Tocorón es ahora un cementerio de botellas, ropa y restos de electrodomésticos

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En las paredes de uno de los bares y restaurantes del antiguo penal de Tocorón, hoy desalojado, se puede leer el lema «Steak House. Enjoy». Este lugar, que solía ser el centro de operaciones de la banda criminal conocida como Tren de Aragua, cuenta con lujosas áreas de recreación, como una piscina y un parque infantil.

Curiosamente, según la esposa de un exrecluso, la vida dentro de la cárcel era más agradable y segura que en la calle. Sin embargo, la semana pasada, más de 11,000 miembros de las fuerzas de seguridad ocuparon el penal para poner fin al control de esta peligrosa banda que ha extendido su influencia a varios países de América Latina.

Aunque las autoridades permitieron una visita guiada al lugar para la prensa, se impusieron restricciones y los periodistas no pudieron acceder a los túneles excavados por la banda ni al antiguo zoológico que albergaba flamencos rosados. En una de las puertas de madera se puede leer el mensaje «GNB: el tren se acabó», que claramente pretende enviar un mensaje a todo el país.

El Tren de Aragua, que se estima tiene alrededor de 5,000 miembros, se dedica a actividades delictivas como secuestros, robos, tráfico de drogas, prostitución y extorsión. Además, han ampliado su influencia a otras actividades, como la minería ilegal. Esta banda está presente en ocho países latinoamericanos, incluyendo Colombia, Perú y Chile.

Una de las principales actividades del Tren de Aragua era el crimen organizado dentro de la población carcelaria. Según la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, su líder, conocido como Niño Guerrero, se benefició de la complicidad e incluso negoció con el gobierno para salir del penal antes de la operación de seguridad.

Durante la visita de la prensa al penal, se pudo observar cómo las excavadoras destruían un pequeño barrio que se encontraba dentro de la cárcel. Las autoridades no dieron explicaciones sobre esta acción, mientras las máquinas trituraban todo a su paso.

Muchos familiares de los reclusos aún esperan noticias sobre el destino de sus seres queridos y se encuentran angustiados. En medio del caos y la destrucción, se pueden ver restos de botellas de cerveza, montones de ropa, televisores y electrodomésticos abandonados.

Este operativo para retomar el control del penal de Tocorón ha dejado al descubierto la compleja realidad de las cárceles venezolanas y la lucha constante contra el crimen organizado. Aunque se ha logrado desmantelar esta banda, todavía queda mucho por hacer para mejorar la seguridad y el sistema penitenciario en el país.