Soy una persona muy disciplinada cuando se trata de mi rutina diaria, especialmente en lo que respecta al sueño. Me preparo para ir a la cama mucho antes de sentirme cansada: me pongo el pijama, me cepillo los dientes y sigo una rutina de cuidado de la piel muy elaborada. Dejo mi teléfono en el comedor durante la noche y me retiro a una habitación tranquila, con poca luz y una temperatura perfecta para dormir, como si fuera el cuento de Ricitos de Oro. Antes de apagar las luces alrededor de las 11 de la noche, dedico media hora a leer ficción. Sin embargo, a pesar de dormir lo suficiente, me despierto todas las mañanas sintiéndome cansada.
Resulta que no estoy sola en esta situación. Según un meta análisis realizado en 2023 que examinó 91 estudios en tres continentes, una de cada cinco personas en todo el mundo experimenta fatiga general que dura hasta seis meses, a pesar de no tener ninguna afección médica subyacente. En Estados Unidos, el 44% de más de 1,000 adultos encuestados por la Fundación Nacional del Sueño en 2019 dijeron que se sentían cansados de dos a cuatro días a la semana. En una encuesta de YouGov realizada en 2022 a casi 1,700 personas en el Reino Unido, se encontró que una de cada ocho personas adultas estaba cansada «todo el tiempo» y otra cuarta parte se sentía agotada «la mayor parte del tiempo». Además, las mujeres tenían más probabilidades de sentirse fatigadas que los hombres, independientemente de si tenían hijos o no, un hallazgo que se ha repetido en varios estudios.
La fatiga es una queja muy común entre los pacientes, según la médica de familia Rosalind Adam. La afección es tan frecuente que el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido incluso tiene su propio acrónimo: TATT por «Cansado Todo el Tiempo». A pesar de su ubicuidad, la comprensión científica de la fatiga es sorprendentemente limitada. Incluso definir la fatiga ha sido complicado. A diferencia de la somnolencia, que es más propensa a quedarse dormida, la fatiga es un concepto más complejo y multidimensional.
La fatiga puede manifestarse de diferentes formas, como la fatiga física que se siente después de una actividad extenuante, así como la fatiga cognitiva y emocional que afecta nuestra capacidad para concentrarnos y comunicarnos. Los científicos han comenzado a explorar estas diferentes facetas de la fatiga en la última década gracias a los avances en la tecnología de imágenes y ensayos bioquímicos que nos permiten estudiar los cambios en el cerebro en tiempo real.
La fatiga puede tener muchas causas, desde enfermedades y afecciones crónicas hasta factores menos graves como el estrés y los trastornos del sueño. Identificar la causa subyacente de la fatiga es fundamental para encontrar soluciones personalizadas. Además de dormir lo suficiente, la calidad del sueño también es importante. El sueño interrumpido o de mala calidad puede afectar negativamente nuestra salud física y mental, nuestras relaciones y nuestro rendimiento en el trabajo.
Una deficiencia de nutrientes, el estrés y los problemas respiratorios también pueden contribuir a la fatiga. Por lo tanto, es importante llevar una dieta equilibrada, abordar las deficiencias de nutrientes, mantener una buena higiene del sueño, gestionar el estrés, hacer ejercicio regularmente, mantenerse hidratado y buscar apoyo terapéutico si es necesario.
En resumen, la fatiga es un problema común y complejo que puede tener múltiples causas. Dormir lo suficiente y tener un sueño de calidad es importante para combatir la fatiga, pero también es necesario abordar otros factores como la nutrición, el estrés y los trastornos del sueño. Al entender las diferentes facetas de la fatiga y personalizar las soluciones, podemos mejorar nuestra calidad de vida y tener más energía en nuestro día a día.