El solo hecho de que aspirantes a la candidatura unitaria de las fuerzas adversas al régimen de Maduro —8 de 14 comparecieron en la cita de la UCAB— se reúnan, se den la mano, aunque no todos la levanten, y compartan sus ideas, es una buena noticia. Y ya sabemos que en esta Venezuela del primer cuarto del siglo XXI las buenas nuevas son tan escasas como el pan. Se extrañó, por cierto, la presencia de quien fue el abanderado presidencial en 2012 y 2013, Henrique Capriles.
El Nacional
El formato del debate organizado por la Universidad Católica Andrés Bello fue amigable, cada uno de los ocho participantes hizo uso de su tiempo sin interrupciones. Fue un intercambio respetuoso al que le faltó, sin embargo, algo del picante que se supone en un contrapunteo político.
En ausencia aún de un programa mínimo de gobierno del bloque opositor —que replique la exitosa experiencia de 1958, cuando la dirigencia política juntó propósitos para dejar atrás la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez— los precandidatos aprovecharon sus primeros minutos para exponer planes y propuestas de rescate de la institucionalización desaparecida y medidas económicas que permitan resucitar a un muerto.
Por un momento pareció que se estaba en una campaña electoral en un país normal, que tiene un ente comicial con cabeza propia —el nuestro fue descabezado hace unas semana— y hasta una fecha para ir a las urnas, secuestrada por el régimen.
Se entró en calor cuando los moderadores indagaron sobre los errores cometidos por la oposición en estas dos décadas agrias y en cómo enfrentar las inhabilitaciones exprés del régimen, que se tramitan a pedido de Miraflores. Andrés Caleca cuestionó los «bandazos» de la dirigencia política y abogó por no salirse otra vez de la ruta electoral. Delsa Solórzano cree que el error mayúsculo fue «no decirle la verdad a la gente» y no entender la necesidad de la unidad, Andrés Velásquez piensa que de la unidad se habla de la boca para fuera y Tamara Adrián acuñó el término «voluntarismo anárquico» para describir una conducta guiada por las ganas, pero huérfana de estrategia.
El asunto de las inhabilitaciones que generó, a partir de la medida reciente contra María Corina Machado, un punto de encuentro solidario entre todos los factores de la oposición asoma ahora un escenario de divergencia. La líder de Vente Venezuela, al frente con claridad en las encuestas para ganar la primaria del 22 de octubre, rechaza elaborar una lista de «sucesiones» ante las sanciones que el régimen dicta y puede seguir dictando para sacar del juego a candidatos de la oposición, como es su caso.
«Aquí no cabe hablar de sucesiones (…) no puede ser Maduro quien imponga a quien quiere de contrincante», sostiene Machado, posición que comparte Velásquez, pero de la que discrepan Caleca, Adrián y Solórzano, que sí hablan de sucesiones. Freddy Superlano, quien fue inhabilitado tras ganar las elecciones de 2021 a la Gobernación de Barinas, cree que el tema tiene que ser discutido entre los opositores para encontrar una estrategia con la cual enfrentar al régimen y preservar a toda costa la opción de cambio político. César Pérez Vivas y Carlos Prosperi se anotan en la idea del dirigente de Voluntad Popular.
A poco más de tres meses para concretar la primaria opositora, el gran reto es su realización. Los aspirantes a la candidatura unitaria coinciden en advertir que el régimen intentará, por la presunta “legalidad” que administran, boicotearlas o impedir su realización. El debate público, como el del miércoles en la UCAB, es necesario, pero también que la dirigencia política, puertas adentro, dialogue, acuerde y se fortalezca.