Un profundo dolor deben sentir los caraqueños al enterarse de que los símbolos de la ciudad que los vio nacer fueron borrados del mapa. La alcaldesa y almirante Carmen Meléndez al fin se atrevió a hacer lo que los chavistas saben hacer mejor, tergiversar la historia y cambiar la identidad simbólica de cualquier cosa. Sigue el ejemplo de Hugo Chávez, que en 2006 cambió el escudo y la bandera del país.
Por El Nacional
Aunque no está claro del todo, ya la capital perdió su nombre de Santiago de León de Caracas, pues el símbolo del apóstol fue borrado. Comenzó su remoción en 2018 de las calles de la urbe y ahora el escudo que lo representaba quedó para la historia. Ya no se verá más aquel blasón que llevaba la fecha de fundación de la ciudad con el león sosteniendo la espada de Santiago; ahora lo adornan tres personajes, un indio, una negra y Simón Bolívar, acompañados de una estrella roja, por supuesto, unas cadenas rotas y unas fechas de triste y dolorosa recordación, 1989 y 2002.
La bandera también es otra, que se adorna con un triángulo en el que figura el Ávila y una estrella solitaria desagradablemente similar a la de la bandera de Cuba. Estos cambios comenzaron a gestionarse con la alcaldesa Jackeline Faría en 2018, pero no se le dieron. Ahora que cuentan con mayoría en el Concejo Municipal, se atrevieron a aprobarlos entre gallos y medianoche, como suelen actuar ellos siempre. Aseguran que realizaron un concurso abierto y una consulta, ¿pero dónde están los resultados de esa encuesta? Como siempre, no les interesa la opinión de la sociedad porque son conscientes de que no les permitiría hacer ni la cuarta parte de sus “genialidades”.
No se salvó el himno de la ciudad, que ahora cuenta los acontecimientos del Caracazo y allí se ve la intención de reescribir la historia. ¡Qué obsesión tan cansona! ¿Es para ellos esta revuelta prefabricada el origen de Caracas? ¿Cientos de muertos, saqueos y desorden retratan para ellos algo digno de homenaje?
Pero quizás tengan razón y el cambio de símbolos obedezca a esa otra Caracas que nos ha dejado el chavismo. Esa en la que se vive actualmente, con la delincuencia organizada gobernando ciertos sectores, destartalada, destruida, llena de basura, sin agua y sin electricidad, con gente buscando comida en los desechos, con edificios abandonados, invadidos, calles rotas, sin transporte público eficiente… Esa es la capital que lleva la firma de Chávez, en eso la transformaron y no tiene nada que ver con la ciudad en la que hace más de 20 años podían verse signos de desarrollo.
La Caracas caótica y que se cae a pedazos no puede identificarse con los símbolos de aquella que nació de la mano de Diego de Losada. Ya ni el Ávila es el mismo y además pesa sobre él la amenaza de la ciudad comunal que quiere hacer Maduro. Ciertamente, el gobierno chavista cambió la historia de la capital de Venezuela, pero en el recuerdo de la mayoría permanece aquella urbe cosmopolita, envidia de toda Latinoamérica en la que se respiraban verdaderos aires de libertad y por cuya recuperación, incluidos sus símbolos, debemos luchar .