El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) alertó que el deterioro de la infraestructura y los servicios básicos; así como la pérdida de encadenamientos sectoriales producto de la crisis interna y de las políticas económicas adversas al mercado ha fija «un techo muy bajo de crecimiento» en este año. Estimó que la tasa de inflación se mantendrá elevada, pudiendo llegar a superar 400%, «por encima de lo alcanzado en 2022 (276 %)»
El Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela crecerá 3,6% este año, mientras que la inflación cerrará el año sobre 400%, según pronósticos del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), publicados este sábado.
En el informe el instituto señaló que «hemos ajustado a la baja el ritmo de crecimiento del nivel de actividad económica para 2023, del 4,4%, al 3,6%». Indicó que la reducción de las tasas esperadas de crecimiento económico están «fundamentalmente explicadas por el pobre desempeño del sector petrolero».
El IIES de la UCAB destacó que el deterioro de la infraestructura y los servicios básicos, la pérdida de encadenamientos sectoriales producto de la prolongada crisis interna y de las políticas económicas adversas al mercado, el escaso acceso al crédito bancario y la falta de capital humano, han mermado significativamente el producto potencial, petrolero y no petrolero, fijando un techo muy bajo de crecimiento.
De acuerdo con el informe, la «pérdida de capacidad» de llevar a cabo políticas monetarias y cambiarias, tanto de estabilización como de crecimiento económico, así como la ausencia de espacio para aplicar una política fiscal expansiva y compensatoria, «hacen aún más difícil promover y sostener el nivel de actividad económica interna».
El IIES estimó que la tasa de inflación se mantendrá elevada, pudiendo llegar a superar 400%, «por encima de lo alcanzado en 2022 (276 %)».
«El incremento de la emisión de dinero, en un contexto de poca credibilidad en la moneda local, se tradujo en un deterioro de las expectativas inflacionarias y, como es natural, terminó depreciando el tipo de cambio y con ello incrementando las presiones inflacionarias», apuntó.
El estudio sostuvo que el Banco Central de Venezuela (BCV) ha «insistido» en seguir una política antiinflacionaria centrada en el uso del tipo de cambio nominal como principal ancla de los precios internos, «pero la elevada inflación y creciente dolarización limita mucho el alcance y éxito de tal política».
Según informó recientemente el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), entidad independiente al margen del BCV, la economía de Venezuela se contrajo 8,3% en los tres primeros meses del año respecto al mismo periodo de 2022, tras siete trimestres consecutivos de crecimiento, una caída que responde a la desaceleración del ritmo de producción de bienes y servicios.