La petrolera estatal venezolana PDVSA ha acumulado 21.200 millones de dólares en cuentas por cobrar, según documentos vistos por Reuters, después de recurrir hace tres años a decenas de intermediarios poco conocidos para exportar su petróleo bajo las sanciones de Estados Unidos.
Por Mariana Párraga | Reuters
La revelación interna de la enorme cantidad de ventas impagadas -alrededor del 84% del valor total de los envíos facturados de PDVSA- revela por primera vez la profundidad de las pérdidas de ingresos debido a la retirada de los compradores establecidos de la petrolera desde 2020.
La magnitud de las cuentas por cobrar explica la congelación en enero de los contratos de suministro por parte del nuevo jefe de PDVSA, Pedro Tellechea, que trató de detener los cargamentos impagados inmediatamente después de asumir el cargo. Una serie de intentos de endurecer las condiciones contractuales se produjeron después de que algunos buques se dieran a la fuga sin pagar en los últimos años.
Nicolás Maduro aceptó el lunes la renuncia de Tareck El Aissami, quien sirvió al régimen chavista durante dos décadas, en medio de una investigación de corrupción centrada en PDVSA y el poder judicial. En los últimos días, la investigación se ha saldado con el encarcelamiento de decenas de funcionarios.
El Aissami ha dicho que colaborará con la investigación.
Según documentos entregados al Ministerio Público durante una auditoría de larga data de los contratos de PDVSA, de un total de 25.270 millones de dólares en exportaciones de petróleo entre enero de 2020 y este mes, PDVSA sólo pudo confirmar la recepción de 4.080 millones de dólares en pagos excluyendo algunos canjes como el realizado con Cuba, lo que significa que sólo ha cobrado con éxito el 16% de las exportaciones, según su recuento.
Los 21.200 millones de dólares en cuentas comerciales por cobrar incluyen unos 3.600 millones de dólares de facturas potencialmente irrecuperables vinculadas a petroleros que salieron del país sin pagar por adelantado al menos una parte del valor de los cargamentos, a pesar de que los clientes habían aceptado esas condiciones, según los documentos.