Según un reciente informe de las Naciones Unidas (ONU), la situación de hambre en América Latina es alarmante. El informe revela que aproximadamente el 6,5% de la población en la región sufre de inseguridad alimentaria, lo que equivale a 43,2 millones de personas.
Aunque este porcentaje muestra una ligera mejora de 0,5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, sigue estando 0,9 puntos porcentuales por encima de los datos de 2019, antes de la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, la situación varía según la zona geográfica analizada. En Sudamérica, la cifra de personas subalimentadas se redujo en 3,5 millones entre 2021 y 2022, pero se sumaron 6 millones de personas desde antes de la pandemia. En Mesoamérica, el 5,1% de la población, es decir, 9,1 millones de personas, sufren de hambre, una cifra que se mantiene prácticamente sin cambios en comparación con el año anterior. En el Caribe, se observa un aumento de 700,000 personas, llegando a un total de 7,2 millones de personas que padecen hambre, siendo Haití el país con la situación más alarmante.
El subdirector general y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, expresó su preocupación por estas cifras y señaló que la región enfrenta desafíos persistentes como la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, que han revertido el progreso en la lucha contra el hambre.
La situación en América Latina no es única, ya que otras regiones del mundo también están experimentando un aumento en la inseguridad alimentaria. Según el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Álvaro Lario, en los últimos dos años, 150 millones de personas han vuelto a caer en la pobreza o la inseguridad alimentaria. Además, se estima que 3,000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a una dieta saludable.
La ONU atribuye esta escalada de hambruna a una combinación de crisis causadas por el cambio climático, conflictos y presiones económicas.
Ante esta situación, diversos organismos como el FIDA y el Programa Mundial de Alimentos (WFP) destacan la importancia de implementar políticas que frenen y minimicen esta tendencia. Según Lola Castro, directora regional del WFP, es fundamental poner a las personas en el centro de las soluciones y promover sistemas alimentarios más resilientes y dietas saludables y asequibles.
El informe también revela que aproximadamente 247,8 millones de personas en la región experimentaron niveles moderados o graves de inseguridad alimentaria en 2022. Aunque esta cifra muestra una disminución en comparación con el año anterior, persisten las desigualdades, especialmente en las zonas rurales.
En resumen, la situación de hambre en América Latina es preocupante, con millones de personas sufriendo de inseguridad alimentaria. Es crucial que se implementen políticas y acciones para abordar esta problemática y garantizar el acceso a una alimentación adecuada para todos.