Los politólogos Luis Salamanca y Ricardo Sucre Heredia creen que el sector opositor liderado por Juan Guaidó tendría una gran oportunidad si decide participar en los comicios parlamentarios del 6D, y estiman que muchas personas harán caso omiso de la política abstencionista
José Luis Carrillo / TalCual
“No se pueden obtener resultados diferentes aplicando las mismas estrategias” asevera un viejo dicho popular que puede perfectamente aplicarse a la decisión de la oposición mayoritaria (la que conformó la hoy extinta Mesa de la Unidad Democrática y actualmente está aglutinada alrededor del liderazgo del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó) que anunció que no concurrirá a las elecciones parlamentarias convocadas para el venidero seis de diciembre.
La política abstencionista fue aplicada por primera vez por la oposición con miras a las parlamentarias de 2005, y el resultado fue que el chavismo copó la totalidad de la AN, lo que le permitió aprobar diversas leyes, orgánicas incluidas, que respondían a sus intereses.
Para mayo de 2018 se convocaron elecciones presidenciales y la oposición de nuevo declinó participar, asegurando en esa oportunidad que no era válida la convocatoria hecha por la asamblea constituyente (que consideran ilegítima pues no fue convocada por el pueblo sino por el entonces Presidente) y esto permitió que Nicolás Maduro, en medio de una alta abstención, fuera reelecto en unos comicios donde surgió una oposición alternativa (que la mayoritaria acusa de colaboracionista) personificada principalmente por el exgobernador de Lara, Henri Falcón, pero en la que también aparecen Claudio Fermín y el disidente de la MUD Timoteo Zambrano.
Política abstencionista puede estar desconectada
Para el 6 de diciembre la oposición mayoritaria (la que fue ampliamente votada en los comicios parlamentarios de 2015, y esto le permitió hacerse del control del Parlamento), de nuevo apela a la no participación, a la política abstencionsita; sin embargo, ya los resultados de la postura se conocen y las condiciones del país son aún peores, por lo que no solo ya el impacto de la acción es menor, sino que la iniciativa puede estar desconectada completamente con lo que una población abrumada por los problemas puede querer hacer.
Para dilucidar los escenarios con miras a los comicios que dejarán a Juan Guaidó sin su cargo de presidente de la AN (aunque las elecciones puedan no ser reconocidas por algunos países lo cierto es que el período de los diputados fenecerá el 5 de diciembre de 2021) y por consiguiente de la base para su mandato interino, algo que podría resquebrajar el apoyo internacional con el que cuenta, TalCual conversó con los analistas políticos Luis Salamanca y Ricardo Sucre Heredia, quienes coinciden en señalar que, a menos que la oposición tenga un elemento adicional que sumar a su política abstencionista, pocos dividendos políticos podrá obtener repitiendo su estrategia.
Lecciones que dejó la política abstencionista
El doctor en Ciencias Políticas, abogado y profesor de Derecho Constitucional Luis Salamanca afirmó que, tomando en cuenta las experiencias anteriores, hay una serie de lecciones que deben ser tomadas en cuenta para prever lo que sucederá con la repetición de la política abstencionista por parte de la oposición mayoritaria.
“En 2018, se nos había ofrecido que, después del 20 de mayo, con el Frente Amplio Venezuela Libre se iba a dar una respuesta contundente y la misma no ocurrió; lo que apareció fue el desierto político que la oposición comenzó a transitar sin ver claro el panorama. Sin embargo, se estaba preparando en secreto una reacción contra la juramentación ilegítima de Maduro el 10 de enero de 2019 y a partir de allí surge el fenómeno Guaidó. Pero pasaron seis meses en el que no había respuesta opositora”, detalló Luis Salamanca.
Recordó que, para enero de 2019 surge de la nada Juan Guaidó, de quien se dijo era un político triple A, en el sentido de que no era un líder nacional. “Allí aparece una propuesta que en ese momento parecía como otra de las ilusorias que había planteado la AN como la del abandono del cargo, el enjuiciamiento a Maduro, que eran, digamos, propuestas impactantes pero que no resultaban prácticas porque no tenías el poder para hacerlas efectivas”.
Por todo, Salamanca considera que la gran pregunta es cuál sería ese asunto público que le permitiría a la oposición a partir del 6 de enero de 2021, al día siguiente de la toma de posesión de la nueva Asamblea Nacional, relanzar su política ante Maduro. “No veo ninguna, porque después lo que viene es referendo revocatorio a partir de enero de 2022”, acotó.
La lógica aplicada con la política abstencionista vuelve a ser la misma
Por su parte, el politólogo, psicólogo social y también docente Ricardo Sucre Heredia, aseguró que hay una repetición en el accionar de la oposición. “Si buscas los documentos de 2018, las posiciones y lo que se dijo, te das cuenta que es más o menos lo mismo. En febrero de ese año, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), planteó que no iba a participar, que era un fraude, que no había condiciones, y posteriormente anunció que se crearía el Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL), en marzo”, precisó el analista.
Recordó que, después de la elección presidencial, el FAVL afirmó que no se iba a reconocer a Maduro y que se iba a construir una especie de nueva unidad u oposición. “Así que yo diría que es lo mismo, otra vez se llama a un pacto, el pacto nacional y se espera la misma respuesta, una abstención grande y que eso produzca una crisis en el gobierno, que genere el quiebre y conduzca a la transición, la lógica es la misma”.
No obstante, Ricardo Sucre Heredia advirtió que las condiciones de 2020 no son las mismas de 2018.
“Hay diferencias importantes con respecto a 2018 –indicó Ricardo Sucre Heredia-, una es que, al contrario que hace dos años, el desapego de las personas hacia a los partidos políticos es mucho mayor. En las cifras de Datanalisis aparece que los independientes oscilaban entre un 40 y un 45% y en la última encuesta de ellos, la de mayo, el porcentaje de los que no se identifica es casi 60%.»
Añadió que otra diferencia importante es que, desde su perspectiva, la oposición ha perdido parte de su fuerza. «En 2018 eran un atractivo las posibilidades de la abstención; se esperaba que con eso el grupo de Lima y toda la presión internacional, el desenlace iba a ser rápido. Creo que la novedad de esa noticia ahora es menor si ves que la discusión fue mayormente en las redes sociales y en el mundo opositor. El impacto de hace dos años no lo tuvo”.
Hay más gente ahora dispuesta a votar
Para Luis Salamanca, Juan Guaidó, como líder visible de la oposición mayoritaria, está perdiendo el foco en esta elección al favorecer la política abstencionista y no proponer una opción unitaria como en 2015, algo que, considera, se podía hacer.
“Juan Guaidó viene construyendo un contrapoder al del régimen dictatorial sobre la base de tener el control de la AN, y eso es algo que se va a debilitar porque va a carecer de la AN. ¿Qué es mejor, que la AN esté en manos de Maduro o que esté en manos de Guaidó y la oposición? La respuesta es obvia; si estás en lucha contra un régimen dictatorial que tiene todavía mucho poder, tienes que irlo despojando de ese poder, tratando de cambiar la correlación de fuerzas que mantiene a Maduro todavía allí”, sostuvo Luis Salamanca.
Hizo énfasis en que se tiene que ir minando la correlación de fuerzas en torno a Nicolás Mduro y que eso no se va a lograr desde afuera. “La tienes que socavar desde adentro. Esa era la lección que había que sacar; no hay una utilidad inmediata de la política abstencionista, a menos que tengas una estrategia que no nos has dicho, algo bajo la mesa o la manga. Sí, EEUU dice que lo va a seguir apoyando, pero eso también va a depender de que Donald Trump sea reelecto. Los planes se pueden desbaratar si no es reelecto y hay muchas posibilidades de que eso ocurra”, estima el analista.
“¿Cuál debería ser la apuesta de Guaidó? Debe ser, frente a estas condiciones dictatoriales para una elección, opongo el poder del pueblo. En esta elección, si Guaidó decide cambiar la estrategia produciría un terremoto político de inmediato. Maduro tendría que pensar si haría las elecciones en diciembre, seguro las pospondría alegando la pandemia. ¿Con qué tarjeta participar? Todavía hay dos con las que podría hacerlo, solo que se requiere un gran criterio político que trascienda las sectas partidistas para por ejemplo salir con la tarjeta de Henrique Capriles, quien quiere participar, pero está solo en eso. Si Guaidó y él se ponen de acuerdo pueden hacerlo; también está la de UNT”, explicó Luis Salamanca.
Desesperación puede dar otro resultado
Ricardo Sucre Heredia también advierte que hay una mayor cantidad de personas que desea ir a votar y se basa en sondeos de opinión hechos recientemente. “El estudio de Delphos dice que si Guaidó llama a votar, hay un 60% que estaría dispuesto a votar, y que si no, es un 47%. El descenso es importante pero tampoco una gran cifra, no cae a 20%. Eso está asociado a otro cambio, que es la composición interna de la oposición, la intención de voto de la oposición es 50% contra 23% del chavismo, de ese 50% opositor, 30% se decanta alrededor del G4 y 20% se reparte entre los de la ‘mesa de la Casa Amarilla’ (la mesa de diálogo nacional) y los intervenidos por el TSJ (PJ y AD)”, detalló.
Considera que, si bien la política abstencionista es una decisión tomada por unanimidad, lo hizo ese 30% del G4, lo que indica que la fuerza de la oposición está diluida por la estrategia del gobierno de intervenir partidos, inhabilitar dirigentes, encarcelar personas, por su estrategia de control autoritario.
“Tengo la impresión de que lo que va a pasar es que muchos venezolanos, desesperados por buscar una salida a la situación van a votar. La gente va a decir, y es otra diferencia con respecto a hace dos años, mucha gente va a decir ‘eso no funcionó, mira como estamos, yo voy a expresar mi opinión por lo menos’. Va a haber como un deseo de expresar la opinión. Se sabe que son elecciones con condiciones adversas, que el gobierno controla, pero sobre otras acciones, muchas personas piensan que no tienen eficacia, como cierres de calle o protestas”, señaló Ricardo Sucre Heredia.
Escenarios posibles
Luis Salamanca asegura que el panorama luce muy complicado para el país con miras a la contienda electoral y que lo que parece más claro es que a partir de enero se establezca el nuevo sistema político que Nicolás Maduro está creando, del que no tiene dudas de que se trata de un sistema dictatorial, porque tiene acumulados los Poderes, públicos y fácticos.
“Ya tiene el judicial y el electoral a su disposición y va a tener el Legislativo. Los partiditos serán unos satélites. Es un sistema de partido hegemónico”, apuntó.
Hizo hincapié en que al gobierno no le importa que sus oponentes, políticos y votantes, participen de la elección. “Más bien no le interesa que lo hagas, deja que lo haga Henri Falcón porque éste no le va a ganar, y no lo puede hacer porque no tiene implantación nacional, ¿qué cantidad (de votos) pueden tener Cambiemos, Soluciones, Avanzada Progresista? El elector sabe que por ahí no es el camino, porque no están jugando claramente”.
Añadió que, si bien la abstención tiene un valor que sirve para medir el grado de legitimidad de un régimen, en cuanto a resultados políticos prácticos lo único que va a hacer es indicar que la población sigue estando en contra de Nicolás Maduro. “En términos políticos inmediatos no va a cambiar al gobierno porque no va a ocurrir que Maduro diga ‘en virtud de que no tengo el apoyo popular, porque fue a votar solo el 15%, renuncio’. Habría que ver qué efectos causa esa abstención en los otros sectores que acompañan al régimen. Entre los militares hay una situación no controlada totalmente, es más o menos convulsa. Hay que tener al sector castrense en un signo de interrogación, pero hay que esperar a las elecciones”, aseveró.
Dominio del PSUV
“Al olfato por ciento creo que la gente va a ir a votar –expresó Ricardo Sucre Heredia-, y que los niveles de abstención irán acercándose a la elección de 2018, es decir, menor a 54%, tal vez 52, 51%. ¿Qué puede pasar? Habrá que ver las postulaciones; uno podría decir que va a ser una AN con dominio del PSUV, pero más plural, con otras organizaciones. Maduro dirá ‘aquí hay una AN, se eligió bien y vamos a trabajar con ella’. Va a intentar cerrar el capítulo de la AN 2015”.
Estima además que habrá que ver cuál va a ser el comportamiento de los movimientos no chavistas que estarán en la AN. “La cuenta desde el mundo opositor es que son colaboracionistas, que va a ser una oposición de papel, pero yo tengo mis dudas. La teoría dice que, en general, en los gobiernos autoritarios los Parlamentos son para distribuir prebendas y mantener la estabilidad política; sin embargo, tengo mis reservas porque en Venezuela entra una situación particular, esta es una sociedad cimarrona, igualada, y ese elemento cultural va a pesar”, enfatizó.
Sin base de sustentación
Para Luis Salamanca, debido a la política abstencionista, en 2021 ocurrirá que Juan Guaidó no tendría la Asamblea Nacional como base de sustentación.
“Quiera o no va a haber un parlamento, ilegítimo o todo lo que quieras, pero va a haber uno y no sabemos dónde va a parlamentar Juan Guaidó, cómo se va a sostener. Ha sido el producto de que, electo diputado legítimamente, fue presidente de la AN legítimamente y, basado en el artículo 233 de la Constitución montó toda su estrategia como presidente interino; de allí el apoyo nacional e internacional y es una presidencia que, si bien no tiene pocos efectos internamente, los ha tenido afuera, ha nombrado embajadores, tiene control de Citgo, mueve recursos, no es el tradicional gobierno simbólico como los que se han generado en dictaduras en el pasado. Nicolás Maduro, por su parte, está logrando una fórmula de pandemia más abstención de la oposición mayoritaria es igual a control casi total de la Asamblea porque la ‘mesita’ no va a significar un contrapeso político importante”.
Reforzamiento
Finalmente, Ricardo Sucre Heredia indicó que la oposición está en una posición difícil. A su juicio, lo que podrían hacer es reforzar el porcentaje de electores que dice que no va a ir. No cree que ese 40% que dice que lo hará, así la oposición mayoritaria continúe su política abstencionista, lo puedan bajar.
“El que va a votar está como muy claro, porque el que vota es criticado, acusado de colaboracionista, que les pagan y que todavía digan que acudirán a votar demuestra es una opinión muy clara, no siento que pueda disminuir la cifra. ¿Qué van a hacer, una campaña de desprestigio? Va a ser una lucha a muerte; se está jugando la sostenibilidad política de la oposición, de la que quiere ir y de la que no. Siento que se la juega más la de la Asamblea Nacional, si hay una participación del 52%, chévere, no es la de otras épocas, pero pasaste.
«Lo otro que pueden hacer es seguir la lógica de estas personas que introdujeron la demanda ante el TSJ, luchar por las condiciones. Pero siento por lo que dijeron, y lo que dijo Elliot Abrams es que van a ejercer una presión para que se produzca la mayor abstención”, puntualizó.