El hecho de que el cáncer renal sea uno de los menos mencionados no implica desconocer sus riesgos. Urólogos advierten que el tabaquismo, sedentarismo y la genética son las principales causas de su aparición que suele afectar con más frecuencia a hombres. Además, la mayoría de diagnósticos son confirmados al acudir por otra enfermedad y en estados avanzados.
Guiomar López | LA PRENSA DE LARA
Los expertos refieren que siempre se escucha hablar de otros tipos de cáncer más comunes. Pero se ignora que ese estilo de vida junto al sobrepeso representan esa amenaza latente para los hombres. El promedio en general de incidencia apunta que lo padecen dos hombres por cada mujer y los diagnósticos se orientan con más fuerza entre los 60 a 70 años de edad. También hay recientes excepciones de casos de más pacientes de 40 años, debido al descuido en los hábitos y falta de control médico.
El tema abordado en la Jornada y Congreso Pineda despierta las alertas. El urólogo, Patricio Moreno, lamenta que los fumadores desmedidos quienes son incontrolables superando una caja diaria, pueden caer en este abismo y sin opción de salir. Además que la raíz genética con familiares que lo han padecido es otro factor de cuidado y ameritan del monitoreo permanente que evite convertirse en un paciente oncológico.
Advierte que este tipo de cáncer es asintomático al comienzo y suele pasar que el paciente acude a una consulta por otra enfermedad, pero los resultados del eco abdominal o renal terminan confirmando ese episodio tan temido. De allí se aprecian los tumores renales y la idea es que pueden erradicarse lo más temprano posible.
Los dolores pueden sentirse en estados más avanzados cuando descubren sangre en la orina, fiebre nocturna, pérdida de peso y la aparición de una especie de masa palpable en la zona abdominal. El descuido puede sentenciar a esta enfermedad, ignorando opciones como la nefrectomía parcial, que extirpa una parte del riñón y preserva el resto para su funcionamiento. Se aplica en el primer estadio, cuando el tumor no supera los 7 centímetros.
Para el urólogo, Adelino Andrade, también es indispensable ese diagnóstico precoz y así considerar los tratamientos paliativos. Resalta que los pacientes deben tomar conciencia de lo complejo del cáncer renal y—dependiendo del caso— pueden ser sometidos a la nefrectomía radical laparoscópica, cuya extracción total del riñón afectado es más llevadera, menos invasiva (sin tanto dolor) y con una pronta recuperación.
Explica que se trata de un avance con más precisión, evitando aquellas intervenciones quirúrgicas de hasta 40 puntos de sutura. Es la introducción de cánulas como pinzas delgadas desde el área abdominal y permitiendo abordar los tejidos afectados. Una depuración garantizada y sin incomodidades al paciente.
Recalca la necesidad de no pasar desapercibido ese riesgo genético y tomar conciencia de asumir un estilo de vida saludable. El sobrepeso no es indicativo de adecuada alimentación, cuando se exceden en el consumo de grasas, productos muy procesados y abusos de cítricos. Además de terminar con el vicio del cigarrillo, es considerar pertinente una rutina de ejercicios y con la firme intención de empezar desde cortas caminatas, trotes o demás entrenamientos, de acuerdo a las condiciones físicas.
Los especialistas insisten en una regla tan básica y por lo general es la primera en olvidar. Se trata del consumo de agua y a partir de los 8 vasos diarios, para luego superar en cantidad y dejar de esforzar el funcionamiento de los riñones sin el promedio de agua adecuado.
Abordaje más preciso
Las recomendaciones del urólogo, Carlos Betancourt, se enfocan en el abordaje laparoscópico de los cálculos renales la cual es una de las más indicadas para evitar los riesgos de hemorragias y que sólo pueden tener el inconveniente de falta de recursos financieros.
Señala que es ideal en casos de cálculos superiores a los dos centímetros y que igual exige considerar la pertinencia del caso. Además de contar con el consentimiento del paciente, verificar todos los implementos necesarios, disponer de la antibioterapia profiláctica, anestesia local y demás aspectos de este protocolo.
Recomienda la obligatoriedad del paciente en posición decúbito lateral y contar con el cirujano principal, instrumentista y ayudante. Una intervención práctica que evita errores y saca provecho de la experiencia del especialista.