¡LA REBELIÓN TOTAL SE ACERCA! Es inevitable que en el país en el corto o mediano plazo ocurran enfrentamientos o choques directos de mayor envergadura.

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Oscar Battaglini/ La Razón

Perdida absolutamente la legitimidad política en su ejercicio gubernamental, a la camarilla dictatorial madurista no le ha quedado más remedio que recluirse definitivamente en el aparato militar creado por Chávez, en el abuso de poder, en el fraude electoral recurrente y en la mentira obsesiva para seguir apuntalando la pretensión de perpetuarse en el poder.

Eso sólo quiere decir básicamente lo siguiente:

1.- Que ya se despejó completamente la bruma que hacía aparecer al chavismo como una alternativa de cambio social y político para la mayoría.

2.- Que ya se le venció el tiempo en el poder y que ahora solo puede seguir ejerciéndolo mediante la usurpación, la fuerza de la violencia represiva y la marramuncia infinita.

3.- Que el conflicto político en desarrollo es fundamentalmente entre la inmensa mayoría de los venezolanos y un régimen político indeseable, que contrariamente al deseo de sus progenitores, gestores y beneficiarios, está condenado inexorablemente a desaparecer en el corto plazo. Veamos algunas de las determinaciones más importantes en las que fundamentan ese juicio sumario:

Determinaciones económicas

El hecho incontrovertible de que la economía venezolana no solo se ha reducido a menos de la mitad de lo que era antes de la llegada del chavismo al poder, sino que se encuentra paralizada en aproximadamente un 80 % de su capacidad instalada. Esta es la situación particularmente de la actividad petrolera, la cual ha retornado a los niveles de producción que tenía a principios de los años treinta del siglo pasado. Lo mismo puede decirse de la producción de gasolina y otros derivados del petróleo, no obstante disponer el país de seis centros o complejos industriales refinadores que actualmente están paralizados en más de un 90 % de su capacidad.

Situación parecida se registra en el sector agrícola, cuya producción se ha reducido en más de un 80% de su capacidad, y la parte que aún se mantenía activa, se ve seriamente entrabada debido a la carencia de insumos (semillas certificadas, fertilizantes, químicos para el combate de plagas y enfermedades, etc) de créditos suficientes y oportunos, de combustibles para su necesaria movilización, debido a la severa restricción del mismo, así como de innumerables problemas para la comercialización de sus productos.

Otro tanto ocurre en la industria nacional, tanto en su expresión minera representada por las industrias básicas de Guayana, como en su expresión manufacturera. Las primeras están todas apagadas, es decir, totalmente paralizadas, y las segundas, de más de 12 mil que existían a la llegada del chavismo al poder, se han reducido a menos de 2 mil en la actualidad, corriendo el riesgo de verse reducidas aún más.

En lo referente al comercio (nacional e internacional), la situación no es menos grave. De esto da cuenta: 1- la merma que se registra, sobre todo, en el comercio de exportación e importación. Las exportaciones no petroleras, que hasta hace relativamente poco, eran de 7 mil millones de dólares, hoy oscilan entre mil y mil quinientos millones de dólares.

En el caso de las importaciones, que eran en promedio de 66 mil millones de dólares, en el año que acaba de finalizar, no pasan de 5 mil millones de dólares. 2-el hecho que de cada 10 comercios que todavía existen en el país, 9 están cerrados. La deserción que se ha producido entre los trabajadores portuarios y de transporte terrestre. Solo en Vargas, por poner un ejemplo, se han perdido más de 4.800 empleos.

Completan ese cuadro catastrófico de nuestra economía, la quiebra de las finanzas públicas, el cierre del crédito internacional, la hiperinflación, que al tiempo que ha descoyuntado y distorsionado los precios en el mercado interno, acabó con el bolívar y le abrió paso a la dolarización de facto. Se trata, en consecuencia, de una situación económica que, como en la fábula del monstruo creado en un laboratorio, termina estrangulando a su creador.

Esto es lo que, inevitablemente, está en camino de ocurrir finalmente; sobre todo, debido a la complejidad de la crisis (por sus múltiples facetas) porque el madurismo carece de los recursos (financieros, de los planes, etc) que le permitan encarar y manejar la crisis y, fundamentalmente, porque la crisis luce hoy autonomizada, lo que significa que se le fue de las manos a la camarilla civil-militar que usurpa el poder en Venezuela.

Determinaciones sociales

Las generadas por las deplorables condiciones socio-económicas en las que se encuentra la inmensa mayoría de la población venezolana, la cual ha sido condenada por el régimen dictatorial militarista a sobrevivir con unos “salarios” y unas “pensiones” de 1 y 2 dólares mensuales, es decir, a nivel del exterminio.

He ahí la causa básica de los altísimos niveles que ha alcanzado la pobreza en nuestro país, particularmente la pobreza por concepto de ingresos que supera un dramático 96 %; que se ha convertido o ha operado en la práctica como el más importante impulsor de la diáspora nacional en pleno desarrollo (de más de 6 millones de venezolanos que han arriesgado su estabilidad, sus familias y sus propias vidas, huyendo del hambre, la miseria y la falta de oportunidades que, desgraciadamente, reina en su país).

Este hecho, su causalidad y sus consecuencias, dan una clara idea acerca de las razones de la ruptura radical que se ha producido entre los sectores mayoritarios de la sociedad venezolana y el régimen dictatorial madurista: Cabe señalar igualmente, que de esas razones dimana la crisis de legitimidad a la que se ve enfrentado, crisis que no cesará sino con su revocatoria del poder, dado su carácter antagónico que ha asumido el conflicto (la contradicción) que separa y enfrenta a ambas partes.

De ahí que no resulte aventurado pensar que, en el corto o mediano plazo, el país sea testigo de una creciente agudización de ese conflicto, y de enfrentamientos o choques directos cada vez más de mayor envergadura.

Determinaciones políticas

Las determinaciones que permiten fundar la predicción acerca de la posibilidad de un desenlace de la crisis política nacional en el corto o mediano plazo, son de dos tipos: las que provienen de la profundización y agudización del conflicto político planteado, y las que tienen su origen en el repudio hecho por la comunidad internacional, en contra de un régimen político al que considera una aberración y un anacronismo antihistórico.

En resumen, se trata de recomendaciones que están contenidas (activa y potencialmente) en la crisis social y política en desarrollo. Los próximos días y meses por venir, serán cruciales en el curso que ella finalmente tome. En lo particular, apostamos por el desenlace que la sociedad democrática venezolana espera con urgencia y grandes expectativas.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.