Las transferencias de dinero desde el exterior, para muchos hogares, son la diferencia entre una dieta precaria o alimentarse mejor. Una encuesta del Cemla indica que las remesas de mayor monto provienen de Estados Unidos y Chile
Por: @vsalmeron / RunRunes
Es 20 de agosto y Josefina Martínez recibió en la mañana el dinero que su hijo le envía desde Chile, donde trabaja como obrero de la construcción.
“Todos los meses me manda 120 dólares, gracias a eso, compro huevos, carne, leche, tengo 74 años y mi pensión es de apenas dos dólares”, dice Josefina Martínez, quien vive en Alta Vista, un sector de bajos ingresos en Caracas, junto a su otra hija y un nieto.
En una economía hundida en la hiperinflación, recesión y subempleo, las remesas se han convertido en el salvavidas nutricional, en la diferencia entre Josefina y un grupo de sus vecinos que prácticamente solo consumen carbohidratos, como arroz y pasta.
Un estudio de la División de Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Efecto de las remesas sobre la seguridad alimentaria en los hogares venezolanos, precisa el impacto de las transferencias de dinero desde el exterior.
El trabajo, publicado en junio de este año, afirma que cada integrante de los hogares que reciben remesas consume en promedio 2.152 calorías diarias y supera el requerimiento calórico promedio en Latinoamérica, que se ubica en 2.075 calorías diarias.
En contraste, cada integrante de los hogares que no reciben remesas consume en promedio 1.822 calorías diarias y tienen una dieta menos diversificada.
Tras siete años consecutivos en recesión y una hiperinflación que evaporó la capacidad de compra de la moneda, cinco millones de ancianos reciben pensiones de menos de dos dólares mensuales y los salarios son los más bajos de América Latina.
Para ayudar a las familias más golpeadas, la administración de Nicolás Maduro reparte cajas de comida a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que principalmente tienen arroz, harina y pasta.
“Cuando puedo, ayudo a una vecina que está muy mal y solo come arroz, arepas y granos, le doy unos huevos y algo de leche”, dice Josefina Martínez.
El 18 de agosto, Nicolás Maduro reconoció la precariedad y ordenó: “Ministro de alimentación, Leal Tellería, me le garantiza a las seis millones de familias que alimentamos con el CLAP mejorar la calidad y la cantidad de productos de manera permanente”.
“Diablitos (Underwood), café, leche, me le va agregando productos, lo dejo en sus manos ministro, en sus hombros lo pongo, usted me lo garantiza, con su vida, con su trabajo”, agregó Maduro sin precisar cómo y en cuánto tiempo mejorará la calidad de la alimentación.
Montos y países
De acuerdo con la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela, han salido del país 5,6 millones de venezolanos y una porción de ellos envían remesas a sus familiares.
El Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla) encuestó a 2.231 migrantes venezolanos, en distintos países, vía electrónica entre enero y febrero de este año para obtener información sobre las transferencias de dinero.
El estudio indica que 85% de los encuestados envían remesas. De estos, 66% lo hacen con una periodicidad mensual y 13,6% quincenal. La remesa mensual promedio es de 153 dólares y la quincenal de 109 dólares.
Por países, las remesas mensuales de mayor monto provienen de Estados Unidos (212 dólares), Chile (154 dólares) y España (145 dólares). En tanto que las remesas mensuales más bajas son las de Colombia (106 dólares) y Perú (95 dólares).
remesas enviadas a Venezuela
El trabajo indagó sobre el uso del dinero por parte de quienes reciben las transferencias y explica que, en el 93,7% de las respuestas de los migrantes que envían remesas, “se hizo referencia al gasto de manutención como destino de ese ingreso, seguido por los gastos de salud que fueron mencionados en el 89,4% de las respuestas”.
Un aspecto relevante es que las remesas son la fuente principal de ingresos para 32,4% de quienes las reciben y son importantes para 48,4%, es decir, son un elemento clave para 80,8 % de los hogares receptores.
El triángulo
Lo común es que las personas que emigran envíen los dólares o euros de las remesas a través del sistema financiero o de empresas especializadas en transferencias de dinero.
Quienes reciben las remesas venden los dólares a los bancos y, a su vez, estos bancos utilizan las divisas para satisfacer la demanda, por ejemplo, de empresas que necesitan comprar dólares para importar; de esta manera, la oferta de divisas crece.
Puede suceder que el banco central compre parte de los dólares que ingresan por las remesas para cancelar deuda externa o fortalecer las reservas internacionales, algo que también resulta beneficioso para la economía.
En Venezuela, la mayoría de los dólares o euros de las remesas no ingresan al país. El método más utilizado son triangulaciones, como la que emplea el hijo de Josefina Martínez: le vende sus dólares a quien fue su jefe en Venezuela y se los transfiere a una cuenta bancaria en Estados Unidos. Una vez recibe los dólares, su exjefe le transfiere bolívares a la cuenta que Josefina tiene en un banco venezolano.
El estudio del Cemla indica que los depósitos en cuentas corriente, que implican triangulaciones, es el método más utilizado por los migrantes venezolanos con un 36%, seguido “de las transferencias (Zelle) con 15,9% y a través de familiares y amigos con 15%; mientras que el porcentaje de las empresas de remesas fue de solo 10,7%”.
Esta circunstancia limita la posibilidad de medir con certeza el monto de las remesas, pero existen proyecciones. El Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello señala que “para 2021 se están estimando por entrada de remesas 2.300 millones de dólares”.
Nueva Ola
José Manuel Puente, profesor del IESA, considera que el éxodo de venezolanos va a aumentar.
“Venezuela tiene los migrantes mejor formados del mundo, en promedio, la salida fue de gente joven con formación técnica y académica; entonces el país se ha envejecido y ha perdido población con formación”, dice José Manuel Puente.
La encuesta elaborada por el Cemla indica que la escolaridad media de los migrantes encuestados es de 15,8 años; equivalente al nivel universitario.
“La mayoría de las proyecciones nos hablan de un octavo año de recesión y alta inflación o hiperinflación en 2021, en este contexto, no hay muchas posibilidades de que mejoren los salarios y eso va a seguir estimulando el éxodo”, dice José Manuel Puente.
De acuerdo con Conindustria, el gremio que agrupa a las principales empresas del sector privado, al cierre del primer trimestre de este año, en promedio, el salario de los obreros era de 78 dólares, de 172 dólares para profesionales y de 414 dólares en el caso de los gerentes.
El salario mínimo en Ecuador es de 400 dólares y en Lima el ingreso mensual promedio al cierre de julio de este año es de 386 dólares.
“A medida que la economía mundial se recupere de la pandemia, lo más probable es que aumente el monto de las remesas a Venezuela y podríamos estar hablando de 3 mil o 4 mil millones de dólares al año”, dice José Manuel Puente.
Agrega que “lo importante es poder aprovechar este flujo de dinero para la reconstrucción del país y pensar, como en su momento lo hizo Uruguay, en un plan para recuperar parte del capital humano que se fue al exterior. Por supuesto, esto requiere una economía estable y un país sin crisis política”.