Roberto Patiño: Decir que el objetivo es salir de Maduro y del régimen ya no basta

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Sin haber competido por la alcaldía de Caracas, Roberto Patiño se hizo de un espacio propio como referente político de la capital. Su reto es consolidarlo, en medio de una oposición disminuida y dividida, y donde hay otras alternativas pujando por capitalizar las inquietudes en la ciudad. Por ahora, impulsa una renovación de liderazgos y pide unificación para encarar una elección nacional por venir

Víctor Amaya|@victoramaya – TalCual

Los resultados de las elecciones municipales en Caracas dejaron una duda fundamental en el aire: ¿qué hubiese pasado si el candidato de la MUD hubiese sido Roberto Patiño?

La candidatura de Tomás Guanipa logró el 11,43% de los votos emitidos ese 21 de noviembre, quedando de tercero en la contienda por detrás de la psuvista Carmen Meléndez (58,94%) y Antonio Ecarri de la Alianza del Lápiz (15,54%), luego de que el secretario general de Primero Justicia recibiera el apoyo de los factores agrupados en la tarjeta de «la manito». Una decisión que fue calificada como imposición al o respetar lideragos de base como el de Patiño, y que el propio Julio Borges dijo el 6 de diciembre que fue un error, siendo que en el partido «hay plena conciencia de que se manejó mal y de que tenemos que reconectar con la gente para poder ganar el liderazgo».

La pregunta, no obstante, no encuentra respuestas en el propio Roberto Patiño, quien no aventura conjetura. «El resultado en Caracas me preocupa mucho. El municipio Libertador, si fuese un estado, sería el tercero del país luego de Zulia y Miranda. Caracas va a ser fundamental para el cambio político nacional, por su escala poblacional, por su peso simbólico y por ser una caja de resonancia para toda Venezuela. El resultado fue muy malo. Estamos hablando de la región con la menor participación y con la mayor brecha a favor del chavismo frente a candidatos que estaban planteando cambio. Eso tiene que llevarnos a una revisión profunda a todos».

Patiño extrae aprendizajes del 21N en la capital: «que la ruta correcta es la del voto con la participación masiva, que a pesar de las condiciones adversas por definición pues estamos en dictadura debemos seguir luchando para que la expresión de la gente pueda evideciarse a través de mecanismos pacíficos, y que los resultados no reflejan el sentir de la mayoría de los venezolanos».

A juicio del ingeniero egresado de la Universidad Simón Bolívar, «la gran mayoría de la gente quiere cambio pero muchos terminan absteniéndose o son víctimas de control social».

Patiño tiene 33 años y es una de las caras de un liderazgo renovador en la política nacional. De la política estudiantil y el activismo con Voto Joven pasó a la militancia en un partido nacional, mientras aplicaba lo aprendido en Harvard con la organización Caracas Mi Convive desde 2011. En 2016 inició Alimenta La Solidaridad, un programa de comedores populares, pero no fue sino hasta 2021 que puso un pie en la arena electoral cuando anunció que quería ser Alcalde de Caracas. No consiguió ser postulado siquiera pero se abrió un espacio en la política partidista, desde donde alza la bandera de la renovación política.

«Una de las grandes fallas que tuvo la conducción política opositora fue no haber estableciddo mecanismos participativos para determinar los candidatos. Incluso las opciones de quienes buscaron dividir se hubiesen desinflado frente a un mecanismo justo para seleccionar los candidatos por la propia gente», abre fuegos.

Pasada la página del 21N, es tiempo de buscar las figuras que darán las siguientes peleas. Por eso apunta la importancia de que haya más mujeres en posiciones de liderazgo. «Solo hubo dos candidatas a gobernadoras en el país. Acompañé a María Beatriz Martínez (Portuguesa) y tuvo un desempeño muy destacable y vi su conexión con las comunidades, demostrando que las mujeres que asumen posiciones de liderazgo tienen capacidad de conectar en otra frecuencia con los votantes».

Patiño destaca que otra característica de ese liderazgo necesario es que tenga conexión con la base. «La política debe tener un sentido social y tenemos que lograr convencer a la mayoría de participar, conectarnos con su drama diario y creo mucho en liderazgos que están surgiendo de las comunidades. Hay que abrir espacios para que esos liderazgos puedan expresar y represetar el sentir, el deseo de cambio y apuntar a la construccion de una visión distinta del país para el siglo XXI».

-¿Eso pasa por aprovechar figuras que ya existen e impulsarlos como líderes o por inyectarle a los dirigentes políticos actuales trabajo social y presencia en las comunidades?

-Hay miles de venezolanos en las comunidades trabajando. Eso no hay que fabricarlo, sino buscar a quien tenga ese recorrido. La gran mayoría de las bases están lideradas por mujeres. Ese puede ser un elemento diferenciador. Ahora, si algún liderazgo político que no se ha fraguado en las comunidades empieza a hacerlo, bienvenido. Todo suma. Para mí ha quedado evidente que liderazgos de oficina no van a tener capacidad de movilizar el voto.

-Cada cierto tiempo surge la necesidad de renovar liderazgo, y la exigencia de que haya la apertura en los partidos para que tal cosa ocurra, que algunos se aparten, etc. ¿Existe esa voluntad de abrir camino ahora?

-Yo he visto que muchos dirigentes políticos han expresado su perspectiva de la necesidad de renovación, de regenerar, de replantear la lucha política. Yo tengo la expectativa de que eso no sea solo de la boca para afuera, con declaraciones sino que se exprese en gestos concretos. Las próximas semanas veremos dónde hay coherencia y dónde hay que seguir presionando para que ocurra esa renovación política que nos lleve al cambio. Si bien creo que la ruta política que se está retomando es la correcta y hay que abrir camino a la renovación, todos hacemos falta. Debemos dejar atrás esos discursos maximalistas de descartar gente o pensar que hay personas que no son necesarias. El cambio en el contexto autoritario necesita de todos remando en la misma dirección.

-¿Ese nuevo liderazgo qué debe plantear, cuál debe ser su mensaje?

-La polarización es insuficiente, y ya no da más. Decir que el objetivo es salir de Maduro y del régimen ya no basta, no conecta. Salir de Maduro es una condición necesaria para lograr el país que queremos, pero es insuficiente. Hay que construir un nuevo imaginario político, una narrativa. Me motiva ver que los elementos están ahí, con el valor de la solidaridad del venezolano que puede ser una palanca para construir esa visión de una Venezuela para el siglo XXI. Hay cosas que no discutimos aquí, como el alejamiento del mundo de los combustibles fósiles, nuestro modelo de desarrollo para los próximos 100 años, la reinvención que nos hace falta, superar la cultura rentista y la riqueza acumulada por el Estado. También hay otros fenómenos que debemos superar para progresar, como la cultura machista. Tenemos que dejar atrás también la cultura caudillista. En Venezuela hacen falta millones de líderes, personas que asuman que su papel es fundamental, y que los partidos políticos tengan mecanismos de renovación constante.

-Se ha dicho también que la gente se desconectó de la política. ¿Lo ha podido evidenciar e su trabajo comunitario y en la precampaña?

-Es una realidad que la gente considera que la política no está relacionada a sus principales dramas. En el caso de Caracas, que está llena de basura, sin agua, la política no propone soluciones ni nuevos imaginarios, donde todo pareciera que es una pelea por el poder. Parte de la responsabilidad es plantear caminos, hacer pedagogía sobre la participación política, el voluntariado, el voto, que no es solo votar sino convencer a otros. Esa labor ciudadana nos va a llevar al cambio que queremos.

-¿Como repolitizar a la sociedad y conectar esas necesidades y ganas de superar problemas con la conciencia de que para ello es necesario el cambio político?

-Lamentablemnete el discurso en la campaña, en general, tuvo deficiencias. Mucha gente lo percibió como demagógico. La gente no es tonta, sabe que hay muchas competencias centralizadas y que el régimen se aferra a ellas, sabe que no existen los recursos. En esta campaña no solo hubo que plantear las soluciones sino también el discurso honesto de que el cambio en nuestras comunidades pasa por el cambio en el país. Creo que esta elección fue un paso en esa dirección, de ir de nuevo al ejercicio democrático y ciudadano. Yo vi mucha gente recorriendo, tratando de conectar, y el reto ahora es seguir repolitizando a la sociedad, brindar espacios de participación donde quede en evidencia que podemos y debemos hacer cosas para aliviar el sufrimiento de las personas.

-¿Cómo lograr tal combinación en un contexto autoritario, con hegemonía conmunicacional, control social y demás mecanismos del poder?

-Es un gran reto. Estamos enfrentando un modelo autoritario, un régimen dictatorial, donde ha habido graves violaciones a derechos humanos. Yo lo veo en los sectores comunitarios. Frente a ese contexto planteo la empatía con quienes han luchado por el cambio en Venezuela. Por eso decía que todos somos necesarios. Hay muchos que plantean desprenderse de quienes no han tenido buenos resultados y demás. Yo creo que más que pensar en restar es cómo sumamos a quienes se quedaron en su casa, o que votaron de tal manera, a quienes son víctimas del control social. Debemos apuntar a la costrucción de una mayoría que se exprese, que se haga efectiva a través del voto, la defensa del voto y la movilización en la calle.

-Se ha hablado mucho de organizar una «nueva mayoría» desde hace muchos años. ¿Estamos más cerca o más lejos ahora?

-Se ha logrado en otros momentos, como en 2015. Hay que revisar qué pasó luego que esa mayoría no se ha expresado de la misma manera. Está la migración, la dispersión política y las divisiones, distintas rutas y mensajes que han sido confusos para la gente y eso genera cuestionamiento. Todo eso es lo que el liderazgo político debe revisarse y, con elecciones, plantearse un camino distinto.

-Usted ha tenido trabajo social con Mi Convive y con Alimenta La Solidaridad. ¿Ese es el camino para los dirigentes políticos, tener una labor social sin cargo y luego tratar de convertir eso en acción política?

-Yo pienso que el trabajo social debe ser la base de la construcción de un liderazgo político en Venezuela. Nos separamos de Alimenta La Solidaridad porque es un trabajo humanitario y es preferible no mezclar las cosas con lo político. Pero en lo social hay mucho ámbito para trabajar, incluyendo el que ha sido nuestro eje: la formación de líderes comunitarios. Llevamos muchos años trabajando en comunidades y hay personas que no creían en lo mismo que nosotros pero que trabajamos juntos y ahora apuntamos en la misma dirección.

-¿Y cómo convertir eso en activismo político a favor de una opción política?

-Lo primero es siempre la coherencia y la transparencia con la gente. En mi caso, desde el día uno que he hecho trabajo social ya venía trabajando por la democracia desde el movimiento estudiantil, y siempre he sido abierto con la gente que yo trabajo en lo social sobre que también aspiro a cambios políticos porque creo que eso traería la masificación de esos beneficios sociales. ¿Cómo se transforma eso en fuerza política? Con la formación de líderes comunitarios. El cambio político requiere millones de líderes, y por eso nos dedicamos a darle herramienta a personas en la comunidades para impactar en su entorno pero también para que imaginen cómo podría ser esa comunidad si se lograra un cambio político. Luego ellos se convierten en movilizadores de esa idea. A mí incluso me animaron a meterme en lo electoral. Yo tenía dudas de si era el momento, de si tenía sentido dar ese paso en este momento o seguir profundizando lo social. La decisión estuvo atada a dos cosas: la coherencia de que yo creo que este es el camino para lograr el cambio, aunque el momento no sea el mejor; y el respaldo de las comunidades donde hemos trabajado que fue unánime.

-En Caracas quien quedó de segundo fue Antonio Ecarri y cualquiera pudiera pensar que en una próxima contienda quien está en el aparato de salida es él. Pero también está Roberto Patiño allí con la pregunta de qué hubiese pasado si hubiese competido.

-Yo tengo que ser muy franco y directo al decir que todos somos necesarios. La experiencia demostró la importancia de lograr mecanismos de unidad. Durante todo el periodo que estuve de precampaña insistí en la necesidad de primarias y Antonio Ecarri públicamente dijo que no se iba a someter a primarias porque él tenía un liderazgo en los independientes y que no tenía dudas de que iba a derrotar al chavismo y a la oposición. Los resultados están a la vista. Con tener 15% en el estado con la menor participación y con la mayor brecha del chavismo creo que no es responsable cantar victoria. La revisión y la autocrítica tiene que ser de parte de todos. Yo valoro que en la propuesta de Antonio Ecarri él habla de educación, me parece muy positivo, algo que hay que incorporar, pero sobre todo creo que la lección del domingo es una de humildad y de que un solo palo no hace montaña. Pensar que eres un elegido, lo que Caracas estaba esperando, eso no existe, no es verdad, es demagogia. El reto de todos es plantear cómo logramos movilizar a Caracas para el cambio nacional. La elección municipal pasó y lo que está sobre la mesa es pasar la página de lo que estamos viviendo.

-¿Qué viene ahora para Roberto Patiño?

-Yo ya no regreso a Alimenta La Solidaridad. Es una etapa que cerré. Allí hay un equipo que lleva el proyecto y me siento muy tranquilo porque es un proyecto muy sólido y que ha seguido funcionando desde que me separé. Yo seguiré trabajando por el cambio demoorático en Venezuela, buscaré los mecanismos a través del trabajo social, de prevención de violencia, de Primero Justicia, de lograr platear una alternativa creíble y que permita a los venezolanos emocionarnos y motivarnos con la posibilidad del cambio.

-¿Hará oposición a la gestión de Carmen Meléndez en Caracas?

-Por supuesto que estaré trabajando con los líderes comunitarios en hacer contraloría frente a la oferta que ella hizo. No la vi mucho en la calle pero escuché muchas de sus cuñas. Haremos contraloría no solo sobre lo que ella propuso sino sobre las necesidades más urgentes de la gente, como los servicios y la seguridad. Llegó el momento de que ellos, luego de hacer mucha demagogia, cumplan. Estaremos acompañando las exigencias y desarrollaremos iniciativas concretas para impactar la realidad, pero siempre exigiéndoles a ellos que cumplan con su trabajo.