Qué hay que saber sobre desperdicio de alimentos para proteger al planeta

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Las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por la pérdida y el desperdicio de alimentos (FLW) no han sido adecuadamente estudiadas en todo el ciclo de vida de los productos, desde su producción hasta su eliminación. Sin embargo, por primera vez, estos datos han sido cuantificados de manera precisa.

Aproximadamente un tercio de las emisiones de GEI generadas por los seres humanos proviene del sistema alimentario mundial. Si bien se sabe que los alimentos perdidos o desperdiciados contribuyen en cierta medida, no se ha podido determinar exactamente cuánto. Ahora, gracias a un estudio basado en el seguimiento de productos específicos a lo largo de su ciclo de vida completo, los investigadores han logrado determinar la cantidad de emisiones adicionales generadas por el desperdicio de alimentos, desde la cosecha hasta la eliminación.

Para llevar a cabo el estudio, Xunchang Fei y su equipo de la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur utilizaron datos de suministro de alimentos de 164 países durante el período de 2001 a 2017. Con esta información, pudieron estimar las emisiones generadas por 54 productos alimentarios en cuatro categorías principales: cereales y legumbres, carne y productos animales, vegetales y frutas, y cultivos de raíces y aceite.

Los resultados del análisis revelaron que aproximadamente un tercio de los alimentos se pierden durante la cosecha, el almacenamiento, el transporte o el consumo mismo. Este desperdicio de alimentos estuvo asociado con emisiones equivalentes a 9.300 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en 2017, lo cual representa aproximadamente la mitad de las emisiones totales del sistema alimentario mundial.

En cuanto a las contribuciones por países, China, Estados Unidos, India y Brasil fueron responsables del 44,3% de estas emisiones. Esto se debe, en gran medida, a los hábitos de consumo y al tamaño de sus respectivas poblaciones. Además, se observó que la carne y los productos de origen animal fueron la principal fuente de emisiones durante la cadena de suministro de alimentos que terminaron siendo desperdiciados, representando casi las tres cuartas partes de estas emisiones.

El estudio también tuvo en cuenta las emisiones en nueve etapas posteriores a la agricultura, las cuales variaron según las regiones. Por ejemplo, los países desarrollados con tecnologías avanzadas de tratamiento de residuos generaron menos emisiones. Estos detalles resaltan la necesidad de que diferentes países establezcan objetivos específicos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos. Algunas estrategias podrían incluir la reducción de la producción de carne en determinadas áreas y la adopción de procesos de digestión anaeróbica o compostaje en lugar de utilizar vertederos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas apuntan a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en los próximos años. Si bien esto no sería suficiente para limitar el calentamiento global, representa un primer paso. Según los autores del estudio, las emisiones podrían reducirse si los países de altos ingresos se enfocan en salvar los alimentos desechados por los consumidores, mientras que los países de bajos y medianos recursos centran sus esfuerzos en evitar la pérdida de alimentos durante la cosecha, el procesamiento, el almacenamiento y el transporte.

En paralelo a este estudio, las Naciones Unidas advierten sobre una posible crisis alimentaria para el año 2023, que podría convertirse en una verdadera catástrofe. Esta situación contradice la problemática del desperdicio de alimentos y sus consecuencias.

En resumen, esta investigación ha proporcionado datos cuantificados sobre las emisiones de GEI generadas por la pérdida y el desperdicio de alimentos en todo el mundo. Este es un primer paso importante para abordar esta problemática y establecer estrategias eficaces para reducir las emisiones y evitar el desperdicio de alimentos.