Las elecciones primarias han generado un gran movimiento de liberación en Venezuela. Personas de todo el país están denunciando, protestando y exigiendo que se escuchen sus reclamos.
En el estado de Mérida, los estudiantes están haciendo algo que podría parecer sorprendente: declaran abiertamente que no pueden seguir fingiendo que están estudiando si nunca han tenido profesores de matemáticas, biología e inglés. Afirman que no cuentan con una educación de calidad en su liceo.
Al mismo tiempo, un grupo de intelectuales emite un manifiesto en el que respaldan la Comisión Nacional de Primarias y expresan su apoyo a la organización de las elecciones primarias.
La realización de estas elecciones por parte de la sociedad civil es solo el comienzo de un cambio que ocurrirá muy pronto. Los venezolanos, después de manifestar su voluntad en las urnas, saben que tienen el poder y el derecho de ejercerlo. Esto es una buena noticia, ya que las cadenas impuestas por la dictadura no han dejado huellas en la conciencia de la población.
La gente salió a votar en las zonas populares, desafiando las previsiones y las amenazas del régimen. A pesar de los mecanismos de control del gobierno, como los subsidios, las bolsas CLAP y los bonos por cualquier motivo, los venezolanos expresaron valientemente su inconformidad en las urnas.
El hecho de que la gente haya salido a votar de forma voluntaria y pacífica es el acontecimiento político más importante de los últimos años en Latinoamérica.
A pesar de la presencia de más de 300 personas en prisión por motivos políticos y del cierre de más de 408 medios de comunicación libres, los venezolanos expresaron su descontento de manera valiente. En las colas para votar en las primarias no había armas, ni trampas del Consejo Nacional Electoral. Este grito de libertad lanzado por los venezolanos ha dejado una huella imborrable en el continente latinoamericano.
Además, estas elecciones primarias representaron una derrota para las prédicas de Antonio Gramsci, quien afirmaba que era necesario tomar las escuelas y los medios de comunicación para propagar el socialismo. A pesar de los intentos del régimen de imponer su ideología y manipular la historia en los currículos escolares, los ciudadanos demostraron una conciencia que anula el poder de la propaganda. También es importante destacar que los regímenes socialistas solo tienen un objetivo: destruir las instituciones que protegen a los ciudadanos. Han expropiado y desmantelado entidades que defienden los derechos humanos y han dejado al país en ruinas.
Han destruido el sistema de salud, fallado en la implantación de programas como «Barrio Adentro» y han sometido a la población a episodios de hambruna. Su incapacidad para construir nuevas instituciones demuestra que no tienen ninguna alternativa real a la libertad y al derecho a elegir que reside en cada persona.
Las elecciones primarias en Venezuela han mostrado que décadas de opresión, robo de libertades y chantaje populista no han logrado socavar la conciencia ciudadana.
El país está listo para emprender un nuevo camino hacia la libertad, donde las personas sean valoradas por sus capacidades y su integridad moral, y no por su sumisión a las bolsas de comida. El triunfo de María Corina es un ejemplo de tenacidad y lucha por los valores, la paz y la consagración de la libertad como principio fundamental de la sociedad humana.