en el peor Estado rentista y populista. Es absolutamente falso que hemos salido del Estado rentista, petrolero; ahora dependemos del petróleo que importamos. ¿Cuál es la autonomía del país? Éramos un país rentista cuando producíamos petróleo, lo vendíamos y vivíamos de esa renta, esa renta ya no existe; ahora resulta que importamos gasolina cuando somos el país con las mayores reservas petroleras del mundo. Es una farsa. El descaro del discurso manipulador de decir que las cosas cambiaron y van a ser distintas es lo más deprimente políticamente hablando que yo he escuchado”, expresó Nancy Requena, profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Metropolitana.
Resalto que, en Caracas, todas las estaciones de servicio son internacionales y que el supuesto subsidio de gasolina a Bs 5.000 solo existió el lunes, no más.
“Añadió que, con esa historia de que a las busetas se les va a dar gasolina gratis lo que constituye es otro Cadivi (compañía del Estado que vendía divisas a los particulares bajo el esquema delc control de cambio) donde hay gente accede a un beneficio preferencial y lo revende en el mercado negro. Es la tormenta perfecta que tenemos en estos momentos. Es un discurso farsante, y el resultado fue unas personas que pasaron horas en las colas de las estaciones de servicios y muchos se creyeron el cuento de que se había resuelto el problema; el cual solo se resolverá el día que cualquier ciudadano agarre su carro se meta en una estación, llene su tanque y se vaya”, añadió Nancy Requena.
Estímulo para la reventa y bachaqueo de gasolina
El también profesor de la Unimet Guillermo Tell Aveledo, indicó que el mayor estimulante para la reventa, “el bachaqueo”, ha sido el subsidio de la gasolina, y que ahora con mayor razón lo seguirá siendo porque ya la persona que revende no tiene que ir a Colombia, pues podrá hacerlo a unas cuadras de su casa. Esto, debido a que el precio legal va a ser más grande del que va a pagar el subsidiado.
“Es el camino hacia una gran escasez o el allanamiento del camino para acabar con este subsidio por completo”. Resaltó Aveledo, quien recordó que es conocido que muchas de las medidas implementadas por el Ejecutivo han sido utilizadas para el control político, debido a que quienes estén “enchufados” (conectados al gobierno) o tengan relaciones con alguien que lo esté son los que van a tener acceso a esos beneficios.
En su opinión, se está estableciendo dos clases de venezolanos y de esa manera se profundiza las brechas que el debilitamiento de la economía venezolana ha venido generando.
“Tal vez sea una medida necesaria, pero lo es en el marco de un cambio estructural de la economía; pero aquí no hay confianza para la inversión, convicciones para la producción, no hay agua potable y todos esos factores no van a acelerar a la economía y no solo no van a ser no solo sostenibles en el tiempo sino que tampoco serán aguantables por la población”, auguró Guillermo Tell Aveledo.
Ingresos miserables
Para Nancy Requena, el problema actual no radica en el dilema de si la gasolina debe estar subsidiada o no, sino en que lo sueldos y salarios que hay en el país no son suficientes para pagar los bienes y servicios que se requieren y pueden ser calificados de miserables ante el costo de la vida que golpea a las personas
“El subsidio es una farsa que somete al ciudadano a lo que yo defino como un aplastamiento. Tienen (el gobierno) meses sin suministrar gasolina, por lo que la gente está desesperada; entonces dicen ‘ahora te voy a someter’. Es un acto más de sometimiento del régimen a los ciudadanos de este país”, sostuvo.
A juicio de Requena, un modelo de subsidios real sería que el país produjera mucha gasolina, exportara mucha de la misma, la gente la pagara a precio internacional porque le alcanza el sueldo, y que con el excedente que el gobierno gane se invierta en el país en educación, hospitales, carreteras, universidades. “Eso sí sería un beneficio”, señaló.
En este sentido, Gladys Requena destacó que en Colombia alguien que gane sueldo mínimo, si tiene un vehículo puede pagar ese precio, pero no es la situación en Venezuela, donde el sueldo mínimo son dos dólares. “Es un discurso manipulador. Estoy de acuerdo en que los servicios, todos, deben pagarse a su costo, pero previo a eso el ciudadano debe tener una economía donde su salario le permita calidad de vida para pagar esos servicios de calidad”.
Cambio profundo
Guillermo Tell Aveledo, por su parte, sí considera que, aunque el gobierno chavista lleva tiempo implementando medidas de subsidio individualizadas como la entrega de las cajas o bolsas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y otros beneficios asignados a través del sistema patria, el cambio en el esquema de venta de la gasolina es un ajuste de gran magnitud para el venezolano, y se hace cuando el ciudadano no cuenta con medidas compensatorias.
“Esta revisión es un cambio muy profundo de políticas públicas del gobierno desde hace muchas décadas en el país y para el propio chavismo, que fue el que permitió las grandes discrepancias entre los costos de los servicios y los gastos por el servicio en cada hogar, algo que permitió un boom del consumo en los años 2000 apuntalados por el ingreso petrolero”, sostuvo el experto.
Criticó que, cuando Nicolás Maduro habla de superar el rentismo, lo hace como separándose de eso, “como si no solo este gobierno, sino la cultura venezolana histórica fue lo que nos llevó a esto”. Destacó que el subsidio tanto a la gasolina, como a los servicios públicos se incrementó a niveles nunca antes vistos en los años 2000, por lo que se puede decir que quien promovió el rentismo fue precisamente la actual gestión.
“Es un gran ajuste para el venezolano, pero, aunque siento que son medidas necesarias, las políticas compensatorias posiblemente se llevarán de lado a aquellos sectores populares, que ya tienen una circunstancia dramática de estar excluidos de muchos servicios. Recordemos que la expansión del consumo no ha pasado por una modernización de la infraestructura en los barrios de Venezuela”, argumentó.
Corruptelas
Gladys Requena manifestó que teme a las corruptelas que se pueden presentar con los subsidios directos. “Lo primordial es que el país sea productivo, que todos los ciudadanos tengan trabajo formal, no ser bachaquero o buhonero, sino trabajo con seguro médico, prestaciones, etc. Una vez cumplido eso los ciudadanos pagarán buenos servicios, y si hay que subsidiar algo yo subsidiaría la mejor educación del mundo”.
Negó que los beneficios se puedan mantener en el tiempo: “Lo más divertido es que está hablando de una gasolina que no producimos, está hablando de subsidiar una gasolina y resulta que depende de un tercero que se la traiga porque este país dejó de producir gasolina. Cuando (Hugo) Chávez tuvo el barril de petróleo en $100 en vez de invertirlo en potenciar la industria petrolera y que se hicieran mayores perforaciones y repotenciar la infraestructura, resolvió las cosas importando. Ahora este señor (Nicolás Maduro) pretende que va a resolvernos a todos cuando depende de un tercero. Esos cargueros (los buques que provienen de Irán con cargamentos de gasolina) no van a cubrir la demanda.
En conclusión, Gladys Requena considera que el nuevo esquema es un mecanismo de dominación. “No puedo creer que un ciudadano que trabaja, sea profesional o chofer de buseta tenga que pasar 10 o 12 horas de su vida haciendo una cola. ¿Cuál es el irrespeto al ciudadano en esa cola? ¿Cuáles son los derechos que se les están violentando? Están sometiendo a los ciudadanos de este país para pagar una gasolina importada a precio en dólares. ¿Cuál es el costo social?”, se preguntó.
Medidas neoliberales
Advirtió que las clases medias, atadas a las redes formales de los servicios serán las que con toda seguridad sufrirán el costo más grande de estos aumentos en los servicios. “Es muy curioso que eso que se critica a las medidas neoliberales de los años 90 o a los gobernantes de América Latina, como (Mauricio) Macri o Piñera, se estén haciendo aquí, aunque lo estén haciendo no por convicción ideológico sino por necesidades concretas”.
Igual piensa de las posibles corruptelas y, en este sentido, destaca que en los países donde se han aplicado subsidios de este tipo se ha hecho con un carácter político. “Sabemos que la práctica del gobierno es que quien sea o tenga conexión por medio de la corrupción y el cohecho con funcionarios públicos son quienes han sido beneficiados por este tipo de programa, y eso simplemente crea que haya unos venezolanos de primera y otros de segunda”.
Por todo ello, Guillermo Tell Aveledo coincidió con Requena en que el supuesto subsidio no podrá mantenerse en el tiempo. “El problema es la no productividad de Pdvsa y al no haber ese crecimiento económico rápido esto va a ser pan y agua”, auguró, y finalizó alertando que se van a profundizar las debilidades de la sociedad.