Los asesinatos de migrantes venezolanos en las fronteras se han convertido en una masacre silenciosa

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A diario, los venezolanos recorren las rutas migratorias, pues huyen de la pobreza y violencia del país que los vio nacer. En una maleta se han llevado los sueños y metas por cumplir, pero más de 3 mil de ellos no lograron materializarlos, pues fueron asesinados en los pasos fronterizos o en los países a los que decidieron emigrar. En cinco años, más de tres mil venezolanos murieron luego de cruzar fronteras por los pasos fronterizos de Táchira, Apure y Zulia. Sin embargo, Colombia es el país con más homicidios de venezolanos, alrededor de 1.8 millones de ciudadanos venezolanos se encuentran en el vecino país.

Euseglimar González | La Prensa del Táchira

Desde el año 2015, la migración venezolana ha ido aumentando, muchos lograron llegar a sus países destinos como Ecuador, Perú, Chile, Colombia y Argentina, pero con el pasar de los años, emigrar se ha vuelto letal para los venezolanos.

«En los pasos fronterizos hay mucha delincuencia, te roban, te amenazan, algunas veces a las mujeres las abusan sexualmente y si te niegas te matan», comentó un migrante, que hace un año tuvo que pasar por una trocha desde Táchira hasta tierra colombiana. Los asesinatos, día tras día se han convertido en una masacre para los venezolanos que les tocó salir del país huyendo de la crisis económica.

Sin retorno

Hace nueve meses, Nixon David Querales Cordero, de 43 años, salió de Ecuador con destino a Venezuela y emprendió su travesía como «mochilero». El hombre decidió retornar por la frontera con el estado Apure, pero antes de tocar su tierra fue asesinado a puñaladas y golpes en la vereda Guachiría, kilómetro 79 de la vía Marginal del Llano, al norte de Casanare, Colombia.

El 15 de enero, aproximadamente, Nixon, quien era licenciado en Educación, decidió abandonar Ecuador, país que lo acobijó desde hace dos años, pues sus deseos de ver a su hijo de 6 años de edad y a su familia le tocó el corazón y tomó la decisión de retornar.

Nixon era oriundo de Siquisique, estado Lara. La familia perdió contacto con él por varios días, decidieron trasladarse hasta Arauca para buscar información, pero no obtuvieron detalles.

Poco días después, vieron una información que decía que el cuerpo de un hombre fue encontrado en las inmediaciones de la vereda Guachiría, kilómetro 79 de la vía Marginal del Llano, noticia publicada en Prensa Libre Casanare, la información declaraba que el cuerpo lo habían hallado el 1 de febrero y la única pertenencia que le dejaron fue el título de licenciado en Educación.

Los familiares desesperados decidieron trasladarse hasta Colombia para reconocer el cuerpo y sepultarlo.

Peligrosas

Los connacionales no sólo enfrentan la crisis económica y política de Venezuela al momento de emigrar, sino que también sufren de violencia por parte de delincuentes y cuerpos policiales, quienes les quitan dinero para dejarlos pasar.

Aunque las fronteras venezolanas permanecen cerradas, entre 700 y 900 personas siguen cruzando diariamente los pasos ilegales o trochas de Táchira, Zulia y Apure hacia Colombia. Por Bolívar y Amazonas cruzan hacia Brasil, y también arriesgan sus vidas en peñeros para llegar a Trinidad y Tobago, o a las islas de las Antillas. La desesperanza y el dolor aturden cada vez que hay una tragedia cuando las personas se atreven a cruzar el río Táchira. Aunque las cifras de hechos violentos o riesgos de los ciudadanos es poco, se han registrado casos en donde son arrastrados por la corriente de agua y mueren ahogados.

Con la muerte de Julio Pabón Bochagá ya son ocho las vidas cobradas por el caudaloso afluente.

Los connacionales muchas veces están cerca de la muerte. Les ha tocado ver cadáveres tiroteados en los pasos fronterizos, como fue el caso más reciente, el pasado domingo el cuerpo de un joven fue hallado en la vereda Dave del municipio Villa del Rosario, específicamente en la trocha Los Mangos, que conecta al Norte de Santander de Colombia con San Antonio del Táchira.

Fulminante

Las historias de los venezolanos que mueren víctimas de la violencia son desgarradoras al igual de quienes se desploman a mitad de camino y con ellos todos sus sueños y anhelos. El año pasado, Maitte Coromoto Hidalgo Dun (48), murió de un paro cardíaco mientras descansaba en una plaza de Socopó, durante un viaje que la haría cruzar la frontera y la llevaría a Perú para conocer a su nieta más pequeña.

Maitte salió el miércoles 21 de octubre de su casa, en Veragacha, a las 5:30 de la mañana para irse del país junto a su hija de 20 años y su nieta de dos.

Con poco equipaje, pero mucha ilusión de conocer a la menor de sus ocho nietos, agarró una cola al Terminal de Pasajeros de Barquisimeto y de allí un autobús a Barinas.

Pero la muerte de Maitte no es la única ni será la última. Más de 15 venezolanos han muerto mientras intentaban cruzar el páramo de Berlín, el punto más alto de la carretera entre Bucaramanga y Pamplona, a 2.800 metros de altura, ubicado en Colombia, que se ha convertido en otro de los caminos que toman los migrantes para escapar de la crisis.

Para muchos venezolanos es letal emigrar debido a todas las circunstancias que han ocurrido. Un caso que conmocionó fue la muerte de un bebé de dos meses en brazos de su madre, una venezolana de 18 años, quien trataba de darle abrigo mientras realizaban una travesía por el gélido páramo de Berlín.

A tiros

Orlando Abreu Suárez (27), fue asesinado en enero de 2021 en Trujillo, al norte de Perú. El hecho conmocionó no sólo a los migrantes venezolanos en ese país, sino también a toda Venezuela, pues el video de cómo ocurrió su muerte dio la vuelta al mundo.

El venezolano llegó a Perú hace dos años con sus hermanos y decidieron hacer vida en Trujillo, a casi 600 km de Lima. En esta ciudad costera hay una comunidad importante de venezolanos.

Mueren en naufragio

Más de 40 venezolanos han muerto cuando emigran a Trinidad y Tobago

En diciembre de 2020 desaparecieron una, dos, o quizás tres embarcaciones que partieron ilegalmente de las costas del estado Sucre, al oriente de Venezuela, con más de 40 personas. Tenían como destino Trinidad y Tobago, pero algo pasó y naufragaron.

Sólo 34 cadáveres fueron recuperados en las costas de Güiria, en el estado Sucre, mientras que otras siete personas continúan desaparecidas.

Las autoridades venezolanas han asegurado que se trató de un naufragio. Este naufragio es la tragedia migratoria más grave ocurrida en Venezuela. Eran personas que intentaban huir de la emergencia humanitaria compleja, para refugiarse en Trinidad y Tobago.

Son cerca de 100 kilómetros los que separan la comunidad pesquera de Güiria, en el extremo noreste de Venezuela, de Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago.

Cuatro meses (abril 2021) después ocurrió otro naufragio en el estado Sucre. Nueve personas murieron, luego de que zozobrara en Boca de Serpiente una embarcación que salió de La Horqueta, Tucupita, rumbo a Trinidad y Tobago.

Colombia, el país más letal

Colombia es el país más letal para los migrantes venezolanos. Entre el mes de enero y agosto de 2021 han sido asesinados 362 connacionales, de los cuales 319 fueron hombres y 43 fueron mujeres, de acuerdo con la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).

Según la investigación de Codhes, entre enero del 2015 y diciembre de 2020 se han registrado 1.933 casos de homicidio a venezolanos, siendo los hombres jóvenes y menores de 29 años la mayoría de las víctimas y el arma de fuego el mecanismo de muerte más utilizado.

En octubre se registraron alrededor de tres muertes de venezolanos en una misma ciudad. A Yovanny Muñoz, expreso político venezolano y miembro de la «resistencia» de las manifestaciones de 2017 en Lara, lo asesinaron dos presuntos sicarios en Bogotá el 4 de octubre.

El joven emigró a Colombia en julio de este año. Allegados a la víctima pidieron que se investigue lo ocurrido.

Sin embargo, las investigaciones por parte de las autoridades apuntan a un caso de microtráfico de drogas, según una publicación de El Tiempo.

También ocurrió el doble homicidio en Tibú, Norte de Santander, uno era menor de edad y pertenecía a la comunidad indígena wayúu, ubicada en el estado Zulia.