El profesor Luis Oliveros, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Unimet, dijo este lunes que es urgente que el Gobierno tome medidas para detener la inflación porque el venezolano se ha convertido en un experto en reducir gastos. Y advirtió que el problema de los salarios no se resuelve con un aumento nominal.
Los empleados públicos tienen hoy un salario base de 130 bolívares que hoy equivalen a 6,34 dólares -BCV-, mientras la canasta básica alimentaria superó los 485 dólares, según el Cendas. En palabras de Oliveros la crisis en esta materia no se debe solo al salario insuficiente sino a que el bolívar ha perdido gran parte de su valor desde agosto de 2022.
«El problema es que hablan de aumento, pero estamos a 23 de enero y estos no se han dado. Vamos a ver si hoy dan anuncios. El problema del salario no se resuelve con aumento nominal, debe hacerse más para contener la inflación porque aunque decreten el aumento existe un enemigo silente que es la inflación, y también la devaluación. Lo poquito que te ganas pierde valor en el tiempo», comentó a Román Lozinski.
Oliveros calificó como «buena noticia» que los venezolanos hayan aprendido a hacer mucho con poco. «Tenemos mucho tiempo con salarios cayendo y sabemos que ahorrar en moneda nacional no es una buena noticia, hemos aprendido a recortar gastos. El problema es vivir con esta angustia, esta incertidumbre porque si recortas los gastos de mercado comes menos y puede surgir una enfermedad. Lo recomendable es aumentar un poquito los ingresos, cortar gastos de recreación, ropa. Tratar de bajar costos y ser un consumidor con criterio, de buenas elecciones. Si antes te gustaba ir mucho a restaurantes ahora deberías ahorrar o gastar más en comida que rinde. Son el tipo de decisiones que se deben tomar».
Sin embargo, acotó que decirle al venezolano que siga recortando gastos con un porcentaje alto de pobreza es complicado. «El gobierno debe tomar medidas urgentes para parar la inflación porque tenemos salarios bajos, tenemos el fantasma de la hiperinflación rondando y la devaluación», reiteró.
Cerca de 10 millones de personas pasaron hambre en Venezuela en 2017, uno de los peores años de la crisis económica, cuyos indicadores oficiales se desconocen en su mayoría, salvo algunos revelados recientemente por el Gobierno en su intento por mostrar mejoras en la situación, sin que quede claro cuán hondo rasgaron los daños de un septenio de recesión.
El presidente Nicolás Maduro, anunció este mes, a modo de victoria, que el déficit nutricional se ha reducido hasta el 7,7 % -como cerró en 2022-, una cifra alentadora si se compara con 2017, cuando el 35,6 % (unas 10 millones de personas) padecía falta de nutrientes o, en otras palabras, estaba mal alimentado, reportó EFE.
Este problema, según Maduro, ha sido «una de las heridas más lacerantes y dolorosas» de la crisis, pero no es la única ni la peor, si se confía en las alarmas publicadas por las organizaciones humanitarias, las cuales han dado cuenta de la pobreza extrema en que vivió y, en menor medida, sigue viviendo la mayoría de la población.