Un 16 de junio nació Arturo Michelena, el venezolano que multiplicó los panes y peces en el lienzo

0
718

Arturo Michelena, pintor y retratista, quien -junto a nombres de la talla de Cristóbal Rojas, Antonio Herrera Toro y Martín Tovar y Tovar-, es considerado como uno de los más grandes artistas plásticos venezolanos del siglo XIX. Exponente por antonomasia del romanticismo tardío junto a Rojas.

Por este motivo, a través de @fundacionmuseos en Instagram y Twitter, la FMN invita al público a profundizar sobre la vida y obra del autor de importantes obras como Miranda en la Carraca (1896), Carlota Corday en el cadalso (1889), La vara rota (1892), Joven madre (1889), Niño enfermo (1886), La caridad (1888), Retrato ecuestre de Bolívar (1888), Pentesilea (1891), Mujer oriental (1889), Vuelvan caras o La batalla de Las Queseras del Medio (1890), la multiplicación de los panes y los peces (1897), Retrato de Lastenia Tello de Michelena (1890), Muerte de Sucre en Berruecos (1895) de  entre muchas otras piezas con temas históricos, mitológicos, religiosos, paisajes, retratos, estudios y dibujos.

Francisco Arturo Michelena Castillo nació en la ciudad de Valencia el 16 de junio de 1863. Fue el segundo hijo del matrimonio formado por Socorro Castillo Silva de Michelena (1839-1909) y de Juan Antonio Michelena (1832-1918.

En sus primeros pasos en la pintura, recibió enseñanzas de su tía Edelmira Michelena, pero fue su progenitor quien encauzó su precoz talento en la pintura. Cursó estudios en el colegio «Ramírez», fundado en 1868 por Lisando Ramírez, luego integró la planta estudiantil del colegio «Cajigal» en 1874. Luego recibió lecciones de Constanza de Sauvage, quien le enseñó a distribuir y aprovechar mejor los colores en sus creaciones, así como a perfeccionar algunos conocimientos técnicos.

Primeros colores

En 1874, Michelena realiza un Autorretrato (grafito y carboncillo sobre papel) que deja muy impresionado al escritor, periodista, empresario y político caraqueño Francisco de Sales Pérez, quien contrata al joven artista para realizar la ilustración de su obra «Ratos Perdidos» (1878), para ello Michelena realizó 10 imágenes con lápices, creyones y acuarela.

Para el año de 1875, Michelena trabaja en la restauración del Cuartel Anzoátegui (luego demolido) donde dibuja sobre el portón principal un transparente del escudo de Armas, inmediatamente en 1878 crea una serie de tipos populares como publicidad para una marca de cigarrillos propiedad del empresario Melchor Monteverde.

Con la producción de sus primeros retratos, entre 1879 y 1882, Michelena se asocia con su padre e instala en su hogar una academia de arte y galería. Además atiende los diferentes encargos provenientes de varias familias valencianas. En 1881, entre las muchas obras cuyo tema son los niños, realiza Niña con mariquita. También interviene en las pinturas que decoran la residencia de Juan Miguel Iturriza, actual Quinta La Isabela.

La oportunidad

Antonio Guzmán Blanco, «El Ilustre Americano», convoca en 1882 a las celebraciones por el centenario del nacimiento de Simón Bolívar a celebrarse al año siguiente, denominado «Gran Exposición de Venezuela».

En el pabellón construido para la ocasión, edificado sobre la antigua huerta del Convento de los Franciscanos (esquina de La Bolsa, Caracas), Michelena participa con dos obras  Alegoría a la República regenerada y Entrega de la Bandera al batallón invencible de Numancia al batallón sin nombre, con la cual gana la Medalla de Honor del evento.

1885-1890

Michelena consigue que el presidente Joaquín Crespo le asigne una beca de 60 pesos mensuales para estudiar en Francia. El 6 de mayo de 1885, se embarca hacia París junto a Martín Tovar y Tovar. En la capital gala se inscribe en la Académie Julien. Además se unirá a la Academia Colarosi. En 1886 compartiría su taller de trabajo con Cristóbal Rojas.

Michelena envía al Salón de Artistas Franceses Una visita electoral y El niño enfermo, con este último obtiene Medalla en Segunda Clase y el reconocimiento Hors Concours. A pesar de este éxito, el gobierno venezolano le suspende la beca sin dar explicaciones, sobrevive gracias a trabajos particulares y el apoyo de sus amigos. En 1887 realiza Leda y el cisne y al año siguiente concluye El retrato ecuestre de Bolívar, Autorretrato con Gorguera y La caridad.

En 1889 finalizó La joven madre (La jeune mère,) Carlota Corday camino al cadalso, con la que gana la Medalla de Primera Clase en la Exposición Universal de París. Consagrado como el máximo representante de la pintura venezolana en el exterior, regresó al país donde es homenajeado.

Lastenia

En uno de esos eventos, organizado por la Sociedad de Caracas el 3 de enero de 1890 (cuyo presidente era el pintor Antonio Herrera Toro), conoce a Lastenia Tello Mendoza, quien acompañaba a su padre el general José Ramón Tello.

Luego ese mismo año, y con motivo del centenario del nacimiento de José Antonio Páez, el gobierno de Raimundo Andueza Palacio le encarga una obra pictórica. Michelena presenta Vuelvan caras o La batalla de Las Queseras del Medio.  

A mediados de ese mes se casa con Lastenia. Como regalo de bodas, le obsequia La Virgen de los desposados (1890). Además ese mismo año realiza el retrato de su esposa con el vestido rojo (Lastenia Tello de Michelena).

Arturo y Lastenia se trasladaron a Europa de luna de miel. Trabaja en su taller ubicado en París y allí realiza obras como El Campo de Marte (1891),Pentesilea (1891) y La vara rota (1892). Es de resaltar que Pentesilea fue expuesta en el salón de la capital gala en 1891.

A pesar del reconocimiento que recibe, el matrimonio Michelena-Tello se ve acosado por la inestabilidad económica, y ya con el diagnóstico de tuberculosis del artista, deciden regresar a Venezuela. En ese momento adquiere un terreno en La Pastora, donde establece su residencia.

Michelena era aficionado a las carreras de caballos. Muestra de esa pasión son las obras Boceto para el Gran Premio Miranda: Hipódromo de Sabana Grande e Hipódromo de Sabana Grande (ambos de 1896).

En 1893 participó de nuevo en el Salón Francés con la obra Los hermanitos Aguerrevere. Realiza Alegoría de Colón, la cual exhibe en la Gran Exposición de Chicago (Estados Unidos) conjuntamente con Pentesilea, que resultó distinguida con la medalla de honor. En 1894, pinta La muerte de Cedeño.

La Pastora

A pesar de la enfermedad, no descansa en su pasión y para 1895, adquiere otro terreno (ubicado en la esquina de Urapal) para establecer un taller-escuela.

Trabajó en la realización artística del Palacio de Miraflores. Allí destacan en el «Salón Sol de Perú», dos figuras alegóricas El Día y La Noche y el Retrato Ecuestre del General Joaquín Crespo y las obras Flora (primavera) y Pomona (otoño) que están ubicadas en «El Salón de los Espejos». Participa en la Exposición Conmemorativa del Centenario del Natalicio del Mariscal Sucre con la pieza Muerte de Sucre en Berruecos. Entretanto, Diana Cazadora es terminada en 1896. Ese mismo año presenta la obra Miranda en La Carraca.

Con el fin de mejorar su estado de salud, Arturo Michelena y Lastenia se trasladan en 1897 a Los Teques. Luego de ocho meses deciden regresar a Caracas y pasa algún tiempo en Antímano. Pintó algunos paisajes rurales como El arado (s.f). Entre otras obras con motivos rurales se encuentranPaisaje de El Paraíso (1890) y Paisaje de San Bernardino (1892).

Inmortalidad y legado

Con su salud menguada, en 1897 realiza La Virgen de las palomas y La multiplicación de los panes y los peces (obra que se encuentra en la Santa Capilla de Caracas). Ya postrado en su cama, el pintor realiza sus últimas obras donde toca temas religiosos. Para llevarlos a cabo amarró sus pinceles a largas varas de madera que le permitieron trabajar. Arturo Michelena falleció el 29 de julio de 1898 a los 35 años de edad. Para honrar su legado, ese mismo año 173 de sus obras son expuestas en el Salón Rojo del Capitolio de Caracas. Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional el 29 de julio de 1948.

Para 1899 Tello de Michelena vende la casa de La Pastora, ocupada en la actualidad por una farmacia, y decide contratar al arquitecto Luis Malaussena Levrere para remodelar el estudio, el cual transforma en una vivienda y se muda a ella en 1903.

A principios de la década de los años 60 (s. XX), la viuda de Michelena donó al Estado venezolano todas las obras del artista, bienes muebles, documentos así como objetos personales y utilitarios que se convirtieron en génesis del Museo Arturo Michelena (MAM), el cual fue inaugurado el 16 de junio de 1963.

Vale destacar que las obras de Michelena también se encuentran bajo custodia patrimonial en el Museo de Bellas Artes y en la Galería de Arte Nacional, ambas instituciones integran la Fundación Museos Nacionales.

Es así como Michelena, a pesar de su corta carrera, dejó una impronta que se ha reafirmado con el pasar de las décadas. Piezas llenas de luz, color, sombras. Escenas naturales, miradas y gestos capturados en el tiempo y que son parte del acervo nacional.

Arturo Michelena muere en Caracas el 29 de julio de 1898, a los treinta y cinco años, aquejado por la tuberculosis, dejando numerosas obras inconclusas.