Seis protestas históricas y qué nos enseñan

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1. En 1517 un sacerdote solitario llamado Martín Lutero clavó en la puerta de una iglesia alemana 95 tesis en protesta contra el Catolicismo. Sin sangre ni ejércitos (vinieron después) Lutero cambió la historia de Europa y América con la irrupción del protestantismo.

ENTONCES: Es bueno si hay una lista de propuestas claras, necesarias, pertinentes y posibles.

2. En 1789, un pueblo hambriento y desesperado tomó el fuerte de La Bastilla, símbolo de la monarquía francesa, luego de 10 años de enfrentamientos. Se concretó, pues, la Revolución Francesa y cambió políticamente al mundo reciente y actual.

ENTONCES: Muchas protestas son importantes, pero la crucial será la que tenga el mayor poder simbólico. El chavismo lo hizo el 4F y la oposición, si no hubiera sido por la oposición misma, casi lo logra.

Fernando Nunez-Noda
3. En 1773 los súbditos de la corona británica en Norteamérica se hastiaron de pagar impuestos sin tener derechos, ni independencia. 100 colonieros abordaron 3 barcos británicos que cargaban té y arrojaron 45 toneladas en la bahía de Boston.

ENTONCES: Más allá del simbolismo, la protesta gana si hace en pequeño lo que quiere hacerse en grande.

4. En 1963 Martin Luther King (homónimo de Martín Lutero) ayudó a organizar una marcha de 1 millón de personas hasta Washington, para promover los Derechos Civiles de los negros, que aún no se convertían en Ley. Allí pronunció su célebre discurso «I have a dream» («Yo tengo un sueño»).

ENTONCES: Hace falta una consigna pegajosa, sugerente, de comprensión instantánea y que resuma toda la lucha en tres o cuatro palabras.

5. En 1989, mientras la URSS se venía abajo, en Beijing hubo protestas estudiantiles en la Plaza de Tiananmen, con cientos de muertos y cobertura periodística mundial. Un hombre, hasta hoy desconocido, se paró frente a una fila de tanques obligándolos a detenerse por un buen rato. No hay forma de evocar este evento sin que aparezca la imagen de este hombre cuyo audacia espontanea llegó a ser sinónimo de Tiananmen.

ENTONCES: No todo puede prepararse. Con metas claras muchas personas improvisarán sobre el mismo tema y quizá de allí salga el símbolo, la consigna o la acción que resuma el hecho en un solo gesto.

6. A finales de 2004, cientos de miles de ucranianos inundaron las calles de la capital Kiev para protestar lo que consideraban resultados amañados de las elecciones, a favor del gobierno pro-Putin. Los ciudadanos se mantuvieron 12 días ininterrumpidos, bajo nieve y lluvia helada, hasta que se logró la repetición del voto con el consiguiente triunfo de la oposición. En esta «revolución naranja», por el color del partido opositor, la consigna era no irse hasta lograr el objetivo.

ENTONCES: Si hay una determinación tal como para no abandonar las calles hasta lograr un objetivo claro y posible, ni cien marchas parciales y finitas hechas por los anaranjados hubieran podido cumplir el mismo cometido. Esa determinación terminó la presencia política rusa y, 19 años después, Rusia ha tenido que invadir territorio ucraniano (cuyo objetivo no ha sido logrado aún y quizá nunca) dada la resolución de los ucranianos y la ayuda de sus aliados del mundo libre.