Panamá registra un récord histórico de más de 400.000 migrantes que han llegado al país a través de la selva del Darién en su camino hacia Norteamérica. Estas cifras muestran la magnitud de la creciente crisis migratoria en América, la cual se está intentando abordar con más deportaciones.
Según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, hasta la mañana de este miércoles, 399.606 migrantes han ingresado al país en lo que va de este año, a un ritmo de más de 2.000 personas por día en septiembre. Esta cifra supera los registros anteriores de 248.000 migrantes en 2022 y 133.000 en 2021. Esta crisis migratoria comenzó en 2015 con el tránsito de miles de cubanos hacia Estados Unidos.
Ante esta oleada de migrantes, las autoridades de Panamá han advertido que el número de personas que crucen la selva del Darién este año podría llegar a medio millón. Aproximadamente el 25% del flujo migratorio de este año está compuesto por menores de edad, según datos oficiales. Hay familias enteras en movimiento.
La mayoría de los migrantes son suramericanos, con más de 324.000 personas, encabezados por venezolanos (más de 252,000), ecuatorianos (47.724) y colombianos (13.404). Les siguen los migrantes antillanos, asiáticos y africanos.
A pesar de las dificultades y peligros de la selva del Darién, que es un parque nacional de 575.000 hectáreas, los migrantes continúan su travesía. Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 37 personas han muerto en la selva este año, aunque se cree que el número real es mucho mayor debido al subregistro. Además de las muertes, los migrantes también enfrentan robos, asaltos y violaciones durante su viaje.
Panamá es el único país en América que toma datos biométricos de los migrantes en estaciones ubicadas en las fronteras del Darién y de Chiriquí, y también brinda asistencia médica y alimentaria. Según cifras oficiales, el país ha invertido más de 70 millones de dólares en este operativo.
Las autoridades de Panamá solicitan más cooperación internacional para hacer frente al creciente flujo migratorio, ya que el Estado y las organizaciones que brindan asistencia en el Darién están al límite de sus capacidades. El ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, destacó que la estrategia de flujo controlado aplicada por Panamá ha evitado que los migrantes mueran asfixiados en camiones o sean víctimas de explotación sexual y trata de personas en territorio panameño, como ocurre en otros países.
En medio de esta crisis, las autoridades de Panamá anunciaron la intensificación de las deportaciones y expulsiones de migrantes irregulares con antecedentes penales. Desde abril pasado, esta medida se ha aplicado a 452 personas, según las cifras oficiales. México y Estados Unidos también planean implementar estrategias similares para abordar la crisis en su frontera. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos entregará a México a los migrantes deportados en el Puente Internacional de Ciudad Juárez, según un acuerdo alcanzado por ambos gobiernos. El Instituto Nacional de Migración de México se comprometió a realizar gestiones con los gobiernos de varios países para que reciban a sus ciudadanos y a continuar con el operativo en la frontera entre México y Estados Unidos.