Lula da Silva recibe a Nicolás Maduro con honores de Estado

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En un sorprendente giro diplomático, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha recibido con todos los honores de Estado a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, en la primera visita de este último a Brasilia desde 2015. El encuentro tuvo lugar en el marco de la cumbre suramericana y ha generado gran expectativa y controversia.

A pesar de que la visita se ha etiquetado como una reunión de trabajo, Maduro fue recibido con honores de Estado y fue esperado personalmente por Lula en la rampa de entrada al Palacio de Planalto. Un desfile de soldados con uniformes históricos creó un pasillo ceremonial de bienvenida.

Lula ha extendido una invitación a los presidentes de los otros once países suramericanos para una cumbre regional que se llevará a cabo en Brasilia. Maduro ha sido el primero en llegar y su presencia ha marcado un hito en las relaciones entre Brasil y Venezuela.

Según el comunicado oficial del Gobierno brasileño, Lula y Maduro sostendrán una reunión privada, a la que luego se unirán ministros de ambos países. Además de los asuntos bilaterales, también se discutirá «el proceso de diálogo interno en Venezuela, de cara a la realización de elecciones en 2024».

Se espera que después de la reunión, ambos presidentes emitan un comunicado conjunto frente a los periodistas y luego compartan un almuerzo en la sede de la Cancillería brasileña.

La convocatoria de la cumbre por parte de Lula ha brindado a Maduro la oportunidad de realizar su primera visita a Brasilia desde 2015, cuando Dilma Rousseff era presidenta y fue destituida en 2016 por supuestas irregularidades fiscales.

Desde entonces, las relaciones entre Brasil y Venezuela se enfriaron bajo el gobierno de Michel Temer y se deterioraron aún más con la llegada al poder de Jair Bolsonaro, quien cerró la embajada brasileña en Caracas y prohibió la entrada de Maduro al país.

Sin embargo, tras asumir la presidencia el pasado 1 de enero, Lula revocó ese decreto y ordenó restablecer las relaciones con Venezuela en todos los niveles, marcando un nuevo rumbo en la política exterior brasileña.