La masiva llegada de venezolanos a la frontera de Texas, un estado mayormente republicano, y el desbordamiento de albergues en ciudades demócratas como Nueva York y Chicago han generado una reacción conjunta de políticos de ambos partidos en contra de la política migratoria del presidente Joe Biden.
Esta situación, calificada por los líderes locales como una «crisis» que ha llevado incluso a declarar el «estado de emergencia», se ha convertido en uno de los principales temas de la política nacional a un año de las elecciones. Ante esto, el presidente Biden se ha visto obligado a tomar medidas sorprendentes en busca de un cambio de rumbo.
En primer lugar, se anunció la construcción de 32 km de vallas fronterizas en un sector del sur de Texas donde los migrantes, en su mayoría venezolanos, han encontrado una vía más fácil de ingresar a territorio estadounidense. Con esta decisión, Biden vuelve a apostar por una estrategia por la que fue famoso su predecesor, Donald Trump, lo que le ha valido críticas por recurrir a algo que dijo que nunca haría.
Posteriormente, la Casa Blanca anunció que reiniciará la repatriación de migrantes venezolanos indocumentados directamente a Caracas, lo cual es posible gracias a un nuevo entendimiento entre los gobiernos de ambos países tras años de relaciones rotas.
Estos cambios reflejan una nueva estrategia del gobierno de Biden, ya que la preocupación por el aumento de la migración ha generado un consenso bipartidista en Estados Unidos. Ante esta situación, el presidente ha adoptado medidas conservadoras y se enfrenta a una crisis real y a un escenario político difícil en Washington, según analistas.
Pero, ¿cuál es el origen de esta oleada de venezolanos y qué impacto está teniendo en Estados Unidos para convertirse en un problema para Biden?
En los últimos tres años, los venezolanos han llegado masivamente a Estados Unidos. Según datos de Aduanas y Protección Fronteriza, cerca de 200,000 migrantes fueron detenidos en septiembre en la frontera con México, y de ellos, 50,000 eran venezolanos, es decir, uno de cada cuatro.
Estos datos también muestran que ha habido cuatro oleadas desde la pandemia: en diciembre de 2021, septiembre de 2022, abril y el número récord de septiembre de este año.
Millones de venezolanos han salido de su país debido a la grave crisis económica y humanitaria que se vive allí. La mayoría se había instalado en países sudamericanos, pero su situación económica no mejoró mucho.
En los últimos meses, con la reducción de oportunidades económicas en América Latina, se ha observado una ola de venezolanos que inicialmente huyeron a países como Colombia, Ecuador o Perú y que ahora están dirigiéndose hacia Estados Unidos.
Al igual que otros migrantes, los venezolanos han optado por cruzar la frontera sin documentos y solicitar asilo o algún tipo de protección que les permita estar seguros y obtener permiso de trabajo y acceso a servicios públicos. Sin embargo, su llegada masiva ha generado problemas en la frontera y en otras ciudades a las que han llegado en gran número.
El territorio de Texas, gobernado por el republicano Greg Abbott, abarca el 50% de la frontera de Estados Unidos con México, por lo que sus ciudades fronterizas son las más buscadas para cruzar a territorio estadounidense. El récord de migrantes que se entregan a las autoridades de Estados Unidos ha provocado una saturación en la infraestructura para recibirlos.
Ante esta situación, Abbott ha pagado autobuses e incluso aviones para llevar a los migrantes a ciudades controladas por los demócratas, buscando trasladar el «problema migratorio» a bastiones demócratas.
Nueva York y Chicago son dos ciudades demócratas que han recibido a miles de migrantes en los últimos años. La llegada masiva ha llevado al límite la capacidad de brindar albergue y ha afectado los servicios públicos en estas ciudades.
Ante la presión, la Casa Blanca ha tomado decisiones enfocadas en los migrantes venezolanos. En septiembre, otorgó el beneficio del Estatus de Protección Temporal (TPS) a casi medio millón de venezolanos, ofreciendo un estatus legal y permiso de trabajo a los beneficiarios que entraron a Estados Unidos hasta el 31 de julio.
Además, se anunció la construcción de una nueva sección del muro fronterizo en el sur de Texas, una política emblemática de Trump que Biden había prometido detener. Y finalmente, se reiniciarán las repatriaciones directas de migrantes venezolanos que crucen de manera indocumentada la frontera.
La migración sigue siendo uno de los temas más importantes para el electorado de Estados Unidos, por lo que abordar esta cuestión en un año electoral tiene lógica política. Biden busca la reelección en 2024 y, al no poder lograr una reforma migratoria integral, se ve presionado a tomar medidas conservadoras.
Sin embargo, esta situación deja a los migrantes venezolanos desprotegidos ante los problemas de los que huyen. Es importante que Estados Unidos garantice que los deportados tengan la oportunidad de solicitar asilo, lo cual es una obligación de derecho internacional, según expertos.
En resumen, la llegada masiva de venezolanos a la frontera y el desbordamiento de albergues en ciudades demócratas ha generado una reacción conjunta de políticos de ambos partidos en Estados Unidos. Ante esta situación, el presidente Biden ha tomado medidas sorprendentes, como la construcción de vallas fronterizas y la repatriación directa de migrantes venezolanos. Estos cambios reflejan una nueva estrategia del gobierno de Biden y demuestran la importancia del tema migratorio en el país.