La extracción petrolera venezolana peligra por el avance de nuevas tecnologías

0
111

“Alguna vez fue un rico exportador de petróleo, pero las esperanzas de Venezuela de revivir su destrozada economía dependen de enormes inversiones para extraer una de las variedades de crudo con mayor contenido de carbono; no obstante, las preocupaciones en torno del cambio climático meten presión sobre los mercados energéticos y algunos expertos creen que gran parte de los valiosos activos venezolanos van a quedar varados en la tierra”, dice un artículo del Financial Times que cita, entre otros, a Pedro Burelli, ex miembro de directorio de PdVSA, la petrolera estatal venezolana. “Esta vez el petróleo no nos salvará; tenemos que reinventarnos como país y como economía”, dice Burelli.

Infobae

La aparente paradoja –economía destrozada, recursos sin utilizar- es aún mayor si se tiene en cuenta que PdVSA no alcanza a proveer de combustible a los propios venezolanos. Un artículo de la agencia Reuters consigna que producción cayó en septiembre a 397.000 barriles diarios, el nivel más bajo desde la década del treinta del siglo pasado, menos de un tercio de los 1,2 millones de barriles de hace un año, cuando EEUU comenzó a aplicarle sanciones, y menos de una décima parte de la producción de principios de siglo.

La situación es tal que en el campo petrolero “La Concepción”, que llegó a producir 12.000 barriles diarios de crudo de buena calidad pero está paralizado hace dos años, los empleados de PdVSA hacen la vista gorda al robo de crudo por parte de venezolanos que por sus propios medios lo convierten en lo que la población llama “gasolina artesanal”.

El robo de crudo y su refinación casera implican un alto riesgo de siniestros y contaminación y la “gasolina artesanal” suele arruinar los motores de los vehículos, ahondando la pérdida de los empobrecidos venezolanos.

Crudo y hambre

La producción venezolana de combustible depende básicamente de las refinerías Cardón y El Palito, que PdVSA pudo reactivar entre junio y julio pasado, pero que sufren continuos cortes programados de energía. “No podemos mantener actividades tan exigentes si tenemos hambre”, dice, citado por Reuters, Freddy Camacho, un ingeniero que trabajó en reactivar Cardón y arregla heladeras para ganar algún ingreso extra.

El PBI de Venezuela cayó más del 75% en los últimos cinco años, según datos del FMI, y 5 millones de venezolanos dejaron el país pese a que, según los datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el país tiene las más grandes reservas probadas de petróleo del mundo.

Una de las pocas cosas en que coinciden el presidente de facto, Nicolás Maduro, y Juan Guaidó, el líder de oposición y reconocido como presidente por la Unión Europea y por EEUU, es en que las chances de recuperación dependen de enormes inversiones que revivan el sector petrolero. El equipo de Guaidó diseñó incluso un “Plan País” que define al petróleo y el gas como “los recursos fundamentales para empezar a reconstruir la Nación”. Elías Matta, presidente de la Comisión de Energía, estimó que harán falta entre 8 y 10 años y entre USD 180.000 y 200.000 millones de inversión para que Venezuela vuelva a producir unos 2 millones de barriles diarios.

Matta trabaja en un plan para reabrir el sector a la inversión privada y dice que hay “un alto interés” de petroleras extranjeras. Pero, igual que muchos partidarios de Guaidó, reside en Miami, tras haber sido forzado a exiliarse por el gobierno de Maduro. Además, dice el FT; la oposición será seguramente derrotada en las elecciones legislativas de diciembre, diseñadas por el gobierno para ganarlas. El gobierno de EEUU ya las consideró un fraude.

Más allá de lo que haga Maduro o de lo que proyecte Guaidó, la riqueza petrolera venezolana puede volverse inútil, debido a los dramáticos cambios en la industria energética global. “El Plan País dice que volvamos a la era del petróleo, una premisa equivocada; estamos en el final de esa era”, dijo Burelli en una presentación ante la sociedad Británica-Venezolana. Según él, la infrastructura del sector fue destruida, la industria petrolera colapsó, el país está físicamente en manos de bandas armadas y se necesitará una enorme asistencia humanitaria antes siquiera de hablar del petróleo.

Un ejecutivo petrolero le dijo en cambio al Financial Times que la industria petrolera venezolana es “aún muy factible”, por dos razones: “es petróleo a apenas 5 horas de (las refinerías de) Houston y el crudo venezolano sigue siendo muy competitivo”.

Sin embargo, las presiones de los inversores sobre las petroleras para que se vuelvan “neutrales en carbono” aumentan cada año y van extinguiendo las chances del petróleo venezolano. Al respecto, el FT cita a Valérie Marcel, una experta londinense en energía. “Cada vez más compañías dan la espalda a los crudos sucios, y el crudo venezolano está entre los más sucios; tal vez queden algunos jugadores capaces de invertir en ellos, pero son cada vez menos”, dice.

El diario británico también cita a Andrew Grant, de “Carbon Tracker” (traducible como “rastreador de carbono”), quien dice que cualquiera “ligeramente preocupado” por la futura demanda “no tocaría el petróleo venezolano ni con guantes”.

Ricardo Hausmann, ex ministro de Planeamiento de Venezuela y profesor del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, no es tan terminante. “Hay pocos lugares en el mundo con reservas probadas, riesgo geológico cero y bajo costo de producción”, enfatiza, por lo que el petróleo venezolano tendría chances si Venezuela pudiera darse un gobierno efectivo, que garantice la paz y la seguridad y ofrezca un ambiente amigable a la inversión. Pero aun en tales condiciones, aclara Hausmann, el petróleo no volverá a ser un factor tan importante como lo fue en el pasado. Sería mejor, dice, pensar en invertir en agricultura, turismo y otras industrias que compensen la pérdida del petróleo.

Francisco Monaldi, un experto en petróleo venezolano del “Instituto Baker de Políticas Públicas” de la Universidad Rice, de EEUU, dijo que el número de petroleras potencialmente interesadas en Venezuela se achica año a año. “Por el cambio climático, hay compañías que están dejando Canadá; ninguna de ellas considerará jamás Venezuela. La ventana para esas inversiones se está cerrando”.