La abstención ha demostrado no ser una estrategia efectiva en el pasado. Sin embargo, en esta ocasión, responder «No» a las cinco preguntas manipuladas de Maduro sería más que una simple abstención. Sería un desafío que vale la pena lanzar a la dictadura, especialmente en medio de una inminente reelección presidencial en la que Maduro se enfrenta cada vez más a María Corina Machado, a quien no debería ganar. Ibsen Martínez.
De los eventos que ocurrieron el 22 de octubre en las elecciones primarias de la oposición y el referéndum consultivo sobre el Esequibo, se pueden extraer varias conclusiones que pueden ser útiles para tener una idea aproximada de lo que sucederá en el futuro, incluyendo las navidades.
Una de las conclusiones más importantes, desde mi punto de vista, es que el régimen de Nicolás Maduro ha perdido su base de apoyo social. Ha perdido el respaldo de muchos compatriotas que durante años estuvieron a su lado, apoyando y votando por cualquier opción o candidato chavista. En resumen, es evidente que esta solidaridad ya no existe, se ha evaporado y parece que se ha disipado para siempre. Este abandono se hizo evidente con la alta abstención en el referéndum del domingo 3 de diciembre.
Es importante tener en cuenta que esta falta de participación en las elecciones se produjo a pesar de los llamados de destacadas personalidades académicas, con una sólida formación intelectual, y de algunos líderes políticos que siguen recibiendo generosas propinas del régimen. A pesar de estos llamados, la participación fue mínima. Tan baja, que los venezolanos espontáneos que salieron a recorrer los centros de votación se burlaron de la situación. La espontaneidad de estos reporteros improvisados tiene un significado profundo que no se puede ignorar. Es la sociedad dispuesta a poner fin a este caos, a la que ya no le importa la caja de los CLAP. Es decir, el pueblo se ha cansado de los malvados y se niega a dejarse engañar de nuevo. Sin embargo, hay un pequeño grupo de opositores en el que tengo serias dudas de que voten por María Corina Machado en las elecciones presidenciales. Prefieren que Maduro o cualquier otro candidato gane.
Afortunadamente, la realidad es que juntos no llegan a ninguna parte; y, en lugar de sumar, ahuyentan. Sin entrar en suposiciones o indicios, dejaré el tema aquí.
Es importante destacar que el referéndum sobre el Esequibo fue un acto de proselitismo político auspiciado por el régimen, y así lo entendieron la mayoría de los venezolanos. Es por eso que se generó la abstención. ¿Qué se puede deducir de lo ocurrido en este acto electoral? Abiertamente, los adversarios del gobierno celebraron la abstención, mientras que aquellos del otro lado hicieron todo lo posible para que los empleados públicos, los militares y otros grupos se acercaran a los centros de votación.
Todos los venezolanos, sin excepción, quieren y aceptan que el Esequibo es venezolano, pero este factor nunca fue relevante ni predominante en la campaña electoral del 3 de diciembre. En resumen, ese día ni Guyana ganó ni Venezuela perdió. Simplemente, el régimen sufrió otra contundente derrota en menos de cuarenta días, lo cual es un preludio de lo que ocurrirá en las elecciones presidenciales de 2024.
En otras palabras, los pobres resultados del domingo 3 de diciembre son una consecuencia afortunada de la alta participación en las elecciones primarias del 22 de octubre y el 93% de apoyo obtenido por María Corina Machado, lo que la califica no solo como candidata presidencial, sino también como líder de la oposición venezolana, sin ningún segundo, tercer o cuarto lugar, por suerte…
Para concluir, el economista José Guerra señala que, a pesar de los intentos de Maduro y sus portavoces, el referéndum fracasó, y se plantea las siguientes preguntas: 1. ¿Será Maduro el candidato del PSUV en 2024? 2. ¿Seguirá la FANB siendo incondicional con Maduro y su impopularidad? 3. ¿Guyana se sentirá con más derechos ante la indiferencia de los venezolanos?