El gobierno interino de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (AN) de 2015, parece haber perdido más fuerza durante el primer semestre de 2022. Los politólogos Daniel Varnagy y Pablo Andrés Quintero destacan que el interinato no tiene poder real ni capacidad de maniobra, al tiempo que ha dejado desesperanza y cuestionamientos por denuncias sobre corrupción. Dentro del equipo que dirige Guaidó hay extrema cautela sobre la información que pueda difundirse sobre quiénes lo integran y su funcionamiento
Sofía Nederr| TalCual
El gobierno interino que encabeza Juan Guaidó desde el 23 de enero de 2019, como presidente de la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015 y considerada como la «legítima» por diversos sectores dentro y fuera de Venezuela, parece haber perdido más fuerza durante el primer semestre de 2022.
La situación no extraña si se recuerda el lobby, el forcejeo político y las negociaciones que debieron hacerse entre diciembre de 2021 y enero de este año para lograr, finalmente, aprobar en la raya del lapso constitucional (4 de enero), la reforma parcial de la Ley del Estatuto de la Transición que garantizó la permanencia de la Comisión Delegada como estructura que sostiene al interinato.
Con un poder de maniobra mermado, las apariciones más frecuentes de Guaidó en los últimos meses se han circunscrito, en su mayor parte, a la conducción del debate virtual de la AN los días martes, algunas participaciones online en foros internacionales, contactos telefónicos con funcionarios de Estados Unidos (uno de los países que aún lo reconoce como presidente interino) y reuniones con diplomáticos, entre los que destaca James Story, el embajador de EEUU para Venezuela que despacha desde Bogotá.
Guaidó también ha realizado recorridos por varias regiones como parte de la promoción del Acuerdo Integral para Venezuela, y un par de ellos fueron más noticia por las agresiones sufridas por parte de simpatizantes del chavismo.
Más recientemente, el dirigente opositor ha hecho énfasis en los llamados a consolidar la unidad para las elecciones primarias que la Plataforma Unitaria realizará en el 2023. Todo esto en medio de la fragilidad de los apoyos internos y del distanciamiento de varios de los actores internacionales.
En enero de 2021, los 27 estados miembros de la Unión Europea acordaron seguir considerando a Guaidó como «un interlocutor privilegiado», pero ya no seguir reconociéndolo como «presidente interino», en lo que significó una degradación de su estatus.
En ese sentido, Josep Borrell, alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, matizó que «la UE mantendrá su compromiso con todos los actores políticos y de la sociedad civil que luchan por devolver la democracia a Venezuela, incluido en particular Juan Guaidó».
El politólogo Pablo Andrés Quintero señala que «lo que se llamaba el gobierno interino, hoy en día, termina por reducir su poder de maniobra a gran escala. La simbología política le ha pasado por encima a esa figura y ya es, incluso, hasta innecesario y poco productivo hablar de un gobierno que no tiene poder y este ‘gobierno interino’ es un cascarón vacío».
Quintero subraya que el interinato se ha convertido en un instrumento partidista, «incluso hasta de manipulación mediática». Cree que la figura del gobierno interino ha sido usada como anclaje de la permanencia de un sector político de la oposición.
Sobre el manejo del poder en Venezuela, Daniel Varnagy, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar (USB), enfatiza que está claro que quien maneja el poder fáctico en el país es el gobernante Nicolás Maduro. En este sentido, precisa que el concepto del poder tiene carácter pragmático.
«Desde el punto de vista de la realidad, el poder se ejercita, lo demás son palabras. Quien hace ejercicio del poder es el señor Maduro, que puede que lo apoyen menos países de una manera tan abierta, pero son con los que hay relaciones económicas, diplomáticas. Esto, aunque haya aspectos de estas relaciones que no nos gusten», argumenta Daniel Varnagy.
A su juicio, Guaidó no fue capaz de mantener las otras relaciones. «Las puertas que se abrieron para él, no las supo atravesar», dice.
En enero de este año, el gobernador de Barinas, Sergio Garrido, fue cuestionado por varios sectores políticos por atender una llamada telefónica de Maduro y, posteriormente, por reunirse con él. Garrido (AD) explicó que su encuentro con Maduro obedeció a la necesidad de solicitar recursos para su estado.
«Lo queramos o no, Maduro es el que está en la Presidencia, ejerciendo como mandatario», justificó el gobernador.
Daniel Varnagy señala que cuando Juan Guaidó asumió la conducción del interinato en 2019, Venezuela era «otro país» y el mundo también era diferente, eran los tiempos prepandemia. «Quizás en otra circunstancia distinta, el interinato hubiera tardado en morir», afirma.
Por su parte, en reciente entrevista para TalCual, Stalin González, dirigente nacional de Un Nuevo Tiempo (UNT), sostuvo: «Creer que estamos en 2019, no te acerca a la realidad. Creo que esto será un debate a futuro dentro de la Plataforma Unitaria. Un debate inmediato, cúal es el destino de estas organizaciones, del interinato».
González, quien fue electo diputado en 2015, renunció a esta condición en enero de 2021 en desacuerdo con la prórroga que se le dio al interinato en diciembre de 2020. En ese momento explicó al país su posición en un artículo de opinión titulado No podemos ser como ellos.
¿Entrampados?
Daniel Varnagy destaca que el interinato solo existe desde el punto de vista de la política discursiva. Asimismo, sostiene que la gestión del interinato debió terminar en enero de 2021, cuando constitucionalmente cesó el período de la AN electa en 2015.
Recuerda que se armó un artilugio jurídico «de poca valía pragmática» al declarar que la Asamblea Nacional electa en el 2020 era írrita y que, por lo tanto, Juan Guaidó continuaba a la cabeza de un poder público sin poder y sin dinero.
«Esa continuidad falaz terminó haciendo mucho más daño. Fue la época cuando una parte de la sociedad civil pensó, le pareció, que podía haber algunas motivaciones ulteriores, sobre todo, tras todo lo que ocurrió con personeros del interinato que tuvieron una participación del manejo de los activos. Se cometió nuevamente un error que ya no solo era geopolítico-estratégico sino un error pragmático-económico que es el mal uso y desuso de una serie de activos con las cuales se contaba», puntualiza el politólogo.
Varnagy añade que muchas de las personas que acompañaban «esta fase final del interinato» entendían que no era conveniente seguir allí y en el camino abandonaron la gestión Guaidó.
«Hay una agonía lenta, paulatina, que ya ni siquiera es dolorosa, es, simplemente, una agonía gris. Ya la gente más cercana, los acólitos del interinato, ya se olvidaron de ese tema porque no hubo acciones políticas, no hubo acciones estratégicas, no hubo acciones económicas. Actualmente, lo que vemos del interinato es un conjunto de frases huecas, frases vacías», asegura el politólogo.
Varnagy y Quintero coinciden en señalar que Guaidó se ha ido quedando solo, tanto por razones políticas como por los señalamientos de corrupción dentro de la estructura del interinato.
Daniel Varnagy puntualiza que el interinato ha vivido varias etapas: auge, meseta —donde se estabilizó—, declive y, después, una desesperanza absoluta.
«Lo que pasó en la meseta es que todos los países que habían apoyado el interinato estaban esperando las acciones políticas concretas y más bien lo que ocurrió fue que, ‘casualmente’, vino un destape de escándalos de corrupción de algunos personeros del interinato a la par de la ausencia de las acciones políticas y geoestratégicas que se suponía debía tener», recuerda.
Dentro de los escándalos de corrupción, el caso más visible es la empresa Monómeros Venezolanos-Colombianos, filial de Pequiven, cuyo manejo ha enfrentado al interinato con otros factores del llamado G4, pero, sobre todo, con Primero Justicia (PJ).
La situación de los activos de la república precipitó la renuncia de Julio Borges, quien fue comisionado de Relaciones Exteriores de Guaidó, y su exigencia de que el interinato debía ser eliminado.
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Renuncia presidenta de Monómeros
El politólogo Pablo Andrés Quintero estima que los casos de corrupción y la poca transparencia del gobierno interino le ha restado credibilidad entre los venezolanos, entre los actores políticos nacionales, en las diversas organizaciones y también entre los grandes aliados internacionales.
«Me refiero a la gran cantidad de irregularidades en el manejo de activos como Citgo y Monómeros y también la poca transparencia que ha existido en el manejo de los recursos aprobados por el gobierno de Estados Unidos para el funcionamiento de esto. El venezolano se siente, ciertamente, traicionado; siente que esto no le ha funcionado para su vida cotidiana y, de alguna manera, los dirigentes que hacen vida en esta estructura, este liderazgo termina por decantarse», puntualiza Quintero.
La razón del fracaso de los esfuerzos por lograr una transición política hacia la democracia en el país, indica el politólogo Pablo Andrés Quintero, es porque no existen condiciones. Añade que se ha deteriorado el lobby del interinato por la corrupción, la falta de transparencia, las contradicciones internas dentro de los partidos políticos y las peleas entre estas organizaciones.
«Muy pocos actores políticos quieren retratarse con estos actores asociados a Juan Guaidó», asegura.
Sin embargo, dirigentes opositores señalan que no será fácil poner el candado al gobierno encargado dados todos los intereses en juego.
Interinato cauteloso
Dentro del interinato hay mucha precaución sobre aportar la información que se les ha solicitado sobre su estructura y funcionamiento. Varios de los voceros identificados con responsabilidades en ese grupo mostraron reservas para hablar abiertamente, aunque para efectos de este trabajo se hicieron varias solicitudes expresas.
El argumento principal expuesto para justificar tanta reserva es la persecución que han sufrido desde el gobierno de Nicolás Maduro y que obligó a la mayoría a abandonar el país, incluso después de pasar por la cárcel, como fue el caso de Roberto Marrero, detenido por el Sebin en marzo de 2019, cuando fungía como jefe del despacho de Guaidó.
Desde el reducido equipo que se mantiene en Caracas insisten en asegurar que la encargaduría de Guaidó se mantiene viva.
Parte de la información que se obtuvo para la elaboración de este trabajo fue el organigrama del despacho del interinato. TalCual también solicitó cómo está conformada la estructura internacional pero, hasta el momento del cierre del texto, no se había recibido la respuesta.
Estructura del Interinato
«Por muchos factores, no solo el de la persecución, son pocos los que quedan del interinato aquí en el país. También había muchos rumores de que había miles de personas en una nómina, cosa que es falso. Somos muy pocos. En ningún área hay más de 10 personas», aseguró un funcionario del gobierno interino que solicitó a TalCual resguardar su identidad.
El funcionario añadió que hay críticas sobre la falta de determinación del interinato, «pero aquí se enfrentaron las cosas y se trabajó mucho para que la unidad se mantuviera». Aseguró que el gobierno encargado sigue en pie.
Un dirigente opositor de larga experiencia política y que estuvo ligado en 2019 al gobierno interino señala, de manera off the record, que tiene una opinión personal muy buena de Guaidó y que el dirigente está cargando con culpas que no le pertenecen.
«No le quiero quitar responsabilidad. Guaidó se ha quedado aquí cuando pudo haberse quedado cómodamente en el exterior y ha corrido una serie de riesgos. Pero allí hubo una estrategia política totalmente equivocada, a mi modo de ver, en la que él se dejó arrastrar. Quien montó esa estrategia política fue Leopoldo López», aseguró el dirigente.
Añadió que hubo varias decisiones erradas, pero cuando ocurrió la Operación Libertad, el 30 de abril de 2019, plan que le pareció «una locura», se apartó del interinato.
Sobre el desempeño de Juan Guaidó en las sesiones online de la Comisión Delegada, el diputado Marco Aurelio Quiñones, jefe de la fracción parlamentaria de Voluntad Popular (VP), afirma que Guaidó, como presidente de la AN, conduce los debates y tiene la libertad de intervenir en las discusiones en los temas sobre los que él considere debe tomar posición.
Sin embargo, en la práctica, Guaidó se limita a ceder los derechos de palabra durante las sesiones de la Comisión Delegada que pueden ser seguidos por el público en YouTube.
«El presidente Guaidó, además, tiene una agenda mediática todos los días, y está pronunciándose a medida que transcurre en el día. Es algo sumamente discrecional. Y los temas que hemos llevado a Cámara son temas de interés, pero, en muchos casos, el Presidente ya ha hecho pronunciamientos al respecto», enfatiza Quiñones.
Quiñones añade que Guaidó, de acuerdo con el ritmo de los debates en la AN, considera si debe o no acotar algo.
Uno de los aspectos que se cuidan de no comunicar, por razones de seguridad, es el lugar desde donde despacha Guaidó. Diputados de la AN de 2015 dicen que, básicamente, el contacto que tienen con el dirigente es durante las sesiones virtuales de la Comisión Delegada.
«A veces, le hemos escrito para planteamientos concretos sobre la agenda de la AN y responde hasta cuatro días después», se quejó un parlamentario que se mantiene activo.
Apoyo internacional en baja
Dentro de los respaldos internacionales a la gestión del interinato y el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela persiste el del gobierno de los Estados Unidos que preside el demócrata Joe Biden, quien sucedió al republicano Donald Trump, que fue quien asentó la política de reconocer al interinato. Pero, en este caso, ciertas condiciones aplican.
«La Casa Blanca ha cambiado su política exterior desde la llegada de la guerra entre Rusia y Ucrania. Y también hay un viraje en cuanto a cómo ver, observar, el conflicto en Venezuela entendiendo que se agotó la estrategia de ese gobierno interino, o como se llame. La pérdida de credibilidad de estos actores políticos ha generado, además, un cambio de estrategia también de los aliados en la Unión Europea (UE)», asevera Pablo Quintero.
En junio pasado, Maduro no fue invitado a la Cumbre de las Américas que se desarrolló en Los Ángeles (California), pero tampoco se invitó a Guaidó, quien tuvo una participación telemática. Luego se informó de una conversación telefónica que sostuvo con el presidente Joe Biden.
El politólogo Daniel Varnagy calibra que el respaldo de Estados Unidos «es un apoyo discursivo, diplomático, pero las puertas se están abriendo, de forma pragmática y quien está recibiendo las visitas oficiales de personeros del presidente Biden es el presidente Maduro. Es con él con quien se están negociando los convenios petroleros, por la guerra entre Rusia y Ucrania».
En el caso del Reino Unido, el reconocimiento de Guaidó como presidente interino se relaciona con el manejo del oro. Y esto fue ratificado por el procurador especial, Enrique Sánchez Falcón, en la rueda de prensa virtual del martes 26 de julio. El abogado dijo que había «un reconocimiento pleno».
Pero se mostró escéptico sobre el futuro de Monómeros, toda vez que, admitió, el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, reconoce a Maduro como presidente de Venezuela y no se ha referido en ningún momento al interinato. A principios de julio, Guaidó señaló que Petro no lo había contactado y tampoco fue invitado a la toma de posesión del próximo 7 de agosto en Bogotá.
Con el cambio político en Colombia, el interinato perderá a uno de los países aliados.
Estos cambios en el mapa regional que se han dado en los últimos dos años, también han reconfigurados los respaldos y el reconocimiento a Juan Guaidó, como ocurrió con el Grupo de Lima. En octubre, habrá elecciones presidenciales en Brasil y las encuestas dan ventaja al izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva sobre el mandatario en ejercicio Jair Bolsonaro.
El portal Crónica Uno cifró en enero de este año en cerca de 10 los Estados que conferían a los representantes del interinato la categoría de embajadores plenipotenciarios: Estados Unidos, Colombia, Brasil Canadá, Costa Rica, Guatemala, Paraguay, Ecuador y la Organización de los Estados Americanos (OEA).