En nuestro blog, «Las Armas de Coronel», publicamos un escenario post-primaria preferido, junto con un análisis de los factores que podrían hacerlo realidad y los factores que representarían una amenaza. Puedes verlo aquí: «Sacar la garrapata completa».
El primer paso de esta secuencia ya se ha dado, de una manera contundente y digna de elogio para los organizadores de la primaria y para el pueblo venezolano, que ha dado un gran ejemplo de civismo tanto en Venezuela como en todo el mundo. Más de 2 millones de venezolanos de todas las edades participaron de manera ejemplar en este ejercicio de buena ciudadanía, en el cual no hubo soldados con ametralladoras «recomendando» votar por el régimen, ni hubo peleas, retrasos o desplantes patrioteros. Incluso, no fue necesario decretar ley seca porque todos sabíamos exactamente por quién votar.
En el escenario mencionado anteriormente, mencionamos que la primaria se llevaría a cabo y que María Corina Machado sería la candidata elegida por la oposición para optar por la presidencia de Venezuela en 2024. Y eso es exactamente lo que sucedió.
Pero no solo eso, sino también cómo sucedió. María Corina Machado obtuvo entre el 93% y el 95% de los votos (aunque aún no tenemos las cifras oficiales de la Comisión). Esto significa que la votación adquirió la naturaleza de un plebiscito, es decir, el poder de una consulta a la nación sobre quién debe ser su representante popular, por aclamación, para oponerse al candidato que pueda postular el régimen de Nicolás Maduro, cuya identidad desconocemos, ya que no es seguro que sea Maduro.
¿Podrían ser Cilia, Deysi, Jorge, Nicolásito?
Este es un plebiscito nacional y, por lo tanto, tiene un significado nacional, una legitimidad derivada de la voluntad popular. Debe ser visto por el país y por toda la región como algo que representa una categoría superior a una votación en la cual la distribución de los votos haya sido más diversa y donde la identidad del liderazgo no haya sido tan rotundamente definida. Lo que sucedió el domingo significa que la nación venezolana, la abrumadora mayoría opositora al régimen, ha seleccionado a su representante para 2024. Esto no es la victoria de un partido, es la victoria de toda la sociedad civil venezolana.
Por lo tanto, creo que la oposición al régimen debe manejar esto como el orden de batalla de la sociedad civil para 2024. El frente resultante es formidable, ya que no solo está integrado por la Sociedad Civil venezolana que busca la recuperación de su democracia y libertad, sino que también cuenta con el apoyo de las democracias de todo el mundo que ya se han manifestado a favor de la recuperación de Venezuela para el mundo libre. La tarea de MCM y su organización debe ser integrar ese frente con todas las fuerzas dignas de la sociedad venezolana, apoyada por el mundo democrático. Para ello, sabemos que MCM cuenta con un equipo de estrategas de primera línea.
Nuestro escenario preferido describe la seria disyuntiva que enfrenta el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. La encrucijada a la que se enfrenta Maduro como resultado de las primarias lo llevaría a, en primer lugar, aceptar a MCM como la candidata de la oposición para las elecciones presidenciales de 2024, invalidando lo que ha sido, en todo caso, una arbitraria inhabilitación. En segundo lugar, negar a MCM como candidata, lo cual, dada la magnitud de su victoria y la calidad de su representatividad, plantearía una crisis política nacional y regional de grandes dimensiones, cuyo desarrollo y resultado final no podemos predecir, pero creemos que desembocaría en la salida forzosa para los miembros del régimen chavista en el poder.
Aún es demasiado pronto para ver más allá de estas posibles movidas del ajedrez venezolano.
Una pregunta que el país deberá hacerse en su momento es si se aplicará la justicia contra los personeros del régimen. ¿Habrá castigo proporcional a sus crímenes para aquellos que han robado, asesinado, traicionado y destruido material y espiritualmente al país?