A partir del 7 de agosto, con la juramentación de Gustavo Petro, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela serán reanudadas. Así lo han informado los ministros de relaciones exteriores de ambos países. Esta noticia ha generado gran expectativa para los productores y empresarios de la zona fronteriza de Táchira, Apure y Zulia, así como de ciudades colombianas como el Norte de Santander, Manaure del Cesar, el Arauca, Maicao, Paraguachón y La Guajira que se aferran a la idea de que la «recuperación gradual» de las relaciones comerciales y exportaciones, sea rápida.
Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.-
Pero analistas políticos sostienen que más allá de la posibilidad de que existan nuevamente embajadas y consulados, y que se recupere el transporte urbano y comercial por los puentes Unión, Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar y José Antonio Páez (Arauca), congelados desde hace siete años, según Fedecámaras Táchira. El tema de mayor importancia para ambos gobiernos izquierdistas es el destino que podría tener la empresa Monómeros Colombo Venezolanos S.A, con sede en Barranquilla desde 1967, filial de Pequiven (Industria Petroquímica de Venezuela), que desde 2019 está siendo controlada por el gobierno interino de Juan Guaidó y la Asamblea Nacional (AN) 2015, dado que Iván Duque (presidente saliente de Colombia), considera a Nicolás Maduro como «ilegítimo».
Tanto diplomáticos como politólogos creen que será inminente que Gustavo Petro devuelva el control de Monómeros a Maduro a la brevedad posible. Este activo venezolano es de suma importancia para Colombia, porque produce el 40% de la urea y el fertilizante que requieren los productores agrícolas, y el 70% de los insumos que necesitan los caficultores colombianos. El vecino país se ha convertido en una potencia agropecuaria en Latinoamérica. Esta industria, además produce 600 empleos directos para Barranquilla, 1000 indirectos para el resto del país y exporta insumos a 50 países del mundo.
Para 2019 bajo el control del chavismo, esta empresa experimentaba una fuerte contracción económica que, presuntamente, empeoró bajo la administración de la junta directiva ad hoc encabezada por Guillermo Rodríguez Laprea, presidente de Monómeros y Diana Bracho, presidenta ad hoc de Pequiven. Ambos funcionarios han sido el centro de las críticas y señalamientos de la Comisión de Contraloría de la AN 2015, quienes en un informe los acusan del manejo indebido de la empresa.
«El presidente Petro ha dicho que el tema de Monómeros es uno de los temas centrales, de hecho creó una comisión específica para el empalme en esa materia. Lo más seguro es que Monómeros regrese al régimen venezolano y habrá que ver cuál va a ser la dinámica de negociación. Este ha sido un tema sensible que atraviesa varias carteras, la cartera de agricultura, la cartera de relaciones exteriores, pero ha sido uno de los temas de mayor complejidad porque el gobierno colombiano le había dado la administración de Monómeros al gobierno interino, y lo que pasó con Monómeros no ha dado un buen resultado», indicó Ronald Rodríguez, politólogo e internacionalista colombiano.
En marzo de 2022, el diputado de la fracción parlamentaria 16 de Julio de la AN 2015, José Luis Pirela, denunció ante la Fiscalía de Colombia la presunta comisión de los delitos de hurto, corrupción privada, administración desleal; lavado de activos agravado, enriquecimiento ilícito de particulares, a la gerencia actual de Monómeros.
El 21 de julio de 2022, la Comisión de Contraloría de la AN 2015 culminó un informe del caso Monómeros, y determinó que se debe hacer un juicio político contra Rodríguez Laprea, Diana Bracho y los demás miembros de la juntas directivas ad hoc de Monómeros y Pequiven. Además solicitaron la destitución de estas personas. Partidos del G4 como Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo tiempo salvaron su voto ante la aprobación de ese informe.
«El gobierno de Petro va a echar mano a Monómeros, eso significa un cambio tremendo de las relaciones políticas entre ambos países. Monómeros ha sido una caja chica para el gobierno de Guaidó. El interinato maneja dos grandes activos: Citgo en Estados Unidos y Monómeros. Con las denuncias de corrupción es muy probable que el gobierno colombiano inicie una persecución contra la oposición venezolana en Colombia», opinó Horacio Zavala, politólogo.
Por su parte, el politólogo, Radamés Graterol, indicó que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela ha generado un debilitamiento para la oposición venezolana y mayores divisiones.
«Lamentablemente, los mismos opositores más que pedir una rendición de cuentas en lo que debe ser un ejercicio de gobierno moderno abierto, más que eso lo que ha exacerbado es una especie de revanchismo entre los partidos. Se acusan de corrupción unos con otros, pero todavía no presentan información clara. Hay mucho fake news en el caso Monómeros», expresó Graterol.
Pável Rondón, exembajador de Venezuela en Colombia, sostiene que la oposición venezolana con la llegada de Petro ha perdido uno de sus principales países aliados.
«Sí, se debilita la oposición venezolana porque tenía su principal foco en Colombia. El gobierno de Iván Duque es el gobierno más procolombiano que ha tenido Colombia. Este país se ha caracterizado con sus buenas relaciones con Estados Unidos. Colombia ha participado en todas las guerras del siglo XX apoyando a Estados Unidos. Pero Petro sobrepasa esos niveles de dependencia a la policía exterior norteamericana, y en ese sentido restará el apoyo a la oposición venezolana», resaltó.
Buscan diálogos de paz con el ELN
Entre los planteamientos que ha hecho Gustavo Petro, ha sido retomar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y para eso Venezuela juega un papel importante según analistas, porque hay señalamientos que este grupo subversivo se resguarda en el país, y su presencia se extiende por seis estados fronterizos y el Arco Minero del Orinoco.
«La relación con el ELN ha cambiado en los últimos años, particularmente porque la presencia del ELN como actor armado con dominio territorial y con acciones armadas en territorio venezolano y con componente de población venezolana siendo parte de este cuerpo, hace que sea muy diferente el abordaje que se le pueda dar, y en ese orden de ideas pues tocará trabajar para que Colombia y Venezuela puedan llegar a manejar una dinámica de diálogo. Yo no creo que el diálogo sea solamente entre Colombia y el ELN, ahí va a darse una dinámica en la cual va a ser un diálogo tripartito entre Colombia, Venezuela, y la guerrilla del ELN, que en Colombia se comporta como guerrilla, pero que en Venezuela se comporta como grupo paramilitar», indicó el politólogo, Ronald Rodríguez.
Por su parte, Sebastiana Barráez, periodista de la fuente militar e investigadora de frontera, considera que un posible diálogo de paz con el ELN será un gran dilema para el gobierno de Nicolás Maduro, a quien acusa de haber cedido parte del control territorial a esta guerrilla.
«Es una situación distinta a la ocurrida con las FARC y Hugo Chávez. Porque en aquel momento, Hugo Chávez estaba completamente ganado entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano (2012-2016). La situación ahora con relación al ELN pues es totalmente distinta, porque el régimen venezolano ha entrelazado relaciones no solamente cordiales con el ELN, sino relaciones de compromiso. Lo hemos notado, por ejemplo, en el uso del ELN en las minas de oro, en la explotación de ciertos minerales, en utilizar al ELN como brazo armado para desplazar a las disidencias de las FARC en el caso del estado Apure o para desplazar a los grupos paramilitares en el norte del estado Táchira», soltó.
Abordarán migración de países
De acuerdo con el politólogo colombiano, Ronald Rodríguez, al restablecerse las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela más de siete millones de personas tendrán respuestas a sus necesidades consulares.
«Las expectativas es que se pueda recuperar las relaciones en la zona de frontera, recuperar la presencia consular y diplomática en cada uno de los países. Reinstitucionalizar la relación y sobre todo generar una agenda común que permita que los dos países puedan tener un nivel de desarrollo importante, más allá de lo comercial, también en lo social y lo humano», dijo.
Actualmente hay 3.4 millones de colombianos en territorio venezolano y 2.4 venezolanos en territorio colombiano, además hay aproximadamente 1.8 millones de personas en la zona de frontera moviéndose constantemente entre un país y otro. Lo que buscarían los gobiernos es que esas personas tengan mejor condición de vida y puedan estar mejor en materia de acceso a servicios, como el de los trámites de pasaporte.
Recuperación económica lenta
Gerardo Gamboa, vicepresidente de Fedecámaras Táchira, indicó que si se abren las fronteras comercialmente con Colombia el país podría recuperar los ingresos por concepto de exportación lentamente, considerando que las industrias de Venezuela están operando a 25% de su capacidad instalada.
«En 2008 llegamos a un intercambio de algo más de 7000 millones de dólares. El intercambio comercial es un mercado de complementariedad lo que se da entre Venezuela y Colombia, es decir, lo que no hay en Venezuela Colombia lo suple y viceversa». Hoy ese intercambio comercial apenas genera 391 millones de dólares al año, según Ronald Rodríguez.
Oxígeno para el sector textil
Gerardo Gamboa, de Fedecámaras Táchira, también indicó que si se reanudan las relaciones con el Norte de Santander, La Guajira y el Arauca las industrias textiles en Táchira podrían reactivar operaciones.
«Antes de Venezuela exportábamos hacia Colombia desde energía eléctrica, tela de jeans, material para metal mecánica, hierro, aluminio y derivados del petróleo. También productos comestibles, como mayonesa, arroz, granos como caraotas y en su momento los agropecuarios venezolanos llegaron a vender carne a Colombia», dijo. Esperan que progresivamente esas actividades sean recuperadas.