El testimonio de Alexander, un joven tachirense, reclutado pro el ELN
Por Sebastiana Barráez / Infobae
Las aldeas de los municipios Antonio Rómulo Costa y Seboruco del estado Táchira fueron invadidas por la guerrilla colombiana, específicamente por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). No solo se fueron posicionando desde hace unos años, tomando impulso desde la instalación del Protectorado, la figura ilegal que Nicolás Maduro inventó para darle cargo a Freddy Alirio Bernal Rosales, sino que ahora invaden fincas, expulsan a productores de la zona, ocupan sus tierras y captan a jóvenes para entrenarlos.
En los municipios de la zona norte del Táchira se sabe que a los muchachos reclutados por la guerrilla para entrenarlos, les pagan. Alexander, un joven tachirense le contó a Infobae que “es cierto, la paga es buena, pero la experiencia puede también ser aterradora. Apenas uno llega al campamento le mencionan con nombre y apellidos a nuestros padres, hermanos, hijos, novia, según sea el caso e inmediatamente advierten que deben mantener silencio de todo lo que vean, hagan u oigan en el campamento. Al más guapo le da miedo pensar que hasta tus viejos están en peligro por algo que uno diga o haga”.
“Para el entrenamiento se fija una acción, que consiste en que unos cinco hombres bien armados, toman una finca por 8 o 10 días. No maltratan a los propietarios, pero sí los obligan a colaborar para que les den toda información posible, aún la más mínima, sobre el sector, vías de acceso, propiedades de los dueños de las otras fincas, la ubicación y todo detalle que consideren relevante”, finaliza diciendo Alexander.
Está instalada la guerrilla en muchos municipios. Michelena, Rómulo Costa (Las Mesas), Seboruco y José María Vargas (El Cobre) son límites con el páramo; lugares donde se ha estado consolidando el ELN. Lugares como La Cúspide, está tomada por la guerrilla.
Con el tiempo han pasado de ser vistos como enemigos, como grupo injerencistas en la vida de esos pueblos a ser tratados con respeto por la comunidad, porque mientras el Gobierno venezolano descuidó todo lo relacionado a la seguridad, la guerrilla se encargó de controlar las bandas de delincuentes y azotes de barrios.
La guerrilla es ley
Bernal Rosales llegó al Táchira enviado como protector, para usurpar varios de los poderes de la entonces gobernadora Laidy Yorveys Gómez Flórez. El policía tomó papel activo en la Operación Manos de Papel, que significó una aparente acción contra quienes comerciaban con el papel moneda venezolano. De la mano de las sanguinarias Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y con operativos que despojaron a muchos de sus bienes, se abrió paso a la gobernación con presión, amenazas y también dádivas.
La política está más cerca de la guerrilla de lo que algunos llegaron a suponer alguna vez. En las elecciones regionales y municipales del pasado 21 de noviembre 2021, la guerrilla apoyó a la candidata a la alcaldía del municipio Michelena, Yeisa Llamer Contreras Sánchez de Arellano, quien no resultó ganadora, pero obtuvo casi 700 votos postulada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), fuera de la línea del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “Ella es una trabajadora por la comunidad, luchadora social a quien en el campo quieren, porque hace trabajos por la comunidad, como pavimento rígido y otras cosas”.
Otros sitios tomados por los irregulares están en Lobatera, específicamente en la Casa del Padre, El Bolón, Algaraveca, Boca de Monte, Los Loros y Las Minas, además Las Pilas del municipio Ayacucho. En Las Minas el ELN cobra vacuna o extorsión a los mineros, así como a aquellos que hacen bloques o ladrillos. “Nos cobran un impuesto, según la cantidad de camiones y de producción que uno tenga”, le dice a Infobae un minero de Lobatera.
En Seboruco la guerrilla está en las aldeas Palmarito y Los Ríos, a unos 30 kilómetros del pueblo; ahí, donde no dejaron votar a gente de oposición en las elecciones regionales. “Son la ley desde hace unos dos años controlando todo. Los campesinos son obligados a usar botas de color amarillo o blancas, porque las negras son de uso exclusivo de la guerrilla”.
En la aldea Salomón de Las Mesas despojaron de su propiedad a David Labrador a quien, bajo amenaza de muerte, lo obligaron a huir del país.
“A Jesús Guerrero también le quitaron su finca. En Palmarito de Seboruco, Las Flores y Piedra de Moler de Las Mesas la guerrilla tiene campamentos, donde entrena a muchachos de La Grita, Seboruco y El Cobre, dos otres días a la semana”, narra una mujer de Seboruco.
“Esa gente dice que son del ELN, pero la mayoría de los comandantes parecen ser de Valencia, Maracay, es decir del centro del país. Ellos controlan la droga y el comercio de gasolina. En los casi 40 kilómetros que hay entre las poblaciones de La Grita (municipio Jáuregui) y La Fría (García de Hevia) hay un centenar de personas vendiendo gasolina a orilla de la carretera; la mayoría son mujeres y niños que reciben un porcentaje por la venta del combustible”.
“El hijo de una amiga relacionado con la venta de gasolina ahí nos cuenta que todos los cuerpos de seguridad reciben de cada punto de venta de combustible una tarifa fija semanal, porque en ese tráfico se cruzan policías, militares y guerrilla”.
Mineros y ganaderos
Hace varias décadas en Táchira se explotaba el carbón y existieron plantas que con los años fueron eliminadas argumentando problemas de contaminación y las consecuencias de salud para los mineros. “Pero el carbón siguió explotándose en minas no autorizadas; alias Gervasio o alias El Tío es la cara visible del ELN en las minas y a ellos se le paga por la seguridad como ellos dicen, pero en realidad es la vacuna”.
Muchos empresario y ganadero se ha plegado, por razones económicas, a Bernal Rosales, quien trata de controlar todo en el estado fronterizo, mientras los grupos irregulares van avanzando aceleradamente sobre el territorio tachirense. “Es una lucha de poder, antes lo hizo José Gregorio Vielma Mora cuando fue gobernador. Llegó Bernal con el Protectorado y arrasó con la gente de Vielma, los persiguió y a algunos los encarceló. Ahora trata de tomar control de todo el poder económico del Táchira, al mismo estilo que lo hizo Vielma Mora de la mano de Diosdado Cabello Rondón”, relata un finquero en conversación con Infobae.
En algunos municipios es la guerrilla quien autoriza a los productores del campo a surtirse de combustible a precio regulado; ocurre lo mismo con el control del suministro de gas doméstico, a través de las empresas de producción social, a quienes en algún momento determinado les han dado camiones para que administren las rutas.