Luis Arroyo: De 300.000 profesores han quedado menos de 100.000 activos

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La atracción que tenía la vocación profesional de los educadores en Venezuela se ha perdido, porque, sobre todo, es mal remunerada, desaparecieron los beneficios sociales que contemplaban las convenciones colectivas y, en estos momentos, no hay condiciones para ejercer las actividades docentes.

Por Pacífico Sánchez / IMP

Este es el cuadro que, en resumidas cuentas, presenta Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores de Venezuela en el estado Lara, al ser entrevistado por Elimpulso.com.

Anuncia que para este miércoles 30 de marzo saldrá de la plaza Los Ilustres hasta la sede de la Inspectoría del Trabajo, donde se plantea la situación deplorable en que se encuentran los educadores, tras la publicación de la tabla de escala salariales que ha impuesto la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE).

Violaciones
A este organismo lo califica de arbitrario, atropellador, humillante, inhumano, irresponsable y violador de la Constitución, de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de acuerdos suscritos por el Ejecutivo Nacional con la Organización Internacional del Trabajo, Ley Orgánica del Trabajo, Ley Orgánica de Educación, Reglamento de Educadores Profesionales, Reglamento de Ejercicio de la Profesión Docente, Ley Orgánica de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes, así como a la convención colectiva.

Condiciones inadecuadas
Además de formular la denuncia de esas violaciones, la movilización de los trabajadores de la educación tiene como objetivo hacer saber a la población que no existen condiciones para las clases presenciales por diferentes motivos, que impiden el normal funcionamiento de los planteles.

El 90% de la infraestructura de los 2055 planteles del estado Lara se encuentra en situación deplorable, sin agua y, generalmente, sin electricidad debido a los constantes apagones. Carecen por completo de comedores escolares. Esta situación se registra en todo el país.

Disminuye número de educadores
Aparte de las condiciones físicas de los planteles, existe una situación muy grave que el gobierno se niega a reconocer: la falta de personal adecuado para el funcionamiento de las clases presenciales. De 300 mil docentes que había en nómina, apenas quedan hoy menos de 100 mil activos, porque la mayoría se ha ido del país y los que han quedado están realizando actividades distintas a la educación.

Lamentablemente, en el país han fallecido, desde que apareció el tenebroso virus de COVID-19, más de 150 educadores, dijo el dirigente gremial, quien reveló que él ha sido uno de los sobrevivientes de esa peste china. No así sus colegas Mirian Silva y Claude Martínez, entre otros profesionales en Lara.

Pérdida de beneficios
Los educadores han perdido los beneficios que habían conquistado, tales como el seguro HCM, seguro funerario para ellos y sus familiares, las diversas primas benéficas (antigüedad, profesionalización, hijos, geográfica por trabajar en fronteras, en ínsulas y en sitios muy aislados) y, por supuesto, la merma de sus salarios. Con la escala se han establecido seis escalas, que burlan las condiciones de los educadores, ya que el educador que está en el nivel 1 apenas devengará 180 bolívares mientras que quienes se encuentran en los niveles 5 y 6, con magister y doctorado, recibirán algo así como 400 bolívares al mes. No existe reconocimiento al esfuerzo que han hecho por aumentar la calidad de la educación.

Ideologización
Arroyo señaló directamente al régimen de haber liquidado el proceso educativo, al abandonarlo y haber establecido a partir del 2001 un diseño curricular con el culto a la personalidad del mandatario presidencial, echando a la basura principios y valores que debe tener la educación.

Se quejó igualmente de la ideologización en la educación, ya que hoy de 17 federaciones de trabajadores de la educación, 9 las ha creado el régimen con el fin, precisamente, de desmejorar las condicione de vida de los educadores y de incorporar a los planteles a personas no preparadas académica y pedagógicamente, como integrantes de la chamba juvenil o a bachilleres que no pudieron seguir en las universidades. Y gravísimo es que no haya preocupación por los educandos, ya que cada vez es mayor la deserción de estudiantes. No es un futuro muy bueno para las nuevas generaciones, concluyó sus declaraciones el profesor Arroyo.